Capitulo 2

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Hola!!! Hoy fue un día bastante productivo, escribí una parte demasiado homosexual de este fic y me siento demasiado bien al respecto kdshjgsdahjs Les dejo algunas definiciones para que no estén tan perdidos :)Careta: casco con rejillaFlorete: espada ligera y flexibleParry: es cuando el defensor mueve su arma para "desviar" el arma atacante a un lado.

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Yoko pensaba que la esgrima sería sencilla, casi parecía creer que tendría algún talento natural para ello producto de su agilidad otorgada por sus características vampíricas, pero nada más lejos de la realidad, simplemente apestaba. Su plan de ser una de las mejores y más geniales esgrimista de la academia y así captar la atención de Divina para que está cayera enamorada frente a sus pies y por fin ser novias, se había esfumado por completo al momento de tropezarse y perder el equilibrio mientras practicaban una de las poses más básicas. Divina corrió hacia ella para cerciorarse de que estuviese bien y Yoko agradeció tener puesta la careta tapando su rostro pues ya no era capaz de ocultar sus sonrojos cada vez más frecuentes.

-Estoy bien, en serio. - dijo la chica tomando las manos de la sirena que le ayudaba a ponerse de pie.

-Nunca pensé que fueras tan torpe. - bromeó Divina algo insegura, hubo un momento de silencio incómodo entre las chicas hasta que la sirena se atrevió a hablar. - Creo que es lindo. - Yoko pudo observar a través de la malla de su casco como las mejillas de Divina se coloreaban de un rosado casi imperceptible para cualquier otra persona, pero no para ella.

-Yoko, deberías mejorar tu equilibrio. - Enid interrumpió su pequeño momento. - ¿No tendrás algún problema con tu oído medio? - la loba permanecía en la posición que se le había indicado pero sus brazos parecían temblar con cada segundo que pasaba, la resistencia que tenía en su cuerpo era comparable a la de un bebé recién nacido.

- ¡Silencio plebeya! - gritó Yoko dirigiendo su florete hacía donde se encontraba la loba quien jadeó con fuerza, como si hubiese sido insultada mientras rompía su posición y hacía lo mismo que la vampira.

- ¿Cómo te atreves a decirme plebeya, plebeya? - gritó Enid en un tono intimidante. Divina observaba aquella escena como si fuese espectadora de algún teatro de lo absurdo, pero de todas formas no pudo evitar reír frente a lo tonto de la situación. Ambas chicas se dieron una estocada en el mismo lugar simulando ser derrotadas mientras caían al piso quedando inmóviles durante algunos segundos antes de empezar a reír como locas.

- ¿Sería mucho pedirles un poco de seriedad cuando estén aquí? - preguntó Bianca acercándose al lugar, claramente molesta por el ruido que las chicas hacían.

-Lo sentimos Bianca. - se disculpó Enid quitándose la careta para tomar un poco de aire.

-Gracias. - dijo la chica mientras se alejaba nuevamente para seguir practicando por sí sola.

-Han aguantado más que la mayoría de los estudiantes. - Divina siguió a la sirena con su mirada para luego concentrarse en las amigas que tenía enfrente.

-Hace falta más que eso para derrotar a estas chicas duras. - Yoko hizo una pose heroica mientras tomaba a Enid por el brazo desestabilizándole un poco causando que volvieran a reírse mientras Bianca les dirigía una mirada asesina.

-Divina necesito tu ayuda. - la sirena endureció su tono llamando la atención de la chica, así que se despidió de Enid y Yoko y se fue rápidamente. Yoko dio un largo suspiro y se quitó la careta para tomar un poco de agua. Enid por su parte sacó su teléfono y comenzó a fotografiar todo lo que le llamaba la atención para poder actualizar sus redes sociales. Yoko hizo un par de poses ridículas mientras la loba le fotografiaba y volvían a reír disculpándose antes de que Bianca pudiese decir alguna palabra, la verdad es que la sirena ya se había rendido con ellas. La tarde transcurrió de forma tranquila, dominando algunas posturas más complicadas gracias a Bianca quien después de regañarlas y decirles que la clase de esgrima no era un estudio fotográfico ni un teatro, les había ayudado con algunos pequeños errores de los cuales Divina no se había percatado. Yoko pensaba pasar al cuarto de Enid después de clases y aprovechar las horas antes del fin de semana, pero inesperadamente, la rubia tenía algunos asuntos que atender con sus padres quienes seguían con la idea de ingresarle a algún campamento extraño para que trataran su tardanza en enlobarse, así que rendida se dirigió hasta su habitación para darse un baño cuando su teléfono comenzó a vibrar y su corazón dio un vuelco al leer el nombre de la persona que le enviaba tantos mensajes: Divina.

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