DIECISÉIS

344 58 8
                                    

Changbin siempre creyó que cuando toda la bomba resurgirá, cuando la caja de Pandora se abriera nuevamente, él se sentiría como la mismísima mierda. Tan mal como se sintió antes, tenía un miedo infinito a que aquel abismo que sintió en su pecho volviera a resurgir y se sintiera junto como lo hizo.

Tenía la idea de que su corazón no soportaría está vez y que tantas emociones solo tumbarían al piso, pensó ciertamente que el aire se le atoraría y que posiblemente el dolor físico como mental, también estuvieran asociados como la última vez en que su mundo se derrumbó. Aquella lejana noche de la cual aun no podía recordar demasiado, tiene en cuenta que la desesperación lo tumbo de rodilla en el pasillo que dirigía a su apartamento, sentía una opresión en el pecho, las paredes le hacían sentir claustrofobicor. Innie así lo encontró, de rodillas sosteniéndose el pecho y sintiendo que todo se le caía encima, sentía un vacío inundando su pecho y al mismo tiempo sentía todo, una sensación tan extraña y agobiante que a veces de recordarla le daba un mal sabor de boca. Aquella vez Changbin lloró desesperado rogando que todo fuera una pesadilla, una pesadilla de la cual el sonido de su alarma lo despertaría, Pero no fue así, él fue como un terremoto en su vida, Louis, ese era nombre de aquel quien le destrozó, Louis, la catástrofe de su vida.

Changbin lloró descontrolado en el piso, su mente hablaba y hablaba y los oidos le zumbaban, Innie tuvo que meterlo a casa a duras penas, tuvo que intentar controlar el primer ataque ansioso que tuvo Changbin cuando supo que todo lo que construyó ya no existía, se había caído como papel, por una sacudida, todo eso paso solo porque le gustó un chico.

Changbin no recuerda mucho de ese suceso, solo recuerda mirar el papel de su despido y como todo caía a la mierda. Una hoja de demanda, la prensa en su espalda y todo mundo llamándolo violento, todo mundo tachandole de violentador, siendo casi un monstruo. Fueron tiempos horribles que sin duda le dejaron una huella en pecho, tan, tan grande como se puede sentir aquello que te quita todo. El único error de Changbin no fue estar con aquel hombre, su error sin duda, fue el confiar tanto en él como si fuera su Dios. Changbin perdió todo la última vez que se enamoró de alguien, la última vez que le gustó alguien, que alguien le hizo sentir algo realmente profundo y de eso paso más de seis años, sin embargo, hoy en día, pudo notar algo distinto.

Siempre trato de evitar el tema, trato de hacerse el desentendido, tratar de enterrar aquello que lo hirió y jamás intentar recordarlo nunca, como un tema tabú que no se tocaba ni en la cena, ni en la hora del trabajo, un tema que su hermano no podía tocar jamás, ni los autos, ni su vida famosa, menos los estúpidos reporteros, nada, todo estaba prohibido, como si esa vida nunca hubiera existido. Encerró todo lo que conoció, amo y sintió en una bodega retirada de su casa y juro que jamás la abriría para nada, sin embargo, aquella noche, aquella cuando encerró todo dentro, tenía el corazón tan, tan herido que ni siquiera podía creer que realmente volvería a sentir algo por alguien; entre juramentos, lágrimas y una despedida que se sentía como un luto, Changbin puso candado a la puerta y enterró quien fue ahí mismo, se enterró a él y a su corazón destrozado y se dijo que ya nunca más lo necesitaría. Cerro la puerta sin pensarlo y de esa forma evito sus daños, aún sabiendo que dentro de él un todo existía, un todo tan parcial que muchas veces lo flagelo y lo hizo sentirse culpable de sus desdicha.

Sin embargo, hoy estaba ahí, vivo, el dolor no lo había matado y sus fuerzas de voluntad no lo aventaron al precipicio, Changbin supo que de amor no iba a morir y que así como el tiempo, todo pasa tarde o temprano. Changbin no murió de amor, aunque creyó que lo haría, Changbin simplemente sobrevivió y un día, simplemente lo que creyó que lo mataría, simplemente paso. Hoy en día, él estaba en ese lugar donde la remota idea de volver a estar parado era lejana hasta hace más de una semana, entonces ¿Que pasó?

Lo que pasó tenía nombre, su nombre era Lee Felix.

Suena estúpidamente mágico, de ensueño que una persona venga y te quite los males, que sea la medicina para tu dolor y que te aliviane como un profeta, lamentablemente (o no), eso no sucede, Changbin sabía que realmente Félix no era el mesías que llegó a tomar su mano y salvarlo del vacío, Changbin sabía que no era él la medicina, ni el causante de que su mente sanará, Félix no era morfina, menos Aspirina, Felix no era terapia, menos aún amnesia, sin embargo, él le ayudo a darse cuenta que ya nada era como lo fue, fue quien de alguna forma, tan sutil, tan ligera poco perceptible, fue quien le enseño que ya tenía los ojos abiertos y los brazos extendidos a la nueva faceta de su vida. Félix no fue el camino de curación, caídas y levantadas, Félix no fue el proceso de sanación, sin embargo, Félix se sentía como una meta, alguien por quién te atreves a ser mejor persona para poder alcanzarlo, Félix era aquella persona por la que quieres ser mejor persona cada día. Para ser una buena persona, para darnos la oportunidad de realmente ser plenos y entregados, debemos sanar. Lo bueno de esto es que Changbin ya había sanado.

Fast Runner (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora