Pensó durante unos segundos y cuando se vio decidida a decírselo, éste se levantó.
- Voy a ducharme. - se dirigió a la habitación de Naiara para coger ropa limpia y sus cosas de aseo.
La morena suspiró y se echó hacia atrás en el sofá, Salma la vio y le llamó la atención. Compartieron una pequeña mirada cómplice y, susurrando, quedaron en no decir nada hasta ver al uruguayo meterse en el baño y posteriormente oír la ducha. Esperaron unos minutos que se les hicieron eternos, pero aquello por fin sucedió y la aragonesa rompió su silencio.
- ¿Cómo le digo que lo quiero en mi cama? - le preguntó Naiara mientras la malagueña se reía de la forma en que lo había dicho.
- Tía, que basta eres. - la atrajo con sus brazos hacia ella - Tiempo al tiempo, tata. Además, ¿no lo conoces desde el viernes? Joder, daros tiempo.
- Ya, pero la química y la conexión que tuve con él en aquella actuación fue tan bonita... ¿Sabes? - la morena sonrió al recordar esa noche - Fue como si lo conociera de toda la vida.
- Bueno, espero que no sean imaginaciones tuyas, como siempre. - bromeó y la aragonesa le pegó suavemente en el hombro - Vale, - rio mientras su mejor amiga le lanzaba una mirada asesina - ahora en serio, yo noto que desprendéis algo mágico. - la expresión de Naiara cambió drásticamente.
- ¿De verdad? - le brillaron los ojos.
- Te lo juro.
La morena sonrió y cerró sus ojos con fuerza, aferrándose al brazo de Salma y abrazándolo. La malagueña miraba la reacción de la aragonesa con ternura, había pasado tiempo desde que la veía así de feliz por alguien que no fuera Mario, ya que, desde que rompieron ellos dos, la sonrisa de su mejor amiga había parecido desvanecerse.
Minutos después se escuchó abrirse la puerta del baño, saliendo de éste el moreno. Traía el pelo mojado y su ropa sucia y toalla en sus brazos, observó a las amigas y se acercó a ellas.
- ¿A dónde llevo esto? - les preguntó refiriéndose a lo que tenía en sus brazos.
- En la cocina hay un cuartillo, pues entra ahí y déjalo en el cesto gris. - le indicó la malagueña - La toalla puedes tenderla afuera, en la ventana del mismo sitio.
- Vale, ahora vuelvo. - se alejó hacia donde Salma le había dicho.
Naiara se asomó a ver si el uruguayo se había ido y acercó su boca a la oreja de la malagueña.
- ¿Ves que amable es? - susurró - Este chico es increíble.
- Tía, solo ha preguntado que dónde deja su ropa sucia. - dijo en bajito, su mejor amiga frunciendo el ceño y mirando a otro lado.
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Pasaron unos días, el ambiente en el piso era muy bueno y rara vez discutían, por no decir que nunca lo hacían. Lucas había vuelto a trabajar como tatuador en un pequeño estudio que tenía, el cual cerró cuando Claudia le dijo que no llegaría a nada con eso. Trabajaba de lunes a jueves por la tarde, así que tenía tiempo para todo.
Era un domingo por la tarde-noche, quedaban ya unas horas para que Salma se fuera con Denna, Violeta, Chiara y Alex a la nieve. Preparaba su maleta mientras Naiara, sentada en el borde de la cama, le leía una letra que había escrito para su posible nuevo single.
- ¿Tiene ya nombre? - le preguntó la malagueña mientras metía unos guantes.
- Que va, estoy intentando pensar en algo. - garabateó en la libreta - Necesito un nombre con el que digas: "joder, quiero perrear hasta el suelo con esto".
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Querida Nai
RandomNaiara Aznar vive en un pequeño piso en Madrid con Salma Díaz, su mejor amiga. Se mudó de Zaragoza para perseguir su sueño de ser una cantante reconocida, pero ahora mismo se conforma con trabajar de camarera en un famoso bar caracterizado por sus a...