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Luego de tomar el pedido del nuevo cliente y llevarlo hasta la cocina, corrió hasta el baño mirándose en el espejo y notando como su pecho subía y bajaba desenfrenadamente.

Respiro durante unos segundo, tratando de regularse. Ver a Pavel definitivamente no era grato.

—¿Crees que te estoy persiguiendo, dulzura? —Pooh logró escuchar aquella voz detrás de sí, mirando por el espejo. Logró ver al mayor apoyado contra el marco de la puerta.

P...

—No te preocupes, Pooh, estoy aquí por negocios, no por ti, aunque sería grato. —Pavel se acercó y se posicionó justo al lado de pooh, frente al lavabo. Abrió la llave y se mojó las manos.

—Ya no trabajo en eso... —Pooh logró decir apenas.

Nunca dije que así fuera. —Pavel cerró la llave del lavabo y sacudió sus manos levemente, girando su cuerpo y quedando de frente con pooh.
De repente, el menor sintió las frías manos de Pavel sobre sus mejillas. -La próxima vez me aseguraré de no sorprenderte tanto, puedes enfermarte si te asustas así.

Una sonrisa astuta se dibujó en la cara del mayor. Pooh lo observó unos segundos sin decir nada hasta que apartó las manos del mayor de un manotazo.

—¿P'sailub ya te atendió?—frotó sus mejillas con el dorso de su mano, tratando de quitar el resto de humedad.

—Tengo lo que quiero. —Pavel sacó de su bolsillo una pequeña bolsa con lo que parecía ser alguna hierba seca y en otra un polvo ligeramente morado. -Si te refieres a Café, no estará listo hasta dentro de un rato.

Pooh asintió sin decir mucho más. Pavel acarició la mandíbula del menor con el dorso de su mano.

Eh, intentando contactarte para devolverte tu ropa, pero Pon simplemente me dijo que no estarías disponible por un tiempo.

No es necesario que me la regreses, de todas formas yo me he quedado con la tuya — alejó su cara del toque contrario.

—Dije que te la devolvería, te veías fascinante esa noche. Encontraré la forma de tenerla pronto, así que no te sorprendas tanto la próxima vez que me veas aquí, cariño.—Pavel dio medio vuelta, sacudiendo su mano en el aire antes de salir del baño, dejando a un desorientado y tembloroso Pooh atrás.

Pooh se quedó estático en su lugar, respirando suavemente y buscando autocontrol. Se vio forzado a salir cuando escuchó Sailub gritándole desde la cocina.

Salió y se encontró con su jefe en la barra, tomando los pedidos que debía entregar con una sonrisa.

—¿Está todo bien?

—Um... —Asintió sin decir mucho más, retirándose de ahí y llevando las órdenes.

El día terminó sin ninguna otra noticia extraordinaria, afortunadamente. Tenía un fuerte dolor de cabeza que lo perseguía desde poco más del mediodía, se sentía ridículamente pequeño y agotado, aunque en realidad su jornada haya sido corta.

Pon por fin lo había llamado, claramente no era para decirle que abandonará su trabajo. Tuvo que recolectar fuerzas de donde estaba seguro no tener y vestirse para salir a algún bar, con la intención de encontrarse con quien había encomendado Pon.
Fuera de eso, el mayor le informó sobre las búsquedas en su nombre que aún se estaban haciendo. Habían interrogado varios hombres con los que Pooh había estado, pero afortunadamente ninguno sabía el paradero del menor, mucho menos se atrevieron a admitir que habían contratado un servicio sexual o habían consumido drogas.

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