1- Vaggie

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¡Hola! Estoy trabajando con dos historias a la vez, por lo que intentaré sacar capítulos lo más rápido posible :D. ¡Diviértanse!

Ya no la aguantaba más. No quería ni verla, por que minutos antes me había besado como "novia" que era. Me sentía siendo una infiel. Me sentía siendo una traidora. Mi cuerpo y mi alma, las dos eran para mi querido demonio de la radio, mi "senpai". 

Curioso, ¿en qué momento sería influenciada por un invento japonés? Que curioso era, pero le gustaba el papel de loca. Por primera vez.

-Vaggie -dije haciéndome la triste- ¿Podemos hablar?

-Ahora no. Estoy ocupada -dijo cortante

-¿Que te pasa?

-¿Qué te pasa a ti? Estás obsesionada con Alastor ¿o qué?

-Vaggie se puede saber por que eres bipolar

-NO SOY BIPOLAR, lo que pasa es que tu eres ingenua y no entiendes que ver a tu pareja con la mano de otro duele

-Mira Vaggie, si no puedes entender la naturaleza de nuestro hotel, que es ser uno mismo e intentar redimirse... Alastor es así. Él no eligio ser así de caballeroso.

-¿CABALLEROSO? Te quiere en su puta cama

La verdad.... no me molestaría 

-¿Vaggie de que vas?

-Estoy harta de tí Charlie. Quiero cortar

Yo me reí un poco bajito. 

-Con mucho gusto. Por desgracia... si no intentas redimirte te vas a ir de este hotel ahora mismo. 

-Pues me intentaré redimir- dijo ella asustada

-¡Que bien! Tenemos un nuevo cliente, firma en este pergamino *imaginense un pergamino dorado :v* y serás una residente

-Charlie, se que acabamos de cortar... pero, no me trates como a los demás

-Oh, ¿que quieres? ¿QUE TE TRATE PEOR? CON GUSTO- dijo sacando su forma demoníaca.

Vaggie salió por patas de la habitación, estaba aterrorizada. Cuando consiguió salir, algo la agarró y la metió a su cuarto. 

El día había terminado, yo estaba feliz (y soltera). Esto era perfecto, solo tenía que empezar a conquistarlo... se me ocurrían miles de formas de conquistarlo, pero ¿cual sería la mejor?

Bajé las escaleras, feliz. Si Vaggie se redimía, no tendría que preocuparse por si se la encontraba por el infierno caminando de la mano con su querido Radio Demon. Solo con pensarlo me sonrojaba. Que suerte tenía él de tenerme. 

Bajé las escaleras para encontrarme a Ángel apenado tocándome el hombro.

-Lo siento mucho Charlie... nunca he sufrido una ruptura, no se como se siente... lo siento

-NInguna de las dos estabamos cómodas. Fué bonito mientras dudo -dije "triste"

-No tengas ni la menor duda, ahora piensa "yey" estás soltera- dijo intentando sacar algo bueno.

<No lo dudes, querido Ángel, ya lo hago> -pensé de forma sádica. 

-Jaja, gracias. ¿Me ayudarás a superarla? -dije sinpática y "esperanzadora"

-Claro que sí lo haré. -dijo él afirmando. 

Derrepente sentí que me ponía nerviosa y sonrojada. Una sombra salió detrás mía. 

-Oh, querida... Me apena que hayas acabado con tu relación -dijo. No le creí y me hice esperanzas. 

-A mi no tanto, no lo estabamos pasando bien, es mejor así... -dije delante de todos.

-Entiendo, eres una gran persona, dulzura -dijo él.

Mi cara se tornó roja. AMABA con todo mi corazón cuando él me decía así. Me hacía sentir querida. Querida, algo que ni Vaggie, ni padre, ni madre... consiguieron darme. Esta sensación. Indescriptible. 

Me fuí a dormir. Por fín algo de comodidad, aunque no me vendría mal... un Alastor aquí dentro. Volví a reír. Que raro... todavía no había hecho ninguna estupidez. Todavía. 

(...)

Vaggie tenía un plan de huída, tenía tan poco tiempo de irse sin que nadie se diera cuenta. Ella empaquetaba su ropa, su maquillaje, su neceser de higiene, sus coleteros, sus pertenencias... Todo para no dejar ni rastro. Ah, y sus lanzas. NO podía olvidarse de nada. No dejar rastro era fundamental para su vida. 

Se tocó el cuello y encontró esa herida que tanto le dolía y que le hacía tan mala su concentración. Era pésima. Esa herida no había dejado dejado de sangrar y una gota casi cae al suelo pero decició tirarse al suelo para que nada pasara. Su vida dependía de ello. 

Cogió sus maletas y silenciosamente bajó las escaleras y sin que nadie se diera cuenta, abrió la puerta. 

Estaba temblando, salió y empezó a correr con todas sus fuerzas, cargando sus maletas (valijas) e iva derecha a la estación de tren, iva a colarse para irse a otro anillo del infierno, donde se escondería bien para nunca más ser vista. 

Lo que había hecho era una gilipollez. Nunca volvería ahí. Nunca más. Ese sitio fué solo una pesadilla. Quería empezar de nuevo, con una nueva vida, en un nuevo sitio, con una nueva gente, con unos nuevos amigos... Y olvidarse de el pavor que tuvo que sufrir en ese sitio esa misma noche. 

Llego a la estación y para salir decidió clavar su lanza en la garganta de todos los guardias, así librarse de ellos. Metió sus maletas en un vagón y se metió. Se escondió tanto como pudo, para que el vigilante del tren no la viera jamás. O quizás lo mataría. Era eso o ser descubierta. 

Cuando este pasó para verificar que no había nadie que se hubiera colado, este recibió una lanza en el pecho, haciendo que muriera. De esa forma, Vaggie estuvo tranquila, nadie la molestaría hasta acabar el trayecto. 

Se sentó en unos de los asientos y rogó a dios, (si, a dios, no a Lucifer, ya que ella es un ángel) que no la encontrasen, o que le diera la oportunidad de volver a subir al cielo. 

Por alguna extraña razón, Dios la escuchó y abrió un portal. Ella se transformó hasta tener unas alas.

-Dios siento todo lo que pasó. Lo siento mucho, no volveré a traicionar al pueblo angelical, lo prometo. 

-Vaggie. Ya estás perdonada. Eres un ángel, no un demonio, siento haberte dejado en ese putrido lugar tanto tiempo. No hiciste ningún pecado en tu vida como humana, te mereces estar aquí. 

-Oh Dios gracias -dijo con lágrimas en los ojos. 

Estaba más claro que nunca. Vaggie nunca sería capaz de volver.

(...)

Todos se levantaron de sus respectivas camas. Nadie vió rastro de Vaggie. Estaba claro, Vaggie había uído a otro anillo. En las noticias anunciaron la muerte de demonios por armas angelicales y sí, eran sullas, de Vaggie. Ella huyo. Nunca más iva a volver. Nada me alegraba más. 


Yandere -CHARLASTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora