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                                                                   Artemis

No estoy dispuesto aun a decir que posiblemente muera; todavía ni puedo aceptarlo.

El caprichoso, flaco e increíblemente autoritario emperador Francisco, por primera vez, se quedó sin palabras.

Luego de un silencio bastante incomodo decido retirarme.

-Con su permiso- dije entreabriendo la puerta- Mañana podremos debatirlo con más lucidez y encon...

-Trae a mi hijo Ronald- dijo el con una mano en gesto de que me detenga

-Como diga.

Me retiro.

No tengo ni un cuarto de voluntad para despertar a ese caprichoso adolescente, que tiene exactamente mi misma edad, a sabrá quien las horas que son.

Subo al piso siguiente, supongo que el príncipe está dormido así que abro la puerta sin tocar.

Estaba a punto de articular alguna palabra para poder despertarlo sin causarle enojo, hasta que me encuentro mirando como el príncipe posa frente a su espejo completamente desnudo.

Cierro inmediatamente la puerta sin hacer el menor ruido posible y tratando de olvidar lo que

vi toco la puerta. "Acá no paso nada" pienso.

No hay respuesta, por lo que vuelvo a tocar.

- ¿Agh? - pregunto el desde el interior

- Soy Artemis; ¿Podría pasar?

- Se, se pasa- dijo Ronald con una voz de sueño demasiado fingida.

Entro a la habitación con miedo de ver alguna otra cosa, pero por suerte todo está en orden.

No sé con qué rapidez pudo ponerse su ropa y meterse en la cama, pero fue algo bueno para. mi alivio. Aunque sí que era un muy mal actor fingiendo que había estado dormido.

-Su padre lo necesita, Príncipe Ronald.

-Lord príncipe Ronald. T- me corrigió

Estuve a punto de mandarlo a la mierda, pero me contuve para proteger mi único trabajo.

-Lord príncipe Ronald. T- dije con la poca paciencia que me quedaba- Su padre lo necesita, acompáñeme.

Resoplando, el caprichoso príncipe vampiro rubio se incorporó entre todas sus almohadas y haciendo un intento en vano de levantarse. Me tendió una mano con largas y puntiagudas uñas. No entendí por qué; me miro asesinamente con esos azules ojos.

-Ayúdeme- dijo con un tono que claramente quería decir que me apure

"No puede ser más inútil" pienso mientras le tiendo perezosamente mi mano ayudándolo a que por fin pudiese pararse.

                                                                                ***

- ¿Cómo que habrá una guerra?

- Si Ronald, lo que oyes, no seas estúpido- respondió su padre fríamente.

- ¿Cuándo será eso? – me preguntó Ronald

- No tengo información sobre ello- respondí

El emperador miro la pared, pensativo.

-Que nadie se entere- decreto- No hay necesidad de alarmar a la población.

-Si me disculpa, mi señor; repito, no tengo información de cuando sucederá todo esto, pero me parecería mucho mejor que avisemos a la población para prepararla.

Me miro asesinamente, recordándome que él es el emperador y no yo... Abrí la boca y rápidamente la cerré al tiempo que asentía rápidamente y miraba al suelo.

- ¿Puedes volver a ver esa predicción? - me pregunto.

Pienso; las estrellas ya no están en la misma posición de antes, la tierra giro demasiado. No tengo ganas de ver el pasado; la predicción de hoy me dejo muy cansado. Aunque alguien si podría ver mis recuerdos... Obviamente no tengo ganas de que husmeen mi mente de pensamientos correspondientes a un mago de 18 años, pero no puedo dejar sin respuesta al emperador.

-No hay manera de volver a hacer la predicción, la tierra a girado lo suficiente como para dejar la familia de enanas rojas muy alejado del imperio de Akrea, no puedo volver el tiempo atrás, lamentablemente no me siento bien...

-Bueno si, ahora ve al grano- dijo el emperador mientras el príncipe se dormía en su sillón- No te duermas

El emperador le pego un tarascón en el estomago a su hijo, quien volvió a la tierra y con un gesto me indico que continuara.

-Lo que si podemos hacer que algún otro mago busque en mis recuerdos.

- ¿Quién puede ser? Que vayan a despertarlo de inmediato.

Obviamente no voy a dejar que el emperador elija quien va a mirar mi mente, así que debo elegir a alguien de confianza rápido.

Averi es mi mejor amiga, otra hechicera. No; no tuve suerte con ella en intentar alguna relación, pero ahora parecemos hermanos.

-La hechicera Averi Bethley puede hacerlo.

-Ve a despertarla y tráela aquí.

                                                                              ***

Averi vive en las montañas del sur. No está lejos, pero como dije, mi cansancio me supera.

Con ojeras y bolsas debajo de los ojos emprendo el camino. Al cabo de treinta minutos de morirme de frio bajo la nieve que cae en diagonal, llego hasta la altísima torre. 

¿Cómo puede vivir en un lugar tan alto?

Perezosamente empiezo a subir las escaleras caracol. Hay muchas puertas a los costados, salas que están por esos "Por si las dudas las necesite" que tanto dice Averi. Tantas puertas y a ella se le ocurre que su habitación sea la penúltima de todas.

De la nada siento un fuerte dolor de cabeza, me mareo y me cuesta muchísimo mantenerme de pie. "Predicción de mierda" pienso mientras agarro el picaporte y caigo inconsciente de cara en el suelo de la habitación de Averi.

Odio el Hemtril 

𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑴𝒆𝒔𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora