Capítulo 10 - El Renacimiento de los Dragones

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La preparación para el ritual del renacimiento de los dragones fue meticulosa y cargada de un sentido de urgencia y anticipación. Hadrian y Ned Stark eligieron el Ojo de los Dioses, un lugar legendario en el extremo norte más allá del Muro, conocido por su fuerte conexión con la magia antigua. La leyenda local decía que fue allí donde se había creado el primer Caminante Blanco, un sitio de poder inmenso y misterios que lo hacían el lugar ideal para el ritual.

Dado los peligros inherentes de viajar más allá del Muro, especialmente con la amenaza constante de los Caminantes Blancos y las criaturas del verdadero norte, los preparativos fueron extensos. Hadrian y Ned reunieron provisiones, armas, y convocaron a varios hombres de confianza de entre la Guardia de la Noche, conocedores del territorio y habilidosos en la supervivencia en condiciones extremas.

Entendiendo la importancia de este evento, Hadrian consideró esencial la presencia del Príncipe Rhaegar, cuya conexión con los dragones podría ser crucial para el éxito del ritual. Tras enviar un cuervo a Desembarco del Rey con una invitación urgente, Rhaegar respondió con prontitud, asegurando su llegada al Norte en dos lunas.

Durante este tiempo, Ned y Hadrian afinaron cada detalle del ritual. Siguiendo las sugerencias de Hipnos en sus conversaciones, diseñaron una serie de runas mágicas capaces de contener el fuego que se invocaría durante el ritual. Hipnos había advertido a Hadrian sobre el peligro de perder el control del fuego mágico, especialmente dada la posibilidad de que Hadrian quedara exhausto o debilitado tras canalizar tanta energía.

La seguridad era primordial, no solo para proteger a los presentes durante el ritual, sino también para asegurar que el renacimiento de los dragones no trajera consecuencias desastrosas para el entorno. Las runas, cuidadosamente inscritas en piedras distribuidas alrededor del perímetro del Ojo de los Dioses, formarían un círculo de contención mágico.

Se llevarían seis huevos de dragón al lugar del ritual, uno para cada Stark y uno para Rhaegar. Hadrian esperaba que al presenciar el nacimiento de los dragones y sentir su conexión con estas criaturas míticas, Rhaegar comprendiera la importancia de mantener a los dragones en el Norte, al menos hasta que pudiera asegurar el trono. Hadrian era plenamente consciente de que la existencia de dragones podría alarmar al actual Rey, aumentando las tensiones políticas y posiblemente llevando a conflictos.

Cuando Rhaegar llegó, fue recibido con la hospitalidad tradicional del Norte, pero con una corriente subyacente de anticipación por lo que estaba por venir. Juntos, el grupo se adentró en el territorio más allá del Muro, llegando al Ojo de los Dioses tras un viaje tenso pero sin incidentes, gracias a la meticulosa preparación y las defensas mágicas preparadas por Hadrian.

Allí, en el antiguo y místico sitio, rodeados por el silencio imponente de la naturaleza salvaje y la expectación de presenciar un evento no visto desde hace milenios, comenzaron el ritual para traer de vuelta a los dragones a Westeros.

Con una solemnidad que igualaba la gravedad de la ceremonia que estaba por iniciar, Hadrian y Rhaegar, acompañados por la pequeña comitiva, comenzaron a organizar meticulosamente el sitio del ritual en el Ojo de los Dioses. Las rocas talladas con runas, cuidadosamente colocadas por Hadrian, formaban un círculo alrededor del altar improvisado donde reposarían los huevos de dragón. Cada runa estaba imbuida con poderes antiguos, destinados a contener y dirigir las energías liberadas durante el ritual para evitar cualquier descontrol del fuego mágico.

Rhaegar, aunque aún escéptico y visiblemente inquieto por la magnitud de lo que estaban intentando, no pudo evitar sentirse impresionado por la convicción de Hadrian. Ayudó a acomodar los últimos detalles, pero su expresión era la de alguien que aún dudaba de cruzar un umbral desconocido. "Es una locura, Hadrian, pero confío en tu visión," admitió finalmente, su voz cargada de una mezcla de temor y admiración.

Entre Magia y Dragones: El Renacimiento de ValyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora