Effy había adquirido una aleatoria fijación por las velas aromáticas que denominaba "de temporada", desde el otoño pasado, cuando en su casa se impregnó un perfume de canela y calabaza; alardeaba el potencial que burbujeaba en un par de débiles gotas de fuego para ceñir un inapreciable manto sobre una construcción sin calefacción. Honestamente, Louis no notó una laudable diferencia entre la presencia y ausencia de las mentadas velas, no hasta que abrió la puerta y la calidez llegó hasta su corazón, aunada al aroma a pino, rosas y, como adición, las luces navideñas que no habían sido retiradas, aguardando por el regreso del hermano menor. Casi parecía que los días no habían transcurrido, que Louis no había estrechado la mano de leyendas millonarias ni se había jurado amor con el príncipe de Windsor en Mánchester.
No había terminado de contemplar la reunión de sus hermanos, Malcolm y Olive en la sala, cuando Effy ya estaba saltándole encima para apretarlo en sus brazos, en sincronía con el resto levántandose de sus asientos.
—¡Déjalo respirar!—Zayn reía. Jodidamente tenía una escandalosa sonrisa en los labios. ¿Qué milagro era ese? Louis sólo acababa de llegar.
—¡Cállate, es mío! ¡Siento que lleva meses fuera!—chilló su hermana, apartándose levemente para observarlo, casi como si lo auscultara a través del tanteo de sus manos en su rostro—. ¡¿Por qué incluso te ves más adulto, eh?!
—No me he afeitado desde ayer—Louis se encogió de hombros, esbozando una sonrisa.
—¡Tío, ¿es cierto que en los hoteles usas una tarjeta para abrir la puerta y no una llave normal?! ¡¿Fuiste Royal Exchange?! ¡¿Y a la Arena Mánchester?!
—Muchas preguntas, señorita, va una por una—le indicó Effy a su hija, tirando juguetonamente de la coleta en su cabello.
—En el hotel donde estuve sí, y no fui a ninguno de esos dos, pero estuve en el Museo Nacional de Fútbol y en la Galería de Arte, pero, ¿no vas a decir que me echaste de menos aunque sea un poco? ¿estabas haciendo una fiesta aquí sin mí?—Louis le respondió a la niña, usando sus dos manos para sujetarla del torso, cargándola en el aire a la vez que daba vueltas sobre su eje. Olive estalló en risotadas que cesaron hasta que volvió a colocarla en el suelo.
Olive le rodeó la cintura con los brazos y pegó su mejilla a su abdomen.
—Claro que te extrañé mucho.
—Más te vale, porque te traje obsequios. Bueno, les traje a todos, pero me estoy muriendo de sed, ¿les molesta si...?
La estupefacción lo instó a atropellar sus propias palabras, originada por el hecho de que, en cuando su sobrina lo soltó, Zayn lo abrazó con fuerza genuinamente afectiva; no había palmaditas de incomodidad por el exceso de contacto físico, tampoco lo sentía rígido, era un maldito abrazo común. Había olvidado la última vez que eso ocurrió, ni siquiera se despidieron cuando Louis se fue la semana pasada, porque, para empezar, su hermano no estuvo en casa el día entero. Effy y Malcolm compartieron una mirada de grata sorpresa.
—Estoy muy orgulloso de ti—susurró Zayn.
Pese al impacto del cual no se recuperaría en horas, correspondió. Hubiera querido articular, no obstante, el nudo en su garganta le sugirió que evadiera la humillación de quebrarse la voz en el intento. El mayor de los Tomlinson se separó, y Louis parpadeó varias veces para confirmar que su sonrisa seguía prendada a sus comisuras. Sí, estaba ahí. Zayn estaba...inmensamente feliz.
Lo había atestiguado experimentar todas las emociones posibles, excepto tristeza explícita y desbordante alegría. Jamás creyó que la segunda aventajaría a la primera.
—¡Ahora sí, nadie repita turno, voy yo!—declaró Malcolm, precipitándose a apretar a Louis en un abrazo tan brusco como eufórico por el que Louis casi trastabilló hacia atrás, riendo—. ¡Cabrón, eres mi puto héroe! ¡Manchester United, joder, ¿cómo estás tan tranquilo?!
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Angels Like Him | L.S
RomansaLouis logra sobreponerse a su situación económica al conseguir una beca deportiva para estudiar en una universidad de alcurnia y, desde la primera vez que cruzó una mirada con el arrogante hijo del director, declaró a Harry Edward Styles como el ser...