Capítulo 10 - ¿Sí?

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Naiara se incorporó un poco en el sofá para adquirir una posición más cómoda para mirar a Lucas a la cara. Cogió la mano del moreno y suspiró.

- ¿Qué pensarías si te dijera que me atraes? - preguntó ella con el corazón a mil.

El uruguayo se quedó en silencio durante unos segundos, estaba asimilando la situación. Miró fijamente a los marrones ojos de la morena y aprovechó para apreciarlos de cerca.

- Te diría que... Que... Que vos también a mí. - se mordió el labio inferior nervioso - ¿A qué viene esa pregunta?

- ¿También te atraigo?

- Mucho, Nai, mucho. - se sinceró y acarició su mano con su dedo.

- ¿Sí?

Ella sonrió y sin pensarlo dos veces se acercó a su cara y juntó su nariz con la suya para después besar sus tiernos labios suavemente. Él continuó el beso y éste se convirtió en un beso más bien apasionado. Se veía desde lejos que ambos se tenían ganas desde que se conocieron, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso. La situación de aquel día había ayudado a la aragonesa a darse cuenta de la verdad.

Él agarró la cintura de la morena y la atrajo hacia su cuerpo, estando él tumbado boca arriba y ella encima. Era un sueño hecho realidad para los dos estar así. Ella se separó del beso y puso sus labios en el cuello del moreno para continuar besándolo ahí. Lucas volvió a morderse el labio inferior, pero no de nervios esta vez. Él acarició el pelo de Naiara y ella continuó dejando pequeñas marcas alrededor de su cuello.

Ella entonces levantó la cabeza y lo miró con sus brillantes y deseosos ojos. Le expresaba todo con la mirada y podían verse sus pensamientos a través de sus muy dilatadas pupilas. Éste lo entendió todo en milisegundos y metió sus manos bajo la holgada camiseta de la morena para desabrochar torpemente su sujetador. Lo cogió y lo dejó encima de la mesa mientras la veía quitarse la camiseta lentamente. Ella notaba la punzante erección del moreno contra su abdomen, y aquello la calentaba más de lo que estaba. Ambos seguían asimilando lo que iba a pasar, al fin y al cabo no podían negar el hecho de que se habían enamorado a primera vista.

Al ver el torso desnudo de la aragonesa notó un dulce dolor en su erecto miembro y sintió la necesidad de estar dentro de ella. Ella se levantó un poco para sentarse encima de la erección del uruguayo y se acomodó. Él echó la cabeza hacia atrás y pensó en que podía terminar solo con eso. Le estaba provocando a posta, había descubierto que le gustaba esa expresión que ponía cuando sentía placer pero no podía hacer lo que quería. Si fuera por él, ya lo estarían haciendo, pero la que mandaba en ese momento era Naiara.

Comenzó a frotar su sexo contra el miembro de Lucas, provocándole un pequeño shock placentero que recorrió todo su cuerpo y le hizo gruñir bajito. Entonces, cuando estaba a punto de quitarle el pantalón de una vez, sonó el timbre. Los corazones de ambos se aceleraron y la morena saltó de encima de él para bajarse.

- ¿Eh? Pero si no esperamos visita. - enunció el uruguayo aún consumido por el placer y con un gran bulto en el pantalón.

- Voy a ver quién es. Joder. Nos han tenido que arruinar el momento. - dijo con un poco de rabia y con los pechos todavía al aire.

- ¡La camiseta! - le avisó él antes de que fuera a ver.

- ¡Coño! - corrió a ponerse el sujetador y la camiseta mientras el moreno la miraba con una expresión graciosa - No te rías, cabrón. - sonrió ella también.

Después de vestirse fue a responder al telefonillo, ¿quién iría a su casa casi a las doce de la noche y encima en enero?

- ¿Quién es? - preguntó la aragonesa.

Querida NaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora