Antes de sumergirnos en este capítulo, es importante destacar que contendrá escenas de violencia gráfica. Por lo tanto, pedimos discreción. Si tales escenas pueden resultar perturbadoras o incómodas para ti, te sugerimos que omitas el segundo arco de este capítulo, que comienza después de las siguientes líneas.
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No se preocupen, no se perderán elementos cruciales de la trama, ya que solo es una expansión más detallada de lo que se presentó en el episodio 6x01 de HH.
Dicho esto, continuemos con el capítulo.
El eco de pasos y voces diversas, que se filtraban a través de las paredes de su habitación, logró arrancarla del abrazo del sueño. Con una delicadeza casi reverencial, se sentó en el borde de su cama, bostezando ampliamente mientras estiraba sus brazos y alas con un deleite palpable, saboreando la ausencia de dolor que había sido su constante compañero. Había transcurrido un año desde que se levantaba al alba para entrenar con sus hermanas, un año de disciplina férrea y sacrificio. Ahora, le costaba acostumbrarse a la libertad de descansar sin restricciones, a la ausencia de su teniente que la atacaba hasta que el dolor la hacía desear no levantarse. Se sentía aliviada, sí, pero al mismo tiempo, un gran sentimiento de ansiedad y culpa la invadía, como una marea oscura que amenazaba con arrastrarla. Desde hace un par de meses, cuando Lute expuso sus dudas y su debilidad ante sus hermanas y su general, las cosas habían cambiado para peor. Se había distanciado totalmente del resto de las exorcistas, no por elección propia, sino porque todas parecían evitarla. La miraban con ojos críticos, juzgándola, burlándose de ella en susurros apenas audibles. Había pasado de ser una de las mejores, la orgullosa estrella del grupo, a convertirse en la decepción, la mancha en su historial de éxitos. Y eso, más que cualquier entrenamiento o batalla, era lo que realmente dolía.
Con una determinación inquebrantable, se levantó, sus pies descalzos tocando el frío suelo de su habitación. Comenzó a caminar, cada paso un recordatorio de la rutina que había estado reconstruyendo poco a poco. Después de un baño que la dejó sintiéndose fresca y renovada, se vistió con ropa limpia, preparándose para enfrentar un nuevo día. Se detuvo frente al espejo, sus ojos se encontraron con su reflejo. Sus alas, que antes eran un reflejo de su descuido y agotamiento, ahora habían recuperado su brillo y belleza. A diferencia de su espíritu quebrantado, estas habían sanado, gracias a los cuidados que había empezado a tener con ellas nuevamente. Cepilló su corto cabello, cada trazo un acto de autoafirmación. Se daba ánimos para salir de su habitación, sabiendo que no podía seguir encerrada en ese lugar. Habían pasado un par de semanas en las que se había aislado, saliendo escasamente para comer algo, y solo cuando su cuerpo estaba lo suficientemente resentido para obligarla. No podía seguir encerrada entre esas cuatro paredes, castigándose por los errores cometidos o lamentándose por el pasado. Sabía que eso no la llevaría a ningún lugar, solo la mantendría en una espiral de dolor y autodesprecio que solo la consumiría más por cada día que se quedara encerrada con sus pensamientos. Era hora de enfrentar su mundo, de enfrentar sus dudas, y de empezar a mejorar, o al menos lo intentaría.
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✞Seeds of Paradise's Reflections✞
FanficLa más letal, la más capaz, sin dudas ni quejas, con la sangre en sus manos, la mentira en su mente y la semilla de la duda en su interior. En la luz del cielo, una chispa de inhumanidad y maldad. En la oscuridad del infierno, un destello de humanid...