DUDAS

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Estoy frustrada y
estoy enojada.
Por todas estas dudas que
tengo ahora en mi cabeza.

¿Y sabés por qué estoy así?
Porque sé que nunca me las vas a responder
y no porque no quieras, sino porque no podés.

También estoy bastante cansada de ésta situación, pero sé que nunca va a cambiar.
Tampoco quiero saber las respuestas
por otras personas,
así que al parecer la duda será eterna.

Quiero saber por qué,
quiero saber cuándo
y quiero saber la razón de todas estas cosas.
¿Será cierto que te sentías así?
¿Tan mal te sentías?
¿Tan triste?
¿Te sentías solo también?

¿Será cierta esa suposición
que hizo una persona que
ni siquiera te conocía?
Creo que es de las mayores dudas que tengo ahora.
Tal vez no éramos tan diferentes después de todo, por algo nos llevábamos tan bien.

Quiero preguntarte
y que puedas responderme.
Quiero escuchar todas estas cosas
de tu propia boca, escucharlas con tu voz,
no con la de alguien más.

¿Acaso mis dudas aumentarán con cada año que pase?

¿Por qué me dejaste con más dudas que verdades?
Dudas que no tenía antes de que te fueras,
¿por qué tuvieron que llegar años después?
¿Por qué ya nadie me las puede responder?

Vos serías el único que podría hacer eso,
y sin embargo ya no estás para hacerlo.
Desearía no tener ninguna duda y vivir en mi burbuja de ingenuidad.
Desearía no haberme enterado de ciertas cosas y que no fueran de tu boca.

Estoy harta de las dudas,
¿no se supone que había pasado
esa etapa ya?
Pero al parecer no, porque vos te quedaste con esa versión mía, en donde era una niña.

A pesar de las dudas,
me pone triste saber el hecho
de que ya no me conocés.
Que yo tampoco te conozco a vos al parecer.
Que tal vez no soy la única que tiene dudas,
sino que vos también, porque te quedaste con mi versión de once años, y esta versión de casi veintiuno es desconocida para vos.

Y ahora las dudas las tenemos los dos.
Vos conmigo y yo con vos.
Me gustaría que nos sentemos
y habláramos.
Yo resolviendo mis dudas, y vos conociéndome por segunda vez en esta vida.
O tal vez en la próxima.

Odio las dudas.
Odio dudar de lo que se suponía que conocía,
porque yo creía que te conocía,
pero al parecer poco y nada era lo que sabía.
Yo todavía te quiero, quedate tranquilo.
Pero igualmente, odio las dudas porque éstas no pueden ser respondidas.

Nunca más.
O tal vez en otra vida.

La soledad de mis letras © [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora