Fast Runner (Changlix)

DIECISIETE

Innie usualmente no es de las personas que despierten rápidamente ante algo, te iba el sueño pesado. Changbin a veces bromeaba con él diciéndole que era más fácil que la casa se derrumbara con él adentro a qué Jeongin se despertara, pues nunca escuchaba ruidos, incluso si temblaba, Jeongin no sentía nada, mucho menos se despertaba. Había días en los que ni siquiera oía al ruidoso gallo que cantaba más cerca de su ventana que de los demás, el gallo tan bonito que a veces Jeongin odiaba por escandaloso.

Era normal que no despertara temprano, más aún en invierno, porque vamos ¿Quien quiere abandonar su camita calientita y reconfortante por el frío invernal y las tareas diarias? Nadie, nadie en su sano juicio quiere eso, solo un psicópata se levanta de la cama con ganas de querer hacerlo, eso o una persona muy entusiasta, sin embargo, estaba tan claro que Jeongin lo era una de esas personas. Jeongin amaba lo cómoda de su cama, sus cobijas calientitas, sus almohadas suavecitas, su peluche Ramón la rana y lo espacioso de su habitación, pero sobre todo, amaba completamente los días fríos de invierno, porque tomaba chocolate caliente, se podía poner los mejores outfits de invierno con botas calientes y gorros a la moda, aunque amaba aún más que Changbin no le jodía todo el tiempo con tener que despertarse temprano, porque para su suerte, su hermano también se quedaba dormido a veces y eso siempre eran buenas noticias.

El chiste de esto es que este día, este maravilloso día mientras Jeongin soñaba con que estaba en un concierto de Taylor Swift y que le apuntaba a él para subir al escenario mientras le cantaba king of my heart y le regalaba un beso, fue que escucho aquel ruido. A principio creyó que era parte del mismo sueño, quizá era el motor de la moto de Jungkook apareciendo en medio del show para enfrentarse con Taylor por su amor por Jeongin, pero entonces el motor se escuchó más claro y luego, cuando su mente tomo claridad y sus dos cantantes favoritos iban desvaneciéndose de su mente, fue que se dio cuenta de que en efecto, un motor había sonado, uno que no escuchaba desde hace muchísimo tiempo y que si se mantenía vigente era por el constante chequeo de Jeongin para que esté no se estropeará.

Jeongin en ese instante tuvo dos emociones distintas en medio de su corto circuito. Una era felicidad porque por lo menos con sus pocos conocimientos de mecánica pudo mantener los motores carísimos a raya, así que no era tan malo en eso, si pudo con eso, obviamente podía mantener viva su camioneta vieja que le ayudaba bastante, muy bien, Jeongin, te mereces un beso. Se felicito, pero entonces fue cuando sintió aquella otra emoción y esta vez el tablero de emociones que por un momento estuvo de amarillo por su trabajo, ahora se pintó de rojo. Enojo.

Yang Jeongin sintió enojo, uno burbujeante que le comenzó en el estómago y le subió como bilis, un enojó casi palpable que le pinto las orejas de rojo y lo hizo bufar como un toro cuando se asomó a la ventana y vio dicha escena en la lejanía.

No podía creerlo, eso era casi imposible, era imposible que Changbin estuviera ahí, seguro y Félix había robado dicho auto, sí, era lo más seguro, pues realmente Changbin no había puesto un pie en ese lugar por año, años enteros, años dolorosos para él, para ambos. Jeongin sintió enojo, un enojó tan horrible porque sintió que esto era abuso de confianza, Félix no debía tocar lo que no era suyo, no merecía estar arriba de aquel auto como si nada sin saber el amor sentimental que Changbin guardaba dentro de su primer auto de carreras.

Estaba por bajar, reclamarle como un loco y echarlo a patadas de su casa, ya después le daría una excusa a su hermano, pero en este momento no, él necesitaba poner en su lugar al rubio, él necesitaba dejarle en claro todo y si no entendía entonces dejar por muerto su trato, correrlo a patadas y listo, Changbin no tendría porque saberlo todo, podían evadir que su hermano o supiera todo, asunto arreglado, fácil, sencillo, pero entonces sucedió aquello que lo dejo en shock.