Entre Magia y Dragones: El Renacimiento de Valyria

Capítulo 9 - La Magia del Norte

Después de un largo viaje lleno de descubrimientos y negociaciones, Hadrian y Ned Stark finalmente regresaron a Invernalia. La bienvenida que recibieron fue digna de héroes; la comunidad entera se había reunido para celebrar el retorno de los jóvenes Stark, quienes no solo habían fortalecido las conexiones comerciales del Norte con Essos, sino que también habían traído consigo riquezas y regalos que prometían mejorar la vida de todos en su hogar.

Los festejos fueron grandiosos, con comidas abundantes y música que resonaba en los muros de piedra de Invernalia. A pesar de la celebración pública, Hadrian sabía que debía compartir la verdad de sus descubrimientos en Valyria de una manera más privada y personal con su familia. Era consciente de que revelar la extensión completa de su magia podría cambiar la dinámica familiar, pero esperaba que los sólidos lazos que había fortalecido durante su viaje sirvieran de apoyo.

Esa noche, después de que los festejos hubieran dado paso al silencio de una típica noche norteña, Hadrian convocó a su familia a la biblioteca privada de Invernalia, un lugar lleno de historia y sabiduría, donde los secretos podían ser compartidos sin temor a ser escuchados por oídos no deseados. Allí, con el fuego crepitante como único testigo aparte de su familia, Hadrian comenzó a relatar sus experiencias en Valyria, la maldición y el espíritu de Daenis.

Su madre, Lyarra, lo escuchaba con una mezcla de preocupación y asombro, mientras que su padre, Rickard, que siempre había intuido que había algo más en su hijo mayor, finalmente encontraba confirmación en sus palabras. Ned y Ben, quienes ya conocían y apoyaban la magia de Hadrian, escuchaban atentamente, orgullosos de la valentía y la determinación de su hermano.

"Todo esto que he aprendido y experimentado," explicó Hadrian con solemnidad, "no solo refuerza nuestra posición en el mundo, sino que también abre puertas que nunca imaginamos. La magia de Valyria, la maldición... todo tiene potencial para cambiar no solo el Norte, sino todo Westeros."

Su familia asimilaba la información, y después de un largo momento de silencio, fue Lyarra quien habló primero. "Hadrian, siempre supe que eras especial, que tu destino era grande. Aunque esta magia pueda parecer una carga, siempre tendrás nuestro apoyo." Sus palabras eran suaves pero firmes, llenas de amor incondicional.

Rickard, por su parte, agregó, "Lo que has hecho, lo que has descubierto... es extraordinario. Siempre he estado orgulloso de ti, pero hoy, más que nunca, veo un líder en ti, no solo un señor de Invernalia, sino un líder para todos los tiempos difíciles que puedan venir."

Hadrian, aliviado y fortalecido por el apoyo de su familia, se sintió más preparado para enfrentar los desafíos futuros. Con el respaldo de su familia, sabía que podía seguir explorando y utilizando su magia para proteger y enriquecer el Norte.

"Gracias," dijo simplemente, sabiendo que esas palabras abarcaban mucho más que gratitud; eran un reconocimiento del amor y la confianza que definían a la familia Stark.

La hora de los regalos en Invernalia se convirtió en un momento lleno de emoción y sorpresas que reunieron a la familia Stark alrededor del calor de la chimenea, celebrando no solo el retorno seguro de Hadrian y Ned, sino también los frutos de su arduo viaje. Hadrian, con una sonrisa amplia y genuina, comenzó a distribuir los tesoros que había recogido en sus aventuras, cada uno especialmente elegido para sus seres queridos.

Para Ben, el más joven de los hermanos Stark que soñaba con ser caballero, Hadrian presentó una espada de acero Valyrio. La hoja brillaba con un lustre inigualable, su calidad y rareza evidentes incluso para aquellos no versados en el arte de la forja. Ben, incapaz de ocultar su emoción, apenas podía dejar de mirarla, su expresión una mezcla de asombro y gratitud profunda. "¡Es más de lo que jamás soñé, Hadrian!" exclamó, sosteniendo la espada con un respeto casi reverencial.