CAP 29 - Gato extraviado.

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"Frase creativa y reflexiva que haga spoiler del capítulo."

***

–Son unos hijos de puta –maldije, intentando desatar mi mano, sin éxito –¡Que no se distraigan estos idiotas! Porque les meto la que le hice a Rafael si se me descuidan.

–Estaría encantado de ayudarte con eso. –Me habló Matamoros del otro lado, tocándose la cabeza, tenía un golpe.

Todos estábamos encadenados a un muro bajito y como de ladrillo, pero feo, cada uno traía una cadena en su muñeca. Se notaba que estos tipos que nos metieron aquí tenían experiencia levantando gente, pues sobraban algunas cadenas.

–Preciosa, tranquilízate. Nos vamos a largar de aquí, pero te necesito con la cabeza fría.

–¿Tú qué hablas? Estás más perdido que yo, no me vengas con esas.

–Lo sé, pero alguien te tiene que amansar ese genio aunque sea un rato, tu cabecita se descontrola cuando te enojas.

Agradezco que Navarrete está cerca de mí, a este cabrón no me le voy a despegar porque lo suelto un momento y hace cualquier pavada.

–Mamá, ¿qué está pasando? No entiendo nada. –Preguntó mi sobrina Isabela.

–¿Tú crees que yo sí? Solo puedo pensar que nos agarraron como venganza o algo así, estaban buscando a Saúl.

–Como siempre el licenciadito cagandola. –Rasgué mi garganta, pateando una piedra pequeña del suelo.

Estaba el sitio muy descuidado, el piso tenía papeles de basura y el suelo era como de piedra o tierra... no podía ver muy bien, me acostumbré a la oscuridad pero solo había una ventana en lo alto que dejaba medio entrar luz.

 no podía ver muy bien, me acostumbré a la oscuridad pero solo había una ventana en lo alto que dejaba medio entrar luz

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(Referencia, así pero más feo.)

Me recordaba a la escena de cuando Francisco Vega me secuestró, con la diferencia de que aún no nos habían hecho nada.

–¡Bueno, bueno! Se acabó la fiesta –Entraron dos tipos con unas bandejas, esta vez no tenían capuchas.

Tomé chance para analizarlos rápido, uno de ellos traía unas llaves colgando del bolsillo y los dos tenían armas. Tenían tatuajes sobretodo en brazos y su olor a cigarro no tardó en agobiarme.

–¿Ustedes qué? –me levanté y puse un pie al frente, no quería demostrar miedo –Que yo sepa no le debo plata a nadie, y si es por la idiota de Mónica o Saúl pues yo lo pago y nos dejan ir.

–Mamá, porfavor.

–No, no se trata de lana. Acá las preguntas las hacemos nosotros, bella... ¿dónde carajos está Saúl Aguirre?

–¿Y qué vamos a saber nosotros de ese inútil? No estén mamando.

–Esa boquita, muñeca. –Ambos dejaron sus bandejas en el suelo y se sacó el arma del pantalón.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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