CAP 1 - Peso de estar viva.

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***

Había olvidado lo que era la paz.

Hasta que sentí como mi cuerpo se alivianaba lentamente, o se tensaba, era difícil saberlo.

Quizás la tranquilidad que llegué a sentir en ese momento fué la razón por la que ignoré los fuertes dolores que estaba sintiendo en distintas zonas de mi cuerpo, incluso mi interior se llenaba lentamente de agua, agua que quemaba a lo desgraciado. Pero después de literalmente estar siendo perseguida por toda la maldita policía, esto no parecía tan malo e incluso podía disfrutar ligeramente del dolor, dolor piadoso, el cual era la señal de que estaba segura nuevamente.

El mar siempre había sido mi zona de confort, sé que sonará ridículo pero lo sentía como una de las pocas "personas" (por decirlo de alguna manera) en las que podía confiar, en el estaba grabada toda la historia de mi vida; La playa dónde me sumergía junto a mi primer amor, el muelle donde presencié su muerte y la de mis padres, mismo lugar donde quedé embarazada y sola con mi hermana, dónde por primera vez me besé con... Saúl.

Maldito Saúl.

Es tan decepcionante que aún en este instante dónde parecía estar refugiada en mi lugar seguro no podía evitar pensar en Saúl, quien a su vez era una de las razones por las que me encontraba aquí en primer lugar.

Pero tenía cosas más importantes que lamentar, por ejemplo el hecho de que todo el país sabe que armé todo un río de sangre contra mis violadores y contra el hombre que quería usar mis desgracias para hundirme, que nunca podré superar la culpa por hacerle la vida imposible a mi propia hija, y que ahora mi sobrina y mi propia hermana no quieren saber nada de mí...Regina y yo compartimos toda una vida el mismo dolor y compañía y ahora me desprecia ¿irónico, no?

Posé de nuevo mi atención en que ahora no tenía por qué "hundirme" en eso, ¡Ja, siempre tan graciosa, Altagracia! después de todo estaba a punto de acabar con toda esa basura que fué mi vida, claro que hubieron cosas buenas, pero la sombra de mi pasado nunca me dejó en paz.

***

Beep, beep...

Un extraño pitido me hizo eco. Cada vez se hacía más y más molesto, con la esperanza de saber de dónde venía abrí mis ojos.

-¿Mamá?...¿¡Altagracia, me escuchas!? -Gritó alguien casi que en mi oído, si supiera lo que está pasando le hubiera reclamado el susto que me metió.

Esa voz que tardé en reconocer me hizo abrir los ojos de golpe. Ladeé mis ojos hacia todos lados tratando de identificar el lugar, el blanco aturdente me daba a entender que estaba en el hospital con...

-¿Móni...ca? -Dije apenas por lo áspero de mi garganta y juro que todavía podía sentir granos de arena raspandome. -Mo..ni...Mónic...

-Ssshh, no puedes hablar. Porfavor tranquila.

Estaba aquí, conmigo, estaba preocupada por mí. Algo que solo pude presenciar una vez el día de su boda, mismo día que la abandoné de nuevo y aún así ella seguía a mi lado.

-Móni...ca...¡Mónica!

-Mamá estás muy delicada, porfavor no sigas. -Me susurró con cierta ternura. -¡Voy por Adolfo!

Me quedé unos minutos intentando recapitular todo lo que había sucedido y así esclarecer mi memoria. Recuerdo que estaba apuntandole a Saúl para dispararle, pero ahí fué cuando me fijé en que Mónica estaba mirando y me fuí de ahí.

Admito que fué de las mayores estupideces de mi vida pero, ¿quién no querría meterle un balazo a ese imbécil? Después fué la metiche de Karen quien me disparó a mí y me fuí hasta la playa con la intención de quitarme la vida. Estaba de lo más feliz disfrutando de mi libertad hasta que eso se cortó por alguna razón y luego estoy despertando aquí.

-Adolfo, necesito saber cómo está mi mamá.

-Mónica, todavía no la he revisado. Pero tú ya sabías que está muy delicada, la tuvimos en coma inducido por varios días.

-¿¡Qué!? -Grité, en ese momento es como si hubieran recordado que estaban hablando frente a mí.

-Altagracia, no puedes seguir hablando, ahora porfavor relájate para que te podamos revisar. -Posó su mano en mi hombro.

Comenzó todo el protocolo de mi revisión y blablabla, en eso me explicó que había tragado mucha agua y probablemente me hubiera muerto de no ser porque lograron sacarme del agua a tiempo.

-También tienes varias heridas generales debido a que el mar te sacudió muy fuerte, eso solo complicó más el disparo de tu brazo aunque ya no le queda tanto para sanar. No te voy a mentir, es un verdadero milagro que estés con vida. -Yo solo asentí a duras penas. -Bueno, ya las dejo solas.

-Altagracia, me alegro mucho de que estés con vida. -Susurró Mónica cerca de mí. -Por favor no vuelvas a intentar quitarte la vida.

Cerré mis ojos en forma de afirmación, tal vez eso la dejaría más tranquila. Aunque sinceramente no me alegra en absoluto el hecho de estar respirando, ¿por qué, no era mejor dejarme en el mar? Me cortaron la paz que sentía al haber cumplido la promesa que le hice a César y a mi familia, no tenía más razones para vivir en ese momento y era mi tiempo de irme para siempre, así todos serían felices.

Miré a Mónica, no creo en su sonrisa, no creo en sus palabras de agradecimiento sobre que estoy bien.

Este es el peso de vivir, saber que por mucho que se alegren de tenerte con ellos, estarían mejor sin tu presencia.

***

Alma de Acero || NavagraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora