FLORES

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Los muertos reciben más flores
que los vivos, porque el arrepentimiento
es más fuerte que la gratitud.

ANA FRANK

Una vez leí una frase,
creo que la dijo Ana Frank,
que decía que las personas
solo recibimos flores en nuestro funeral.

En otras palabras,
cuando morimos.
Básicamente cuando
ya ni siquiera existimos.

Esto me puso a pensar,
yo nunca recibí ni una flor.

Ni reales,
artificiales,
a crochet, aunque bueno,
yo me autoregalé unas una vez.

Y entonces mi pregunta es:
¿Es necesario morir para
recibir una simple flor?
Porque si así es,
estoy dispuesta a hacerlo
solo para ver si es cierto.

Imaginense que pasara,
qué decepcionante sería
que ninguna me regalaran.
Ni una mísera.
Ni la más fea que haya.
Ni siquiera una marchita.

Nunca fui muy de las flores,
y no hablo del lugar,
aunque tengo una amiga
que vive por esa localidad.

Sino que me refiero
al detalle en sí mismo.
Pero creo que me gustaría
recibir al menos una,
estando con vida.

Me gustaría recibir una,
y poder recordarlo años después.
Recibir una mientras todavía existo,
no cuando ya dejé de existir.

Recordar ese día,
para agradecerlo por
el resto de mi vida.
Para conservar esa flor,
y disecarla cuando se marchite,
cuando se vea fea para algunos
pero una obra para otros.
Y guardarla en mi cuaderno,
junto a la fecha del suceso.

Para recordar,
que ese día y por primera vez en mi vida,
alguien vio una flor y pensó en mí.
Que pensó que esa flor estaba destinada a ser mía y yo suya.
Que pensó que yo era digna de recibirla.

Regálame una flor.
Dame flores.
Dame aunque sea una flor,
sí, te estoy hablando a vos.
No me conoces y yo tampoco a vos
pero, ¿quisieras darme unas flores
para guardar de recuerdo?

La soledad de mis letras © [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora