Capítulo 5

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Los niños recuerdan cada una de sus aventuras mientras están en esa edad. Las idas a los parques, los cuentos de la abuela, los juguetes que les compran en navidad o alguna otra festividad. Pero al crecer van perdiendo esos recuerdos, obtienen otros nuevos y más complejos, los simples y vagos momentos felices van desapareciendo. Se esparcen en el subconsciente y se guardan en lo profundo del alma, alimentando la inestabilidad de la memoria, posicionando un valor sentimental.

Así es como ocurre la pérdida de memoria, así es como los humanos pierden sus valores. Entierran sus recuerdos en lo profundo del alma y los dan por perdidos. Solo para no enfrentar sus miedos, sus luchas, sus anhelos, sus deseos más locos y descabellados. Esos que solo nacen en la mente de un niño.

Yo no era humana pero hacía eso constantemente. Ocultar mis luchas y miedos, olvidarme de ellos. Esa era la única forma que conocía de seguir adelante. Por eso intento ignorar a la chica de mis sueños, esa voz que me habla con dulzura y mandato, esa sensación que me dice que todo cuelga de un hilo. Porque si no lo acepto entonces no se volverá real.

O eso me hice pensar.

Abrí mis ojos lentamente al escuchar un ruido, me encontraba en mi habitación y justo al frente de mí estaba Aidan recogiendo varios frascos de la cómoda que al parecer se habían caído y habían provocado el estruendo. Me incorporé para sentarme en la cama.

—Déjalo así, luego lo organizo.

—No planeaba despertarte —dijo sentándose en el sillón.

A diferencia de la habitación de Mika, la mía era totalmente blanca. Los muebles finos y cortinas doradas.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Un poco más del mediodía.

Retorcí mis manos, sabía que la pregunta venía justo ahora.

—¿Qué te sucedió? Te desmayaste de la nada.

—No fue nada.

No quería hablar sobre mis sueños, ni sobre esa imagen que se proyectó en mi mente. Si se trataba de algo malo, no iba aceptarlo. Es mejor fingir que nada ha pasado.

—Las personas no se desmayan por nada, niña.

—¡Puedes dejar de llamarme "niña"! —exclamé alterada, necesitaba cambiar el tema de conversación.

—Eres una niña, y no intentes evadir la pregunta —él seguía calmado, mi cambio de humor no le afectó.

—No estoy evadiendo nada —aparte la vista.

—Escucha —se puso en pie con las manos en sus bolsillos— Estás aquí por caridad. Al menos agradece mi intento de preocuparme por ti. Sé que no tienes ninguna confianza conmigo, pero si te esta pasando algo háblalo con alguien. No importa si es mi hermana o Demian pero no te lo guardes.

Salió de la habitación después de eso. Pensé en sus palabras, en lo de hablarlo con alguien. El gato tal vez me explicaría que estaba sucediendo pero......... no quiero hablarlo. Quizás esos sueños solo sean efectos secundarios del cambio entre mundos. Y esa imagen de hoy........ tal vez solo sea un recuerdo que guardaba el reloj. Sí, muchos artilugios mágicos guardan recuerdos de sus antiguos portadores. Debe ser solo eso, vi un recuerdo de un antiguo portador del reloj. No hay de que preocuparse, no tengo por que decirles.

***

¡¡Primer día de clases!!

Ahhh me sentía emocionada y así me veía delante del espejo, mientras sonreía cepillando mi cabello blanco con esmero. Daba algunos saltos mientras me acomodaba una pequeña hebilla con forma de lazo en un borde de mi cabello logrando recoger algunos mechones de este. Toqué la tela de mi falda de colegio, era suave y delicada. La falda y la chaqueta de manga larga eran de color verde al igual que el lazo, mientras que la camisa de manga corta y las medias que me llegaban hasta las rodillas eran blancas, los tenis y el cinturón que aseguraba la falda eran negros. Anoche Mika me trajo el uniforme, accesorios para el cabello y algunas cosas de belleza. Según ella tenía que arrasar el primer día, me enseñó como colocar los accesorios de cabello aunque no entendí bien lo de belleza. Dijo que su tío tenía influencias y por eso pudo conseguir todo tan rápido. Sonreí al mirarme al espejo ¡Estoy lista!

Más Allá del Tiempo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora