12. Creep

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Violeta dio un largo y pesado suspiro antes de ingresar al local ese día. Nadie podría predecir qué ocurriría. Largos ratos practicando cantar mientras se encontraba sola en su casa. Ataques de frustración. Malestares estomacales debido a los nervios. Pérdida del sueño. A veces parecía un sinsentido lo mucho que estaba esforzándose para lograr tal estupidez, pero inmediatamente recordaba el rostro sublime de Chiara, y lo que significaba para ella y parecía ser la cosa con más sentido

Divisó a Chiara atendiendo a un cliente. Esperó a que terminara su labor y la saludó

-¿Aún quieres hacerlo?- Preguntó ella. Su expresión tenía una sonrisa, pero no había que ser ningún genio para saber que se derrumbaría en caso de obtener un no por respuesta

-Si- Dijo algo tímida. No era momento de retractarse

Chiara sonrió, mordiendo su labio inferior. Tratando de ocultar una parte de su enorme felicidad

-Ven- Dijo tomando suavemente su mano, mediante la cual Violeta pudo sentir el frío metal que adornaba su dedo desde su cumpleaños número 17

No ingresaron en la pequeña habitación detrás del mostrador como era habitual, sino que se dirigieron al fondo. Un depósito repleto de cajas enormes de cartón apiladas de manera ordenada una encima de la otra. Estaban ordenadas según el tipo de instrumento y por distintas marcas y tamaños. Era un lugar enorme. Chiara cerró la puerta al ingresar y le colocó el seguro

-Así podremos estar tranquilas sin que nadie nos moleste. Escogí este lugar porque es muy amplio y silencioso. Las paredes son muy gruesas entonces no se escuchan los sonidos al otro lado y viceversa

Violeta prestó atención y era verdad. Todo el ambiente había quedado en completo silencio. Ya no se oía el bullicio del centro comercial. Ni siquiera a lo lejos

-También pedí como favor a Cris y Denna que me cubran durante más tiempo hoy, así podremos disfrutar el momento. Tú sabes, sin prisa

Violeta sonrió. Chiara se estaba esforzando muchísimo en eso. La siguió hasta un par de sillas enfrentadas que se encontraban más adelante en el depósito. Junto a una de las sillas se encontraba apoyada una guitarra acústica color marrón oscuro con algunas partes más desgastadas. Supuso que debía ser la antigua guitarra de Ruslana. Chiara la tomó, se sentó en su silla y la posó en su regazo. Violeta se sentó frente a ella. Tenía sus manos aferradas a sus rodillas y temblaba un poco. No quería echar a perder todo

-Relájate- La armoniosa voz de Chiara la sacó de sus pensamientos- Lo harás bien. Confía en mí

La pelirroja apenas asintió, aún bastante nerviosa

-Déjame verificar que esté todo en orden un momento

Acarició un par de cuerdas con sus finos y delgados dedos, tocando apenas unos escasos acordes. Chiara estaba muy nerviosa, pero se mostraba confiada para transmitirle esa sensación de confianza a Violeta y que así no estuviera tensa

-Bien ¿Estás lista?- Preguntó con una sonrisa

-Si- Dijo y pasó rápidamente la lengua por encima de sus labios para que no estuvieran resecos, esta acción no pasó desapercibida por la pelinegra, quien de igual forma imitó el gesto

Chiara se crujió los dedos, aclaró su garganta y empezó a tocar. Suaves y para nada forzados acordes formaban una hermosa melodía acústica. Violeta tragó saliva. Pero extrañamente el ambiente la relajaba. Nunca había estado tan aislada del mundo con alguien más, siempre se encontraba dentro de su burbuja de pensamientos, sola. Pero ahora era diferente. Paz y tranquilidad en su forma más pura, compartida con Chiara. Con su persona favorita, su Kiki

La chica de los CD's (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora