~WENDY~
Todavía no me lo creía, ¡tenía trabajo! Bueno, en realidad lo que menos me creía es que fueran unos pijos millonarios. Sí, lo supe en cuanto vi el coche de Jax. ¡Un Audi negro descapotable! A parte de eso... La casa, era una mansión, demasiado grande para unos niños. Era una casa muy grande, tenía cristaleras y cortinas por la parte del salón, un jardín enorme con muchas flores y una casa del árbol. Por dentro, era más grande, tenía dos plantas, arriba estaban todas la habitaciones y dos cuartos de baño. Y abajo la gran cocina, el salón, un baño y dos despachos.
Si hablamos de los niños... Muy monos, pero creo que deberían ir al psicólogo, lo digo solo porque creo que sería bueno pero, yo no era nadie para decidir eso. También creo que todo había sido demasiado rápido.
Estábamos hablando sobre el horario y firmando unos papeles. Cuando sentí la mirada de Jax sobre mí, unos segundos después comenzó a reírse.
- ¿Qué? - Pregunté sería.
- Es que te veo, y me acuerdo de ayer y... - Dijo entre risa y risa.
- No... Olvida ese día... Por favor - Le pedí.
- No puedo olvidarlo, fue hace poco y fue muy divertido que me contaras tu vida amorosa, y también que me besaras - Puso una sonrisa traviesa.
- Te he dicho que te olvides - Repetí.
- No lo voy a olvidar... Jamás.
- Pues hazlo o te quedas sin niñera - Le amenacé.
- ¿Me amenazas? Me hace mucha gracia - Dijo todavía con esa sonrisa que me estaba matando. Y yo lo miré fijamente a los ojos.
- Para - Pidió.
-¿De hacer qué? - Pregunté.
- Qué no me mires así, me pones nervioso. - Yo sonreí ante ese comentario.~ALEX~
No quería decirlo, mejor dicho ni admitirlo. Solo una mirada de esa chica me mataba. Solo que cada vez que me miraba fijamente me perdía en su mirada y sentía mariposas en el estómago.
Pasó una semana, todo iba bien. Wen llegaba por las tardes y se quedaba hasta que mis hermanos se fueran a dormir.
- Yo estaré en mi despacho, si necesitáis algo me avisáis - Anuncié y luego me fui. Tenía mucho trabajo.
Antes de llegar al despacho, me paré frente a la puerta de la antigua habitación de mi padre. Mi madre no nos dejaba entrar, pero he de admitir que yo ya había roto esa norma varias veces, y esta vez volví a hacerlo. Cuando entré vi la chaqueta favorita de mi padre y eso me hizo volver a mis 19, hacía siete años de eso. Un martes 10 de octubre. Cuando me enteré de que mi padre había muerto en una de sus investigaciones como fiscal, mi vida entera se destruyó. Mis hermanos tenían tan solo un año, y mi madre desde ese momento no volvió a ser la misma. Nos prohibió nombrar a mi padre o entrar a su habitación. Yo, en ese momento estudiaba para ser también fiscal. Sin saber que tiempo después tendría dos aficiones, y que una de ellas tendría que ocultarla.
Ya en mi despacho abrí el ordenador, busqué información sobre el caso que estábamos intentando resolver ahora. Una mujer, con su hija, desaparecidas. Todo apuntaba a que estarían muertas, pero de eso se trataba mi trabajo. Si estaban muertas tendríamos que buscar pistas de quién las pudo matar o de como murieron. Un rato después, mi móvil vibró sobre la mesa al lado del ordenador. Era Mark, mi mejor amigo, él trabajaba conmigo y llevábamos juntos desde pequeños. Nuestros padres eran amigos, trabajaban juntos, y así nos conocimos.
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AMOR FUERA DE JUICIO
RomancePara Wendy, la vida la ha traicionado muchas veces, es una mentira constante hasta el punto que tiene miedo de lo que pueda pasar en su futuro como abogada. Es una chica dispuesta a darle su castigo a quien lo merece aúnque implique saltarse las reg...