8. Esa es tu opinión

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Los siguientes días, mientras sus padres se encontraban trabajando y las clases con Abril habían acabado, ella se encontraba sola en su casa. Como de costumbre desde que era una niña. Comenzó a practicar en soledad. Comenzó balbuceando de a una palabra. Luego eso se convertiría en un susurro. Luego en una palabra dicha en voz baja. Y finalmente en una palabra propiamente dicha. Luego intentó hablar varias palabras de una sola vez. Eso se le dificultaba bastante pero al menos tenía la tranquilidad de estar hablando consigo misma

Cualquiera que hubiera visto la escena se hubiera mofado. Una maldita idiota de diecisiete años, hablando sola, practicando hablar para hacerlo bien, cuando a todo el resto del mundo le era algo tan fácil, tan natural. Pensaba que era patética, pero no dejó de esforzarse. Fue un proceso lento, avanzaba un poco más día a día. Cuando finalmente logró hablar medianamente bien, decidió llevar su entrenamiento un poco más lejos. Se paró frente al gran espejo de su habitación, pretendiendo que su reflejo se trataba de cualquier otra persona. Podía ver el miedo en sus ojos. Se quedó callada unos minutos. Pero imaginó la figura de Chiara en el espejo, por sobre su reflejo. Sonreía, mordiendo apenas su labio inferior

-Puedes hacerlo, Violeta

En su imaginación escuchó claramente a Chiara decir eso al otro lado del espejo. Okay. Finalmente estaba enloqueciendo. Pero es que ella sabía que probablemente esas serían sus palabras si se encontrara con ella en ese momento. El reflejo producto de su imaginación se esfumó y volvió a estar frente a su peor enemigo. Ella misma

Apretó sus puños. Tomó una gran bocanada de aire y miró su reflejo con expresión desafiante

-¡Soy Violeta Hódar y no tengo miedo! ¿Sabes por qué? ¡Porque Chiara confía en mí. Y ella me hace fuerte!

Exclamó. Se alejó del espejo y se dejó caer de espaldas en su cama. Tenía la respiración agitada y su pulso temblaba. A pesar de sus persistentes nervios, sintió una oleada de orgullo recorrer su cuerpo. La auto superación definitivamente se sentía de maravilla

Al anochecer sus padres llegaron del trabajo y se encontraban preparando la cena. Violeta se dirigió a la cocina a tomar un vaso de agua. Se encontraba vestida tan solo con unas crocs en sus pies y una toalla ceñida a su cuerpo. Ella se encontraba seca. Sus padres la observaron

-¿Vas a ducharte?- Preguntó Susana, aunque la respuesta fuera obvia

-Sí- Respondió y se dio media vuelta, retirándose del lugar

-Está bien. Procuraremos no abrir los grifos- Añadió amablemente su padre mientras la miraba irse

Ambos siguieron con sus labores pero mientras Susana le daba a probar una cuchara de salsa a Juan Carlos, de repente algo la dejó en shock, haciendo que dejara caer la cuchara, esparciendo parte de salsa en la camisa de su marido. Un verdadero desastre. Pero no pudo importarle menos a ninguno de los dos porque Juan Carlos también había caído en la cuenta de lo que había sucedido

-”¿Si?”- Dijeron ambos en voz alta, porque sus voces internas no eran suficientes para expresar su asombro. Violeta hacía ya muchos años que había dejado de usar esa palabra al tener un sustituto gestual. Ambos se miraron con los ojos aguados y se abrazaron, sin importarles mancharse de salsa

(...)

En la sesión con Noemí también ella pudo notar el drástico cambio. Violeta respondía a todas las preguntas luego de unos pocos segundos. Le dirige de vez en cuando la mirada. No estaba usando gestos para reemplazar palabras. Tanto Noemí como Susana y Juan Carlos no podían salir de su asombro

-Violeta, amor, despierta- La meció su madre por encima de las mantas- Debemos ir a la casa de los abuelos

Violeta estaba semi dormida, pero oír eso simplemente le quitó todo rastro de sueño. En un movimiento brusco quitó las mantas que la cubrían y miró fijamente a su madre. Era sábado. Los sábados eran su día especial. Su día libre. El día en que veía a Chiara. ¿Por qué ir a la casa de sus abuelos? Eso sólo lo hacían los domingos. La miró con el ceño fruncido en espera de una respuesta, aunque ninguna que pudieran darle le agradaría

La chica de los CD's (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora