El resto de los días de la semana, Violeta actuaba normal. Indiferente. Como de costumbre. Nada la emocionaba. Seguía con sus clases y sus sesiones como si nada. Ella no contaba nada sobre Chiara, Juan Carlos se encargaba de poner al corriente a Susana, Abril y Noemí. Mientras tanto, ella solo pasaba los días, esperando impacientemente la llegada del día sábado
Al fin había llegado. Cada semana le estaba resultando una eternidad. Tenía algo por lo que esperar cada día. Su padre siempre iba al centro comercial por la mañana, pero ese día tenía una emergencia en su consulta, así que había salido temprano por la mañana. Su madre, por otro lado, le había hecho el favor a su abuela de ir con ella a la peluquería, pues la mujer no quería ir sola. Así que las compras se tuvieron que posponer hasta después del almuerzo.
Violeta estuvo con expresión de enfado toda la mañana y no habló en ningún momento. Susana se disculpó con ella, aunque creía que el ser caprichosa y no tan solo una niña conformista, también era algo bueno de vez en cuando
Una vez terminado el almuerzo, Susana lavó los platos y se dirigieron al centro comercial. Violeta ni siquiera estaba segura de los horarios en los que Chiara se encontraba atendiendo. La ponía muy nerviosa el sólo hecho de pensar que sólo trabajara por la mañana, y, por ende, no verla aquel día. Para su suerte, al llegar, Chiara se encontraba allí
Se adentró en aquel local que comenzaba a conocer de memoria. Cada vez un poco menos nerviosa con respecto a la gente alrededor, pero no podía decir lo mismo con respecto a la chica que siempre se encargaba de atenderla. La vio venir hacia ella y tomó un CD al azar
-Bienvenida a OT’s World, Violeta- Dijo sonriente cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella. Recordaba su nombre. Se sintió tan especial que no sabría cómo describirlo ni siquiera en alguno de sus cuadernos llenos de palabras complejas- Me alegro de volver a verte- La cara de Violeta permanecía inmutable por fuera, pero su mente gritaba internamente- Creía que siempre vendrías por las mañanas, por lo visto, me equivocaba- Rió un poco y aquello fue música para sus oídos- Eso es…Bueno- Violeta escuchó eso y el enfado que había tenido durante toda la mañana se esfumó, desapareció en sólo un momento- Así a lo mejor podemos seguir la charla del otro día. Quiero decir, si no tienes prisa, of course…
Ahí estaba de nuevo, aquella mezcla de inglés y español que ya le había llamado la atención un par de veces antes, y que ahora podía notar que sucedía cuando hablaba de más o se ponía nerviosa. Además, tenía un muy buen acento. Tan dulce
Violeta negó con la cabeza- ¡Perfecto! Supongo que ya debes de haber almorzado- Violeta asintió ante la pregunta de la pelinegra- ¿Te gustaría pasar el rato conmigo mientras almuerzo? I’m so hungry- Violeta asintió. Era como si Chiara no fingiera simpatía con ella solo por ser cliente frecuente de su lugar de trabajo, era como si realmente le cayera bien
Chiara le hizo una seña para que la acompañara. Y entraron en la puerta de atrás del mostrador. Donde siempre envolvían las compras de la gente. Era un espacio bastante amplio. Contaba con un baño para los empleados, una pequeña cocina, una mesa que tenía algunos papeles encima, tres sillas alrededor de esta, una pizarra sobre la pared en la que es encontraban pegados varios post-its de colores con distintos recordatorios
-Puedes sentarte si quieres- Le dijo amablemente mientras se dirigía a la pequeña nevera, tomando un tupper con sandwiches en él. Violeta le hizo caso, se sentó en una de las sillas, Chiara se sentó junto a ella en otra de las sillas- ¿Quieres uno? Los ha hecho mi madre- Violeta negó con la cabeza. Le hubiera encantado tomar uno, pero estaba llena del almuerzo
Vio como Chiara comenzó a devorar su sándwich. Al parecer de verdad tenía hambre. Se había quedado embobada mirándola. Después de notar cómo Violeta la miraba con suma concentración y después de terminar su segundo sándwich la miró
-¿Es entretenido verme comer?- Preguntó divertida y bebió un sorbo de su coca-cola
Violeta se quedó congelada. No sabía qué responderle. Si decía que sí, quedaría como una clase de acosadora enferma. Si decía que no, cabía la posibilidad de que Chiara se ofendiera. Chiara notó el pánico en sus ojos
-Violeta relájate, era una broma. Siempre hago ese tipo de comentarios sarcásticos y estúpidos. Lo siento si ha sonado un poco borde- Violeta negó con la cabeza indicandole que no había sido su culpa- Eres muy tímida, ¿Verdad?- Violeta sólo la miró fijamente algo asustada, temía que se diera cuenta de su maldito problema y dejara de hablarle- I mean, sólo te he escuchado decir dos palabras en cuatro semanas. Me parece injusto. Tienes una voz genial, es un desperdicio que no la uses más a menudo- La chica no hacía más que mirarla sorprendida- Te propongo algo, tu vienes a visitarme todos los sábados, y yo te ayudo a superar tu problema de timidez. A menos que yo sea la única con la que no hablas mucho- Violeta negó- Vale, ¿Qué te parece si empiezas por dejar de asentir y negar todo el tiempo con tu cabeza? No me molesta, eres bastante tierna cuando lo haces, pero sólo debes responder con un par de palabras de dos letras cada una. No suena tan difícil ¿Verdad?- Violeta asintió con la cabeza y Chiara dejó escapar una pequeña risa- Parece que vamos a tardar un poco- Se colocó el pelo con una de sus manos y una sonrisa- Venga, otra vez, ¿Estás dispuesta a hacerlo?
No era nada que no hubieran intentado con ella, distintas personas, con distintos métodos, durante años. Lograr que hablara como una persona normal. Todo había sido inútil. Un porcentaje lo relacionaba con la poca fuerza de voluntad que Violeta ponía de su parte en poder mejorar. Y allí ahora estaba Chiara frente a ella. Sonriéndole. Queriendo ayudarla sin que nadie se lo haya pedido. Sin pedir nada a cambio. Sin saber cuál era el problema de Violeta. No podía negarse. No quería decepcionarla. No a ella. Estaba a punto de asentir con su cabeza, por simple impulso, pero se detuvo
-Si
Respondió finalmente con la vista clavada en el suelo. Cuando volvió a subir su mirada se encontró con la imagen de Chiara, con el codo apoyado en la mesa, con la cabeza apoyada en su mano derecha y una gran sonrisa que hacía que se formaran pequeñas arrugas al lado de sus ojos. Sus malditos ojos
-Ya son un total de tres palabras- Dijo sin dejar de sonreírUna simple palabra y podía verla sonreír así. A lo mejor si se esforzaba por cambiar, lo podía conseguir. Si la recompensa era que Chiara se alegrara por eso, definitivamente valdría la pena
La puerta se abrió, era una de sus compañeras de trabajo. La chica rubia y bajita. Entró con una caja en sus manos que a juzgar por la fotografía, tenía dentro un altavoz. Cortó un trozo grande de papel azul, el mismo con el que Chiara envolvía semana tras semana sus CD’s, lo pegó con cinta adhesiva todo en su lugar. Salió de allí con el paquete ya envuelto
-Ella es Denna. Es una chica muy agradable. Fue la primera a la que le hablé cuando empecé a trabajar aquí. El chico se llama Cris.. También es muy agradable, aunque tardamos un poco más en hablar, es un poco tímido. A veces creo que le gusto…Esto del amor es tan complicado…Además, yo solo lo veo como un amigo
Violeta no supo bien porqué, pero el saber que Chiara le gustaba a uno de sus compañeros de trabajo la hizo sentir molesta
-Oh- Dijo Chiara con desilusión en la voz al ver el reloj- Tengo que volver al trabajo
Guardó el resto de la comida y la bebida en la nevera. Salieron de la habitación y efectuaron la compra como de costumbre
-Que disfrutes la compra. Te veo pronto- Se despidió amablemente
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La chica de los CD's (Kivi)
FanfictionLa monótona e insípida vida de Violeta será puesta del revés cuando visita la tienda de CD's donde encontrará los ojos esmeralda más brillantes que haya visto nunca Adaptación de una historia Larry (El chico de los de CD's de HeHasBlueEyes)