CAP 3 - Fantasmas de una familia.

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***

Altagracia permanecía estática mirando un retrato suyo con su hermana y sobrina. Aquella conversación con Mónica la dejó cavilando muchas cosas.

-"Solo me confundiste más, no respondiste mi pregunta."

Si lo hizo, solo no fué directo al grano.

-"Escucha, ya te te ayudé a escapar, pero no quiero que te sientas obligada a seguir conviviendo conmigo, si no quieres no te voy a forzar y no te preocupes que no voy a delatarte con nadie ni Saúl tampoco."

No podía negar que sí deseaba alejarse de Mónica, Saúl todavía rondaba su cabeza y si el viaje hasta acá ya fué demasiado incómodo no quería imaginarse el martirio de la posibilidad de verlo constantemente al juntarse con su hija y sabía que eso sí era posible pues fué ella quien lo incluyó en esto. Pero fuera de eso creía que todos estarían mejor sin su presencia y así prefería mantenerse, lejos, muy lejos para no seguir estorbando a ninguna de las personas que le importan, mucho menos a Mónica.

-"Monica -llamó tomando su mano -Te juro que no es que no quiera, es que..."

-"Mira, no creas que ando desesperada. Si no te interesa yo lo entiendo, recogeré mis cosas para irme de tu casa."

-"Yo también quiero pasar tiempo contigo."

Vió aquel rayo de ilusión en ella que intentó disimular, francamente no la entendía si tiempo atrás del día de su boda ella le había dejado muy en claro todo lo contrario a sentir eso, ilusión de pasar tiempo con ella.

-¿En qué piensas? -Interrogó Matamoros sacándole de su cueva de pensamientos.

-Me siento mal...

-¿Qué tienes, te duele mucho? Recuestate, voy a buscar al...

-No, tonto -rió leve por su intensidad -Me refiero a...si no sé si hice lo correcto con Mónica.

-Tú aceptaste seguir en contacto con ella cuando escapemos, ¿no quieres eso?

-Claro que sí, pero...

-Mira, yo te conozco lo suficiente como para saber que lo dices por Saúl. No tengo ni idea si lo amas o si lo odias aunque tal vez ambas, pero no permitas que eso te aleje de tu hija otra vez, lo mejor que puedes hacer es dejar de lado todo lo que sucedió con el y concentrarte en lo que de verdad importa, Mónica.

-Matamoros, matamos, ¿qué haría sin tí? Tienes toda la razón.

-Yo siempre.

-Por cierto, ¿el médico cuando llega?

-De hecho está esperando afuera, por eso vine.

-Entonces que pase.

Mientras tanto Saúl y Mónica se encontraban sentados en la sala viendo televisión para lograr pasar el rato ya que ni siquiera habían hablado con Altagracia en qué cuarto iban a dormir, quedaron en cuidarla en esa casa mientras se recuperaba por completo y claro que sabían de sobra que Matamoros se bastaba para eso, pero Mónica insistió. Además estaba más relajada después de la conversación que tuvo con su madre.

-Me parece extraño que ningún vecino haya venido a asomarse o a tocar, por lo que entendí hace tiempo que esta casa no se habita y en zonas como esta la gente suele salir a dar la bienvenida a los nuevos vecinos.

-Mi amor, recuerda que fuimos muy discretos, además no creo que nadie sospeche que hay movimiento aquí porque Altagracia la ha mantenido arreglada desde hace años. -Aclaró Mónica.

Alma de Acero || NavagraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora