7. Nieve

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El sábado siguiente fue un día muy frío. Estaba nevando mucho. Las calles de la ciudad de Barcelona se encontraban cubiertas por un manto blanco de nieve. Susana le prohibió a Violeta ir al centro comercial caminando y ella y Juan Carlos estarían ocupados esa tarde, así que debieron hacer las compras en la mañana.

Violeta no se contentó en absoluto con eso. Pero las opciones eran verla solo unos momentos, o no verla. Juan Carlos sabía a la perfección que eso le molestaría, pero era preferible lidiar con un capricho a que Violeta enfermara. Además, ir al centro comercial la ponía de buen humor. En unas horas simplemente olvidaría toda esa cuestión

Cuando entró al local, Chiara la miró sorprendida- Bonito gorro, te queda muy bien- Le dijo cuando estuvo frente a ella

Violeta bajó la mirada. Llevaba un gorro de color gris y una bufanda azul debido al frío. Chiara todos los sábados prestaba atención a cualquier cambio en la actitud de Violeta. Sea bueno o malo. Tenía razones para hacerlo. Pero hasta el momento las cosas no hacían más que mejorar

-A juzgar por tu ropa, deduzco que está haciendo mucho frío

Violeta asintió. Pero ella misma se sorprendió y dijo rápidamente que sí, corrigiéndose. No acostumbraba a hablar con nadie que no fuera Chiara, así que simplemente olvidó que le había pedido no responder con gestos corporales y lo hizo inconscientemente

-Está bien- Dijo sonriente Chiara- No voy a demandarte por no responder con palabras. Con las demás personas sigues reemplazando con gestos tantas respuestas como puedes ¿Verdad?

-Si

-No lo hagas

Violeta la miró atónita. Esas palabras en boca de cualquier otra persona podrían sonar tan rudas. Pero con Chiara no ocurría eso. Ella solo las decía de una manera tan tierna. Como si estuviera realmente interesada en ayudarla a ser mejor. Pero los favores eran cada vez más grandes. La había obedecido en todo hasta el momento, pero no estaba segura de poder lograr lo que le pedía esta vez

-Solo nos vemos una vez a la semana, es de esperarse que pierdas la costumbre de responder con tu voz. Si practicas será más fácil. Confía en mí- Le dijo con una cálida sonrisa

Violeta pensó que lo que Chiara decía sonaba lógico. Y sobre todo le había pedido que confiara en ella. No quería decepcionarla. Era lo último que quería hacer

-Lo intentaré- Dijo aún algo dubitativa en su interior

-Realmente lo aprecio- Sonrió aún más- Además estoy segura que no soy la única persona que se alegrará por eso

Violeta comprendió que Chiara también pensaba en su familia. En cómo se alegrarían si ella hablaba con ellos. Pensó en la felicidad que eso podía provocarle a sus padres. Después de todo, ella estaba siendo egoísta al no brindarles algo, sabiendo que les haría bien.

Pero no era su intención privarlos de esa felicidad. No era algo que hiciera a propósito, así que lo intentaría. Intentaría devolverles algo del cariño recibido durante tantos años. Ella estaba lejos de ser la hija perfecta que unos padres querrían, pero Susana y Juan Carlos siempre la quisieron, la mimaron y fueron pacientes con ella

A los ojos de ellos, era perfecta en cierta forma.

Lo menos que podía hacer era darles algo a cambio, demostrarles su gratitud. Pensó en la gran persona que era Chiara. Preocuparse por la felicidad de personas que ni siquiera conocía en persona. Pensó en lo maravillosa que era por lograr hacerla entender. Ella debía esforzarse por mejorar. Nadie iba a hacer ese trabajo por ella. Fue como si años de culpa cayeran sobre sus hombros como un balde de agua fría. Se había quedado mirando un punto en la nada. Pensando

-Chiara- Se escuchó la voz de Cris

Ambas salieron de sus pensamientos y lo miraron

-Si, ya voy- Dijo la pelinegra

Violeta se apenó un poco, no era la primera vez que le llamaban la atención a Chiara por distraerse hablando con ella. Se sintió un estorbo

-Lo siento, parece que otra vez tendré que almorzar a solas. Espero que el clima mejore la próxima semana

-También yo

-Por cierto, es bonito- Añadió mientras le entregaba el disco ya envuelto

-¿El qué?- Preguntó confundida la pelirroja

-El anillo- Señaló el anillo dorado en el dedo anular de Violeta. Tenía una decoración en forma de corazón rojo que brillaba bajo la luz cálida del local

Violeta sonrió levemente al recordar cómo su padre se había emocionado tanto solo por ver que mostraba cierto interés en el objeto y se lo compró enseguida

-Gracias

En verdad esperaba poder pasar más tiempo con Chiara la próxima vez. Cada vez parecían más largas las horas que debía esperar. Cada vez parecía avanzar más rápido el tiempo que pasaba junto a ella. Ella. Eso era en todo lo que pensaba. Al llegar a su habitación ese día; luego de guardar su CD sin desenvolver, dentro de la caja, debajo de su cama, tomó uno de sus tantos CD’s y comenzó a reproducirlo. Se tendió sobre la cama, con la mirada perdida en el blanco techo

Se encontraba con las manos detrás de su cabeza, con sus dedos entrelazados, girando lentamente el anillo en su dedo. Todo lo que hacía era oír ese relajante sonido. Sonaba una canción especialmente romántica. Nunca había prestado suma importancia a las letras de las canciones. En muchas ocasiones las escogía sólo basándose en lo relajante que eran. Pero en esa ocasión era diferente.

Prestaba atención a cada palabra, a cada frase. Hablaban de amor. De sentimientos hacia otra persona. Violeta seguía sin lograr quitar a Chiara de su mente a medida que las canciones sonaban y todo comenzaba a mezclarse. Chiara, las canciones, sus sentimientos ¿Qué sentía por Chiara? Chiara le agradaba. Le agradaba mucho.

Pero no en la manera que sus padres o su hermana le agradaban. Ella era tan amable. Tan amigable, tan guapa, tan atractiva. Ella era…Simplemente perfecta. A los ojos de Violeta, Chiara era perfecta. Tapó su rostro con sus manos y suspiró

Lo supo en ese momento. Chiara le gustaba. Chiara le gustaba y no había nada que ella pudiera hacer para evitarlo. No podía decirle lo que sentía, definitivamente no era una opción, la vería como una rarita, se alejaría de ella y eso no podría soportarlo. Pensó que las cosas seguirían de igual manera. Lo único que estaba a su alcance era tratar de ser mejor. Esforzarse por actuar como una persona común y corriente. Aunque eso fue jodidamente difícil para ella. Debía dar su mejor esfuerzo. Si el premio era una sonrisa de orgullo en el rostro de Chiara, todo el esfuerzo valdría la pena. Escribió en su diario la fecha de cuando descubrió cómo se sentía, aquel 3 de diciembre

La chica de los CD's (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora