Tenth Reflection.

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Estaba tensa de nuevo mientras miraba alrededor. La princesa había decidido que era bueno salir del hotel, por lo que ahora se encontraban caminando por una calle bastante transitada. Aunque ya había aprendido bastante sobre el infierno, aún le costaba acostumbrarse a presenciar escenas desagradables. Los gritos, las peleas y el caos eran el pan de cada día en ese lugar. Se aferró a la mano de la princesa, tratando de ignorar algunas de las imágenes grotescas que la rodeaban.

Un fuerte golpe en su hombro la hizo saltar. Un pecador, con la mirada perdida y el aliento fétido a alcohol, se tambaleaba frente a ella. Sus ojos, rojos e inyectados en sangre, la miraban con odio. "¡Zorra! ¡Fíjate por dónde caminas!", gritó, escupiendo palabras incoherentes. La amenaza se materializó en su puño cerrado, que se alzó con furia hacia la peliblanca. Avanzó hacia la ex exorcista, preparado para golpearla. La tuerta se preparó para invocar su lanza y protegerse.

Pero antes de que pudiera siquiera reaccionar, sintió una fuerza poderosa que la arrastró hacia atrás. Un gruñido gutural resonó en sus oídos, y al volverse, se encontró con la mirada de la princesa. La esclerótica de los ojos de la rubia había tomado un tono rojizo, y sus labios estaban curvados en una mueca de furia contenida. "No te atrevas a tocarla," dijo la princesa con una voz baja y peligrosa, sus ojos brillando con una intensidad que hizo retroceder al pecador.

El pecador, ahora asustado, dio unos pasos hacia atrás, murmurando disculpas incoherentes antes de alejarse tambaleándose. La princesa soltó su agarre, pero sus ojos no perdieron ese brillo amenazante. "¿Estás bien?" preguntó, su voz suavizándose un poco mientras miraba a su compañera con preocupación.

La peliblanca asintió, aún con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. "Sí, gracias princesa", respondió, tratando de recuperar la compostura. La princesa le dedicó una pequeña sonrisa antes de volver a mirar a su alrededor. La esclerótica de sus ojos regresó a su color normal, y siguió su camino junto a la chica.

La peliblanca sintió un profundo agradecimiento por la protección su amiga. La princesa, sin embargo, se sentía mal por haber reaccionado de forma tan agresiva. La había visto sufrir durante su recuperación, y no quería que volviera a sentir dolor, además no quería asustarla. Rápidamente disipó sus pensamientos para seguir su charla con su acompañante. Al pasar frente a una sastrería, la princesa se detuvo de golpe. "Espera aquí, por favor", le dijo a la peliblanca, quien asintió con una leve inclinación de cabeza.

La tuerta, aún conmocionada por el encuentro con el pecador, dejó salir un suspiro mientras observaba el ajetreo de la calle. Se sorprendió al notar lo cómoda que empezaba a sentirse en ese entorno. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a dos pecadores pelear por una botella de alcohol.

Absorta en la escena, no se dio cuenta de que estaba bloqueando la entrada de la sastrería hasta que sintió un suave toque en su pierna. Al bajar la mirada, se encontró con un pequeño pecador, con ojos grandes y asustados, que la miraba con timidez. "Disculpe, señorita", dijo el niño con voz temblorosa.

La tuerta se apartó de la puerta, dejando pasar al pequeño pecador que se esfumó entre la multitud. Un escalofrío gélido la recorrió, como una ola de agua helada que la envolvía por completo. Sus hombros se encogieron, y un dolor punzante, familiar y profundo, se apoderó de su único ojo. La espalda, aún adolorida por las heridas de la batalla, protestó con un crujido agudo. Se apoyó contra la pared de la sastrería, buscando un respiro, mientras se abrazaba con fuerza a sí misma, tratando de contener el temblor que la recorría.

Cada respiración era una punzada de dolor, un recordatorio del sufrimiento que había soportado. Cada latido de su corazón resonaba con la culpa que la consumía. Cerró su ojo con fuerza, intentando bloquear los recuerdos que la atormentaban. Pero las imágenes eran implacables. La voz de Lute, llena de odio y desprecio, resonaba en su mente. La escena del último exorcismo, el momento en que le arrancó las alas, el dolor insoportable que la dejó sin aliento, la pérdida de su ojo... todo se repetía una y otra vez en su mente.

✞Seeds of Paradise's Reflections✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora