Corazones Enclaustrados

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–Quítate la ropa– ordenó Daisy.

–¿¡PERDÓN!?– se cubrió Luigi con sus brazos.

–No haré nada raro– giró los ojos –Solo quiero comprobar una teoría.

–¿Y para eso debo desnudarme?

–Si quieres solo quítate la camiseta– se acercó para desabrocharle el saco.

–¿Qué haces? ¡Quítate!

–No seas un bebé, no hay nada que no haya visto antes– frunció el ceño mientras abría su camiseta.

Quedó pasmada al ver todas las mordidas y chupetones.

–Wow– soltó.

Hacía ya unas semanas que se había enterado que su mejor amigo salía con un sujeto misterioso de la academia. Sin embargo, nunca esperó que avanzaran tan rápido.

Sintió algo parecido a como si alguien apretara su pecho; pero lo ignoró como ya estaba acostumbrada a hacerlo. Después de todo, auto lamentarse no era algo que valiera la pena para ese punto; ella fue la que alentó a Luigi a salir del closet y la que lo estuvo apoyando con su nuevo ligue. Así que si, auto lamentarse no era válido, pero ¿Entonces por qué tenía que hacer un esfuerzo por no llorar cada que descubría que su amigo había tomado un nuevo paso en su relación?

–¿Ya estás contenta?– se apresuró Luigi a arreglarse.

–Amigo, sí sospeché que algo así puedo haber pasado, pero dios– forzó una risa –No pensé que tu novio iba a ser tan territorial. Mira está mordida– se asomó a su cuello –¿Es humano o un monstruo?– se burló.

–No te importa– la apartó.

–Quiero conocerlo.

–¿Otra vez con eso?

–¡Lu, soy tu mejor amiga! Debo conocer al chico con el que sales– hizo un puchero –Además ¿Enserio confías más en Bowser que en mí? Yo llegué primero, de seguro a él si se lo has presentado.

Eso era otra cosa que empezaba a molestarla y de la que también debía culparse. La amistad de Luigi y el villano principal de la franquicia se trataba de algo bastante nuevo y que sinceramente no se esperaba. A principios del semestre, fue ella quien le dijo a su amigo que debía superar sus miedos y abrirse a personas nuevas; sin embargo, al final parecía que cada consejo que le había dado solo terminó haciendo que se alejara más de ella.

Tal vez, si la chica hubiera seguido su propio consejo, no hubiera sido difícil para nadie notar el creciente miedo de que su mejor amigo, su destinado, el amor de su vida la dejara sola.

–No lo he hecho– le dijo el chico.

–¡Pues a mí me lo debes! Gracias a mí se conocieron. No tiene que ser una reunión larga. Si quieres podemos salir los tres y luego puedo fingir que alguien me llamó y los dejo solos– se enganchó a su brazo.

Hizo una mueca –Está bien, tú ganas, pero por favor compórtate ¡Y no toques la corona! Es importante para él.

–No debiste decírmelo, ahora estaré tentada a tocarla.

–¡Daisy!

–Pero no lo haré– sonrió –Palabra de honor.

–Gracias– suspiró –¿Hoy estás libre?

–¿¡HOY!? Oh por dios ¿Qué me pondré? ¿A dónde iremos?

–Al bar de la otra vez.

–¿Bar? ¿Planeas salir de Fungwarry después del regaño de Miyamoto?

Proyecto Peaisy 🌸Fungwarry Tales🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora