Bienvenidos a Highcrown

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En su mayoría, las historias siempre son simples.Existe un héroe con la tarea de salvar el mundo o algo simbólico de este: Una joya, oro, una mujer...

Mujeres abundan en el mundo, por sí solas componen el 49% de la población, y hay una gran variedad de ellas. Altas, bajas, blancas, morenas, albinas, rubias, castañas, pelirrojas, delgadas, curvys, etc. Así que sí, la cantidad de mujeres existente es impresionante; pero solo pocas son dignas de un futuro brillante.

Tal vez solo el 3% de la población femenina lo es.

Highcrown lo sabía muy bien.

Una disculpa, contar historias es sencillo cuando una ya tiene el contexto de todo, pero ustedes son bastante ignorantes en ese aspecto.

El orfanato Highcrown es conocido por ser el mayor exportador de princesas para la academia Fungwarry, el mayor exportador de historias en el mundo entero.

La institución sabe que ser mujer es complicado y que sus chances para triunfar en la realidad son casi nulas, entonces las entrenan para vivir en la fantasía.

Desde niñas, las huérfanas son entrenadas en modales, modelaje, cocina y más recientemente en artes marciales.

Para comenzar esta historia, hay que retroceder algunos años para conocer a nuestras protagonistas.

La primera es número catorce, una chica joven, tan blanca como un lirio, con mejillas naturalmente sonrosadas, ojos azules como zafiros y un cabello rubio, brillante como el sol.

A sus quince años, número catorce fue seleccionada para ser enviada a una audición a  Fungwarry junto con su mejor amiga, número ocho.

–¿Crees que quedemos?– preguntó número ocho aquella noche, antes del gran día.

–Somos las mejores de nuestro sector. Es raro que alguien del grupo A no quedé en las audiciones– respondió catorce.

–Pero es para Mario Bros, esa franquicia es la más cuidada del maestro Miyamoto.

–Ocho, no tienes que preocuparte– tomó su mano –Ya lo decreté, seremos las mejores Peach y Daisy que han existido jamás.

–¿Quién será quién?– rio.

–¿Acaso importa? Sea como sea, tendríamos nuestros futuros resueltos. Y al casarnos con los hermanos, seremos amigas para toda la vida.

–¿Lo prometes?

–Te lo juro.

En las buenas noticias, número catorce fue seleccionada como la nueva Peach casi al instante, su dulzura y gracia cautivó al profesor apenas se presentó. Por desgracia, Daisy terminó siendo una alumna del sector C (También conocido como el grupo más problemático y con menos probabilidades de triunfar), la número ciento trece.

–No me cabe duda– habló  Miyamoto frente a las jóvenes –Ustedes nacieron para ser mis princesas. Bienvenidas a Fungwarry– estrechó sus manos –Mañana conocerán a los hermanos y empezarán a convivir con las actuales Peach y Daisy para que en unos años puedan tomar sus lugares.

–¿Los hermanos? ¿Tan rápido?– preguntó ciento trece con notoria emoción.

–Mientras más tiempo tengan para conocer a sus futuros esposos mejor ¿No creen?

–Supongo.

Número catorce no podía concentrarse ¿Cómo podía alegrarse por su triunfo si su mejor amiga ahora estaba condenada a la perdición?

–¿Alguien sabe si la número ocho sigue aquí?– preguntó Miyamoto de repente.

–¡Aquí estoy!– gritó la chica de entre la multitud –¿Necesita algo, profesor?– se puso frente a él.

Proyecto Peaisy 🌸Fungwarry Tales🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora