CAP 8 - Perfume de hombre.

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–Bien, entonces el plazo para obtener la herencia será de mínimo 15 días. La empresa se reparte según los términos del testamento y las demás propiedades se van para quien les correspondan

–Aún no puedo creer que mi tía te haya dejado la mitad de su constructora.

–La neta es que yo tampoco, Isa, pero Altagracia siempre resulta una cajita de sorpresas.

–¿Por qué siempre hablas de ella como si estuviera presente? –Llega Regina entregándoles una taza de chocolate a cada una.

–Porque...porque aún después de fallecida sale con cada cosa, es muy loco todo este asunto.

–Sí...ella siempre tenía algún secreto oculto. La verdad es que para mí ya era una costumbre, era una mujer muy rara con ciertas cosas.

–¿Y ustedes, piensan trabajar en la empresa? –Interroga soplando la taza.

–La verdad es que no, no me interesa y ya tengo mucho trabajo con la fundación como para encargarme de una empresa.

–A mí sí me gustaría trabajar ahí, mi carrera de la universidad no me consume tanto tiempo y quisiera ayudarte, prima, se que es mucha carga para una sola persona.

–De igual forma aunque no quieras trabajar ahí te llegará dinero pues el 25% es tuya, tía. Y muchas gracias, Isa, el abogado va a tener mucho trabajo con nosotras –en eso le entró una llamada, vió el número de reojo y se levantó para responder –Ahorita vengo.

–Bueno, Mónica.

–¡Altagracia! llevo todo el santo día esperando una llamada tuya, me estaba preocupando.

–¡Perdón, perdón! He tenido mucho...trabajo, pero desde ahora te llamaré mucho más, ¿cómo estás tú y cómo está todo por allá?

–Bien, ya hicimos todo el trámite de la herencia, Roldán nos va a ayudar a poder manejar la empresa, aunque parece que mi tía quería quedarse con la hacienda porque cambió de cara cuando vió que me la dejaste a mí.

–Esa hacienda es sagrada para mí y no confío en que ellas la conserven, son capaces de venderla.

–No creo, me pareció que ella también le tenía cariño, pero en fin, ¿tú cómo estás, qué tienes que estás así de desaparecida?

–Pues...digamos que descubrí que la ciudad del amor no es lo que quiero para mi vida, estaba pensando en cambiar de número e irme a otro lado.

–¿Pasó algo?

"Pasó de todo" pensó.

–No, no, solo que ya probamos de todo para entretenernos y ya nos quedamos sin nada para hacer, tenía al menos la emoción de que la policía me siguiera pero ya ni eso.

–Te juro que a veces eres tan rara.

–¡Ey, no me juzgues!, eran divertidas esas persecuciones. Pero ya, ya, debo irme porque ya son las 8:00 y Matamoros me está molestando para que cene. Nos vemos, cuídate mucho.

–Tú también, mamá.

–Tal vez pronto me regrese para allá, quisiera verte.

Alma de Acero || NavagraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora