Capitulo 9

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Salgo de las oficinas disparada como si fuera una demente, no me detengo ante nada. Quiero pasar de todo. De los trenes, de las personas, creo que el tiempo que toma volver a casa se está haciendo mucho más largo que de costumbre.


Cuando por fin llego a mi habitación agradezco a Dios poder lanzarme en mi cama a llorar tranquilamente sin tener que disimular para que las personas en la calle no me quedaran viendo a medida que caminaba como si tuviera una flecha en el culo.


Ahora como le diré a mi madre que he perdido mi nuevo y fantástico trabajo del que estaba alardeando. Vuelvo a tener otro ataque de llanto.

-Tranquila Hanna, vamos a salir de esto. Tente un poco de confianza. -me digo, pero en el fondo ni yo misma logro darme ánimos.

Así que llamo a Savannah, sé que ya no tenemos la misma relación de antes, desde que ella se empezó a juntar mas con personas mala conducta y bueno yo con los libros, creo que nuestra relación se quebró cuando ella se quedó callada mientras sus nuevos amigos hacían bromas sobre mí.

Nosotras tenemos una brecha grande en el hecho de que ella es de una familia adinerada y yo estudiaba en el mismo colegio solo porque me gane una beca completa. En la vida podría mi familia pagar algo así. Pero no tengo a mas nadie ahorita con quien hablar. Y en el fondo la sigo queriendo como una amiga.


Busco su contacto en mi celular, y llamo. 3 tonos después de ella contesta.

-Hanna? -inquiere ella sorprendida.

-Hola, Savannah ¿cómo estas? -respondo tratando de controlar mis sollozos.

-todo bien. ¿Pero tu estas bien? Me sorprende tu llamada.

-todo esta bien, es solo que no he tenido un buen día y me preguntaba si podríamos vernos para tomarnos un café o algo? -pregunto nerviosa.

-hay Hanna los planes que tengo hoy son de tomarme unas buenas cervezas. -me responde ella sonriendo.

-Si, claro entiendo. ¿Entonces podría ser mañana? -pregunto con esperanzas de que me de algo de su tiempo, -por los viejos tiempos. -insisto.

-No creo Hanna, mañana tendré una resaca de los mil demonios y no quiero quedar contigo para luego dejarte plantada.

A veces en nuestras vidas tenemos estos momentos en los que desesperadamente queremos importarle a alguien, que esa persona no solo escuche lo que dices sino también que perciba lo que sientes.

-esta bien entiendo. Disculpa por molestarte. -le digo para ya terminar una llamada que está haciéndome sentir peor.

-Pero ahorita tengo tiempo Hanna, por que no me dices lo que te pasa, es obvio que has estado llorando y bastante.

-No es nada. En serio.

-si no fuera nada Hanna, no me estarías llamando. ¿Si mal no recuerdo hoy era tu primer día en tu trabajo nuevo verdad? – me pregunta ella tomándome por sorpresa, no pensé que lo recordaría.

-Si, pero no ha acabado nada bien.

-mmmm ya veo y que fue lo que paso exactamente.

Yo tomo aire y le cuento todo lo que paso, desde que coloque un pie en la compañía hasta que Sali hecha un mar de lágrimas.

-wow, de verdad que has tenido el peor primer día de todos.

-ni me lo digas. -certifico lo que acaba de decir.

Secretos de oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora