17.• Buen chico

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La puerta principal se cierra silenciosamente, es temprano por la mañana, no deberían ser más de las siete; la figura esbelta e imperante de Agust se desliza como una sombra sigilosa en la penumbra de aquella construcción, que en algún punto en el tiempo, fue un hogar cálido, unido y armonioso.

Jimin duerme con profundidad, tiene a Yoongi acurrucado al costado de su cuerpo, con el rostro enterrado en la suave y delicada curvatura de su cuello, aspirando su aroma entre sueños. El brazo del chico rodea el cuerpo de su gatito, y ambos, aún en la inconsciencia del dormir, sienten la tranquilidad que provocan sus cercanías y presencias.

La puerta de la habitación de Jimin no está completamente cerrada, así que asomarse por ella no es tarea difícil para Agust.

El rubio ha tenido un rápido viaje en auto en el que llevó a Namjoon al aeropuerto. Luego de una extensa charla entre los amigos, Agust decidió -para su propio beneficio- que se quedaría un par de días más en Seúl, y qué perfecta sincronía con el universo, porque en tal situación, Jimin y Yoongi no tienen que quedarse solos en casa como se había planeado, sino que tendrán a un adulto responsable que se haga cargo de ellos mientras el padre del muchacho realiza su viaje de negocios.

Namjoon se ha despedido de Jimin la noche anterior, le ha dado indicaciones y tras un abrazo largo y nostálgico, le dice que volverá lo más pronto posible, quizás dentro de dos días, o tres.

¿Es tan fácil para Namjoon confiar en un colega al que ha vuelto a ver después de tanto tiempo? No sabe en qué tipo de persona se ha convertido, no conoce su forma de pensar, de ver, de vivir. No sabe si en verdad puede considerarlo una buena persona, pero Namjoon ha permitido con una facilidad alarmante la entrada del enemigo en su casa, y ha dejado a Jimin sin escapatoria y con situaciones cuestionables por venir.

La pacífica figura de Jimin se marca bajo las mantas, incluso desde la puerta y entre la umbría de la recámara se puede notar su serena respiración, su pecho sube y baja con tranquilidad.

Oh, Namjoon, ¿qué has hecho?

Yoongi se remueve mientas una sombría sonrisa curva los labios de Agust, el felino abre los ojos lentamente, una presencia extraña perturba su sueño, pero cuando despeja la mirada no hay nadie a la vista, en la habitación solo están él y Jimin. El felino mira a su amo y aunque todo aparenta estar en calma, una sensación de incertidumbre le aguijonea el pecho, se trata de un oscuro presagio que lo preocupa y lo llena de angustia.

El adormilado gato mira la puerta fijamente, como si esperase que algo sucediera, como si en cualquier momento alguien decidiera ingresar allí y destrozarlo todo. Yoongi se aferra a Jimin, refugiándose entre sus brazos y su aroma antes de cerrar los ojos con fuerza, rogando porque no sea más que su paranoia.

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Un aroma dulzón es lo que despierta a Jimin, el chico se estira aún en la cama y talla sus ojos con los puños cerrados mientras bosteza y un ruidito gutural, parecido a un suave gemido, retumba en sus cuerdas vocales. Yoongi aún está dormido, pero su habitación ya está inundada en luz solar, ¿qué hora era? Se sentía como si hubiera dormido más de lo usual.

Con cuidado sale de la cama y se dirige al baño, su vejiga está llena y necesita ser vaciada con urgencia. Luego del glorioso alivio lava sus dientes y su rostro, el agua fresca es una maravilla. Sin preocuparse por ponerse sandalias, o su par favorito de pantuflas, sale de la habitación y baja por las escaleras, el olor se intensifica con cada paso que da, haciéndolo sonreír y suspirar.

En la cocina lo recibe una imagen peculiar, Agust está cocinando panqueques, ya ha cortado algunas fresas y prepara algunos huevos revueltos con tocino, parece que tiene ya se ha encargado de todo, también ha hecho jugo de naranja fresco y el café está listo en la cafetera.

• Jimin's little cat •                      「YOONMIN」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora