Epílogo

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El portal se cerró tras Isabelle.

No había ningún cazador en el Gard.

Un parpadeo inquieto pasó por su rostro. Nunca el Gard se encontraba vacío y menos aún con el problema que se les venía encima. Echándose el cabello para atrás se puso en mancha para la casa de su familia, tal vez ahí vería a Alec o a su madre. Cuando sus pies pisaron fuera, el frío se intensificó, si ella lo hubiera sabido antes habría traído el abrigo negro de ZARA que compró en España. Los hombros de Isabelle se relajaron, los cazadores se veían caminando a diferentes direcciones, algunos con paso rápido vestidos con sus trajes de combate y otros calmados pero con un objetivo, ella podía notarlo. Mientras caminaba no pudo evitar ver las curiosas miradas de varios cazadores preguntándose si el ángel les había escuchado las peticiones de salvación. Isabelle se limitó a rodar los ojos y seguir su camino entre las estrechas calles que se le cruzaban. La nephilim pensó en Simon, en lo fácil y doloroso que fue mentirle, su padre no había dicho absolutamente nada antes de irse solo un "Gracias", pero Isabelle no podía dejarlo a la suerte, toda su familia estaba en Idris y ella no podía esperar en la biblioteca a que el teléfono sonase y escuchar malas noticias.

- Maldita sea - Murmuró abrazándose para encontrar un poco de calor.

Mientras iba caminando empezó a sentir la presencia de alguien siguiéndola, su entrenamiento lo confirmaba y su instinto le decía que atacara antes de que sea demasiado tarde. Sus pies fueron cada vez más rápido y a la vez daba la vuelta por una calle alumbrada por unos faroles amarillos que colgaban de las puertas de las casas de los cazadores, la presencia la iba con la misma velocidad, seguía cada sonido hasta que la perdió de vista..o eso creía.

Isabelle apareció por la calle contraria con su látigo listo para ser agitado en el aire y romper algunos huesos, su mirada fue directa al chico de capucha gris tapando su rostro, con una chaqueta negra por el frío.

-¿Quién eres?- Exigió saber la muchacha.

Las manos del chico fueron a su rostro para sacar la capucha y exhibir su identidad.

Alec.

- Oh, por el Ángel - Dijo Isabelle lanzándose a los brazos de Alec, ocultó su rostro entre las ropas de su hermano -¿Que sucede contigo? Podría haberte matado -

- Lo sé - Se limitó a decir mientras la rodeaba con sus brazos, realmente la había extrañado.-¿Que haces aquí?- Se sacó la chaqueta y se la tendió a su hermana que no dudó en ponersela.

- Vengo a llevarte a casa, no puedes quedarte aquí...- Su mirada se disparó para todos lados acordándose de algo -¿Y Magnus?-

Alec le sacó el largo cabello de la chaqueta - Está bien, tiene una reunión con Jia..la primera desde que vinimos. Deberíamos llegar y hablar, te prepararé café - Le echó una segunda mirada de pies a cabeza - Al parecer no pensaste mucho y actuaste, al igual que siempre.

Isabelle entrecerró los ojos y siguieron su camino.

***

- De acuerdo - Dijo Alec ofreciéndole la taza de café humeante - Cuéntame lo que sucede.

Isabelle tomó un sorbo y empezó a relatar paso a paso lo que había sucedido luego de que él había tomado su camino a Alicante. Alec rodó los ojos cuando Isabelle lo llamó "Terrible hermano mayor". Cuando le contó sobre la contextura de los licántropos salvajes pudo advertir la postura de su hermano, sus labios se habían secado por lo que se los mojaba cada momento que podía.

¿Quién era yo? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora