Capítulo 2

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—Me llamo Thea, tengo que hablar contigo.

—No he preguntado tú nombre —puso el libro en la mesa.

—¿No escuchaste? Quiero hablar contigo —traté de verme amenazante.

—Vete niña —dijo molesto.

—¡No! He dicho que quiero hablar contigo —grité y todos los presentes voltearon a verme.

Agaché un poco mi cabeza avergonzada. El chico se dio cuenta que todos nos miraban y negó con la cabeza.

—Vale, pues me iré yo —agarró su mochila junto con el libro y caminó en dirección a la salida.

Lo veía irse pero antes que saliera, reaccioné.

—¡Espera! —corrí a la puerta pero de repente esta se mezcló con la barrera sólida de antes provocando que me diera otro golpe— Auch —froté mi nariz con los dedos, en eso la misma señorita de uniforme extraño vino y abrió una puerta. Le agradecí y corrí.

Tenía que alcanzar a ese chico, a lo lejos lo vi caminar y entrar en un callejón. Corrí hasta que logré alcanzarlo.

—Hey —dije sin aliento, estaba a la entrada del callejón apoyada sobre mis rodillas para tratar de recuperar el aire.

El chico seguía de espaldas a mí ¡Me había ignorado!

—Oye te estoy hablando —toqué su hombro y él volteó para verme. Soltaba un humo blanco de sus labios y tenía un tipo de palillo encendido en sus manos.

—¿Qué?

Me quedé mirando el palillo —¿Qué es eso? —pregunté.

—Un cigarro —dijo obvio.

—¿Para qué sirve?

—Para fumar —sus cejas se arrugaron en confusión.

—Y porqué...

—No me has seguido hasta aquí para verme fumar ¿verdad? —me interrumpió.

—A, si —recordé mi propósito.

—¿Qué quieres?

—Como he dicho quiero hablar contigo —el chico abrió su boca fingiendo estar sorprendido— Ese reloj de tu muñeca, lo necesito.

—No —su rostro se endureció.

—¡Me lo tienes que dar!

—Porqué debería, no te conozco de nada.

—Pues.... Porque te lo estoy pidiendo —dije como niña chiquita.

—Me da igual —llevó el cigarro a su boca y esta vez expulsó todo el humo en mi cara. Comencé a toser y retrocedí.

—No me gusta ese olor, es raro —dije mientras tosía.

El chico levantó sus hombros y agarró su mochila, pasó por mi lado mientras se dirigía a la salida.

—¡Por favor! —grité— Es mi ultima alternativa, sin ese reloj no voy a poder sobrevivir.

Se marchó, dejé caer mi cuerpo al suelo y mis ojos se llenaron de lágrimas. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo regresaría a casa? Con ese reloj hubiera podido intentar algo, lo que sea.

—Miren chicos, hoy es nuestro día de suerte —escuché una voz y luego risas.

Al levantar mi cabeza noté a tres chicos con sonrisas perturbadoras.

—¿Qué hace una chica tan linda sola? —dijo uno de ellos.

—¿Necesitas ayuda? —dijo otro con una sonrisa.

Más Allá del Tiempo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora