DIECINUEVE

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¿Han sentido alguna vez que los oidos zumban y el exterior se vuelve borroso? Es como si te encerraran en una caja donde poco a poco te limitarán el espacio, pierdes el aliento, todo te consume, todo regresa como un golpe brutal de realidad que te tira al piso y te aplasta hasta sentirte pequeño, algunas veces pasa en situaciones de pánico, otras otras por ansiedad, esta vez a Changbine llegó por decepción.

Estaba claro que para Changbin, Louis ya no era una persona importante, ya no valía la pena siquiera voltearlo a mirar. Su presencia fuera de su casa no fue una sacudida de piso, pues ya no era una persona importante para él, ya no más. Sin embargo, la presencia de él fuera de su hogar solo representaba malos presagios, malas noticias y sin duda, dolor.

Louis era como un calvario, como un karma o una tormenta de la cual al parecer siempre perseguirá a Changbin haga lo que haga para deshacerse de él, simplemente Louis no se iría tan fácil, es como la mala hierba que cubre las plantas y las eclipsa, algo parecido. Louis era como la hiedra, como un veneno, un parásito mal vibroso que era peor que las pulgas. Una plaga, un mal momento, una desdicha. Y un vez más, justo cuando Changbin realmente había creído que jamás lo lastimaría de alguna forma, justo cuando su vida brillaba, todo se acomodaba y los engranajes coincidían, justo cuando ya no se sentía tan solo, cuando estaba dando un paso gigante, él volvía.

Porque todo vuelve, es algo que ya sabemos, todo vuelve como si viviéramos en un estado cíclico, todo vuelve de una u otra forma, cuando lo necesitamos o cuando no, todo vuelve, el invierno vuelve cada año, los pájaros regresan a casa, a veces todo vuelve, lamentablemente, Louis también lo hizo.

De otra manera, con otro propósito, pero volvió, volvió y ocasionó lo que más sabe hacer. Daño. Louis dañaba todo a su paso, era como una tormenta de arena desenfrenada, como la catástrofe, Louis solo traía malas noticias.

Changbin sólo pudo girar la cabezaa dirección de Félix, lo miró rogando que no, que no era averdad que ellos no se conocían, que Félix no era un sucio reportero, rezó porque nada de eso fuera real, nada todo lo que salió de la boca de Louis fuera verdad. Deseo con fuerza que Felix sonriera burlón, negara rotundamente y le dijera: "está loco, cierrale la puerta, no lo conozco" entonces Changbin lo haría feliz, cerraría la puerta, haría oídos sordos y regresaría tumbarse al sillón junto con Félix par hablarse cualquier estupidez. Se acostarían en el sofá, ambos prepararían el desayuno después, recogerían los huevos y le llevarían el desayuno a los cochinos, incluso visitaran como todos los días a Yoyo y también le enseñaría otra lección de carreras. Se reirán tanto que les dolería la panza y sellarían el día con una sesión de besos tan apasionante y entregada, ellos harían eso, ellos podrían hacer eso todos los días si solamente Félix negara.

Pero entonces el cuerpo de Félix lo delató. Lo delató al quedarse quieto, blanco del susto, con la boca entreabierta y los ojos mirándole suplicante. Changbin lo supo, Changbin ya lo sabía.

Miénteme, miénteme, miénteme, Lix, por favor, miénteme.

— ¿E~es verdad, Lix?— le preguntó con calma, como si le ha Lara a un gatito con miedo a punto de atacar, con premura.

— Por supuesto que es verdad, Changbinnie. — habló Louis con bastante burla en el tono de voz. Eso quería, quería mirar a Félix con desdén, quitando el trabajo de su vida, recordándole que siempre estaría por debajo de él hiciera lo que hiciera, Félix jamás sería competencia para él, por más que quisiera todo lo que el tenía.

— Tu cállate, no quiero escucharte.— La voz ruda con la que se dirigió Changbin hacia él fue algo desconcertante. Antes jamás le hablo así, ni siquiera cuando se enfrentaron en el juicio o cuando le reclamo, nada, Changbin siempre lo trato dulce incluso si su corazón dolía por la traición que le hizo.— Lixie, no es verdad, ¿Cierto?

Fast Runner (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora