Capítulo 4

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Aveces la oscuridad se apodera de situaciones, de instantes, de ilusiones, de sueños. En ocasiones es tan densa que da la sensación de ser tocada con solo estirar el brazo. Pero en otras a pesar de la densa oscuridad, de los sueños siendo devorados, de las ilusiones desvanecidas nos damos cuenta que justo ahí en medio del vacío vemos las cosas mucho más claras que cuando podíamos ver, vemos la realidad con más intensidad. La verdad se vuelve mucho más clara cuando la oscuridad se apodera de tus ojos.

Miré a mi alrededor, la ciudad entera se encontraba en una densa oscuridad. El cielo se llenó de nubarrones logrando ocultar las estrellas y tapando gran parte de esa luna que antes pudo ser mi escape.

—¿Qué ha pasado? —escuché la voz de Mika.

—Los circuitos eléctricos de la ciudad fallaron, probablemente estaremos a oscuras un buen rato.

Aidan respondió el comentario de su hermana. Entré en shock producido por la sorpresa y la decepción.

{Ahora lo entiendo todo, simplemente no quise darme cuenta}

Sonreí de lado ante mi propio pensamiento. Negué con la cabeza. Luego elevé mi mirada en dirección a la luna, la tenue luz proveniente de esta hizo que mi sonrisa se ensanchara <Bien jugado> pensé.

—¿Thea?

La voz de Mika captó mi atención.

—Sigues aquí ¿No funcionó?

Iba a responderle pero se me adelantaron.

—¡No! No funcionó —el protector se acercó apresurado a la chica— Ella sigue aquí —me señaló— Ustedes saben de ella, saben de mí. Esto es realmente malo. Moriremos en un mes o en una semana, tal vez ni amanezcamos mañana. Y todo porque ella fue expulsada del mundo fantástico al intentar convertirse en algo que no debe ser. Todo debía de mantenerse como era pero ya ni siquiera estoy consciente de sí recibiré perdón —aquella ultima oración la dijo bajo pero todos alcanzamos a escucharla.

Aidan en cuestión de instantes tomó al protector del cuello de la camisa captando su atención.

—Cállate idiota, te has pasado todo el maldito tiempo hablando de muertes, castigos y condenas. Tú y esa niña solo saben balbucear sobre mundos distintos, magia y mil mierdas más. Ya me tienen harto —su voz era fuerte, el protector escuchó sus palabras sin resistencia— Hasta ayer tú eras solo un gato y las niñas albinas eran solo eso. Así que recomiendo que controles tu temperamento si quieres alguna ayuda.

Aidan lo soltó bruscamente, el protector se acomodó el cuello de la camisa. El aire se volvió tenso para nosotros.

—Y si intentan de nuevo —Mika trató de aliviarlo.

—No funcionará —respondió el protector ya más calmado— El fallo eléctrico se produjo debido a la excesiva cantidad de energía estelar impactando en la tierra. Al fallar el campo mágico creado para reabrir el portal hacia el otro mundo fue absorbida la energía de la ciudad y fue denegada la posibilidad de cruzar el portal. Por eso las estrellas se ocultaron tras las nubes..... Tienen miedo de ser castigadas.

—¿Por qué las castigarían? —preguntó Aidan.

—Por desobedecer el pedido del Reloj del Tiempo —contesté— Es increíble —me senté en el suelo frío de aquella azotea, ellos me miraban como si me hubiera vuelto loca, porque a pesar de haber fracasado me encontraba sonriendo.

—Estás sonriendo a pesar de no haber cumplido tu objetivo —Aidan me miraba desconcertado al igual que los demás— ¿Por qué?

—¿Por qué sonrió? Yo también me lo pregunto —respondí— Me parece gracioso el hecho de ser expulsada. Tantos años intentando subir de rango, tanto tiempo malgastado intentando aprender hechizos inútiles pero al final del día me daba cuenta que era para nada, me negaba aceptar el hecho de ser diferente, de no tener magia —volví a sonreír— Ahora que lo pienso, tal vez el Reloj del Tiempo me quisiera hacer un favor al expulsarme justo al mundo humano, de tantos planetas en el universo fui expulsada a uno en el cual puedo encajar.

Más Allá del Tiempo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora