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Abrió la puerta con cuidado, sonriendo al por fin estar en casa.
Hoy había sido un día agotador en el trabajo, su jefe no paraba de gritarle y reprochar por cosas que no estaban en sus manos; sin embargo, como siempre, Pooh logró sonreír y terminar su turno.

Caminó exhausto hasta su pequeña habitación, recostándose suavemente sobre su cama.
Mientras miraba el techo su celular sonó repetidas veces, sabía perfectamente de quién se trataba y no estaba seguro de si querer responder.
Después de la tercera llamada, tuvo el valor de sacar el celular de su bolsillo y responder con voz apenas audible.

"¿Qué pasa, P'Pon?" Murmuró mientras se frotaba los ojos.

"¿Dónde mierda estabas, niño?" logro escuchar a un molestó Pon de fondo. "Hay un cliente que quiere verte, dice que ha escuchado buenas reseñas de ti." Pooh sabía lo que eso significaba, seguramente era alguien asquerosamente adinerado.

Suspiro y lo pensó unos segundos antes de responder, realmente no quería ofrecer sus servicios hoy.

"No estoy seguro de poder ir P'... Estoy algo enfermo y no quisi-.

"Sé que estás mintiendo Pooh." sentenció el mayor. "El cliente te estará esperando en su cuarto de hotel en media hora. Te enviaré la ubicación por mensaje."

El mayor colgó antes de que Pooh pudiera rechistar. P'pon era consciente de todo el dinero que el menor debía, así que venderlo de esta forma había sido beneficioso para ambos hasta ahora.

Pooh suspiro, cerrando sus ojos con molestia. Se sentó sobre su cama mirando directamente a su closet, sabiendo que quisiera o no debía ir a esa cita o corría el riesgo de perder su mayor fuente de ingresos.

Su celular vibró a su lado, mostrando el mensaje recién recibido del mayor, el cual contenía la dirección e información básica de su cliente, todo con el fin de que la interacción fuera más "natural", según Pon.

Pooh se levantó de su cama y se dirigió al baño, tomando una ducha rápida y vistiéndose rápidamente, nada demasiado elaborado, pero lo suficientemente pulcro como para verse "Sexy".

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Había pasado poco más de 20 minutos desde la repentina llamada de P'pon y Pooh ya se encontraba de camino hacia el lugar donde estaba su cliente.

Caminaba con gracia, luciendo ridículamente seguro entre la masa de gente que transitaba el Bangkok nocturno; sin embargo, el joven solo podía desear que su cliente no fuera un señor de 60 años como el último. Aquel viejo enfermo lo había hecho sentir tan incómodo que no paró de vomitar hasta dejar de sentirse enfermo consigo mismo.

Aceleró su paso al notar que faltaba poco para su cita, decidiendo tomar un desvío con el fin de llegar más rápido. Claramente, esta no fue su mejor decisión.

—¡Oh! ¿Qué tenemos aquí? Nunca pensé que un mesero tan lindo como tú también sería una puta. ¿Disfrutas de verte así durante las noches?Pooh logra escuchar estas palabras con un claro morbo detrás de él, mal diciéndose de tomar ese camino casi inmediatamente.

¿El marica no puede responder? ¿Aparte de hacer khao pad, también puedes cogerte a tus clientes, cariño?Otro chico dice a su lado. Pooh giro a verlos a ambos con claro asco.

¿Qué demonios les importa a ustedes que hago o que no?

Camino de frente, intentando alejarse de ambas personas y salir de aquel desvío; sin embargo, la mano de uno de los dos chicos se detuvo sobre el hombro de Pooh y lo empujó hasta que estuviera en el suelo.

¿A quién le hablas así, cariño? ¿Acaso nadie te ha enseñado modales?

Creo que disfruta de ser herido—se agachó a la altura de Pooh, sosteniendo su rostro y escupiendo en este.

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