Después de un día agotador, Vaggie finalmente había regresado a su habitación, un santuario de tranquilidad y paz. El aire estaba lleno de un silencio reconfortante que envolvía la habitación como una suave manta. Se quitó su uniforme, que llevaba las manchas de sangre carmesí, como si fueran cicatrices de batalla, y se puso uno nuevo, fresco y limpio, como una promesa de un nuevo comienzo.
Se acercó a su cama, un oasis de comodidad en medio del caos, y se sentó en ella, permitiendo que la suavidad del colchón la envolviera. Extendió sus alas, comenzando el meticuloso proceso de limpiarlas. Su mente estaba en blanco, centrada en el trabajo de acomodar cada suave y hermosa pluma de sus alas. Era un ritual que encontraba terapéutico, una forma de despejar su mente y prepararse para el descanso.
Pero su paz fue efímera. Unos toques en su puerta la sacaron de su estado de calma. Había algo inusual en esta situación. Durante todos estos años, después de un exterminio, siempre se les permitía descansar. Pero esta vez, algo parecía diferente. Con una sensación de inquietud en su estómago, abrió la puerta, esforzándose por mantener una sonrisa en su rostro, sin importar quién estuviera al otro lado.
Fue recibida por la mirada de Lute, su hermana. La sonrisa de Vaggie, tan dulce y adorable a los ojos de cualquiera, solo servía para encender la ira en el corazón de Lute. —En cinco minutos te necesito en el campo de entrenamiento— dijo, su voz tan fría y distante como el eco de sus pasos mientras se alejaba por el pasillo.
Vaggie se quedó sin palabras, su corazón latiendo con temor ante la razón por la que había sido convocada. Sus ojos se dirigieron hacia la lanza que descansaba junto a su puerta. La tomó con determinación, su agarre firme y decidido. Con un último vistazo a su habitación, se dirigió al campo de entrenamiento, preparándose para lo que vendría. Su teniente la había convocado, y ella no tenía más opción que obedecer.
Sus pasos eran tan delicados y gentiles, que parecían el aterrizaje suave y casi imperceptible de una mariposa sobre el pétalo de una flor. Cada movimiento que hacía estaba lleno de una gracia innata, como si cada gesto estuviera coreografiado previamente. Al llegar al lugar designado para el entrenamiento, solo estaban presentes Adam, Lute y algunas de sus hermanas. Sabía que ellas siempre tenían un rendimiento más bajo en los exterminios, una realidad que siempre pesaba en el grupo. El aire estaba cargado de una tensión palpable, una mezcla de anticipación y nerviosismo. Era extraño verlos allí, en ese momento.
Los entrenamientos solían realizarse solo unos pocos meses antes del próximo exterminio, y aún faltaba tiempo para eso. Sin embargo, allí estaba, formando una línea junto a sus hermanas. Sus ojos estaban fijos en Adam, quien se había posicionado frente a ellas. Su postura era firme y decidida. El Ángel, de figura imponente y respetada, observó detenidamente a las chicas presentes. Sus ojos se posaron en cada una de ellas, como si estuviera evaluando su potencial y determinación.
—A partir de ahora entrenarán todos los días con Lute—, anunció con una voz firme y autoritaria. —Su rendimiento es casi inaceptable.— Al pronunciar la última palabra, dirigió su mirada hacia Vaggie por unos segundos que, aunque imperceptibles, estaban cargados de significado. —Esto es por su bien, señoritas— añadió, su tono dulce contrastando con la severidad de sus palabras, enmascarando la amenaza implícita en ellas.
Tras su anuncio, se alejó con una elegancia innata, tomando asiento a una distancia prudente para observar el entrenamiento. En su mano izquierda sostenía un vaso de refresco, un detalle mundano que contrastaba con la gravedad de la situación.
Lute tomó su lugar frente al pequeño grupo de exorcistas. Su postura era recta, su mirada fija en las chicas frente a ella. La espada dorada que sostenía en su mano derecha brillaba bajo la luz, atrayendo todas las miradas como si fuera el centro de atención. Murmullos se formaron en el grupo alrededor de Vaggie, comentarios y especulaciones sobre la espada y su origen llenaban el aire. Pero todos se quedaron en silencio al ver el rostro serio de Lute.
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✞Seeds of Paradise's Reflections✞
FanfictionLa más letal, la más capaz, sin dudas ni quejas, con la sangre en sus manos, la mentira en su mente y la semilla de la duda en su interior. En la luz del cielo, una chispa de inhumanidad y maldad. En la oscuridad del infierno, un destello de humanid...