El café se había enfriado y Louis seguía observándolo en total silencio, a ratos girando la cuchara dentro de la taza, revolviendo azúcar y crema que no añadió, disolviendo por enésima vez el granillo instantáneo, como si dicha característica final fuese una sátira que sólo él descifró, en colaboración con su miserable exceso de pensamientos. Estar sentado frente a su escritorio no estaba funcionando para orillarlo a enfrentar el cuaderno abierto y el bolígrafo encima; buscaba cualquier otro extremo de su habitación al cual contemplar, y también terminaba huyendo de ellos.
La pintura desgastada, la madera vieja y las medallas colgadas en un par de clavos ensartados en la pared. Nada de eso sería una vía de escape si lo ponía junto a aquella página, en la cual la tinta negra recitaba la frase en la que un poeta escupiría por su banalidad, pero era el encabezado ideal para el fracasado intento de lista de un chico de diecinueve años. Había encontrado la sola que jalaba el control de sus manos, enroscándose en sus pies y muñecas en el asiento de conductor, dentro de un auto que va cuesta abajo en una colina. Ya no debía indagar más.
"Sentir me está arruinando la vida"
Bebió casi todo el amargo café en su taza y escribió el número uno.
1. Todo lo que toco desaparece.
Sus dedos fueron poseídos por impulsos ajenos a razones. No enlistaba las raíces, sino las ramas, atadas unas a otras, orgullosas por arruinar la belleza de las hojas sanas.
2. No soy bueno fingiendo que las personas dejan de existir.
3. Me quedo justo donde todo termina para los demás. Nunca termina para mí.
4. Si dejo que esto crezca, seré capaz de arrancarme el corazón para entregárselo y le agradeceré si lo arroja a una chimenea.
5. Si hay algo que odio más que la lluvia y su combinación con el sol.
6. No puedo repararlo, tampoco a mí.
7. Subir demasiado hace que mueras al caer.
8. Poner los ojos demasiado alto es para ilusos que se lanzan al fuego sin ser empujados.
9. Él no es mío, no lo será ni aunque construya una corona y me haga pasar por uno más de su mundo.
10. Necesitarlo tanto no me hace feliz, me hace querer morir.
Paró por un instante al escuchar la notificación en su celular. Llevaba días frenando abruptamente la rotación del planeta ante cualquier avistamiento que pudiera conducir a Harry, sin embargo, siempre descendía al mismo resultado: una pantalla que mostraba un mensaje de remitente radicalmente opuesto, un tintineo vacío, una mirada esquivada en el pasillo, un cambio de dirección cuando estaban por encontrarse de frente.
Louis precisaba desahogar el aliento que se atascó junto a las palabras que añoraban gritar "haz algo, di algo, finge que te importa". A él ya no le quedaba nada, el desborde de estrepitosas sensaciones arrasó con su torre de raciocinio y precaución, se mofó de su debilidad al hacerla trizas. Dejó de llevar un conteo de la batalla, ya no tenía ningún maldito sentido, si al final debía reconocer que Harry tuvo la absoluta ventaja desde el primer segundo.
Después de todo, era él quien sostenía el volante del auto la primera vez que se vieron.
La súbita apertura de la puerta lo instó a cerrar el cuaderno. Effy entró, con el entrecejo sutilmente tenso, en claro contraste con su hija, cuya energía invadió la recámara mientras se adelantaba a sus pasos, corriendo hacia Louis. El chico se levantó.
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Angels Like Him | L.S
RomanceLouis logra sobreponerse a su situación económica al conseguir una beca deportiva para estudiar en una universidad de alcurnia y, desde la primera vez que cruzó una mirada con el arrogante hijo del director, declaró a Harry Edward Styles como el ser...