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                                                        Artemis

La verdad sentí pena por ella. ¿Por qué debía estar obligada a superarlo en menos de tres años? A todos nosotros, ella, mi padre, su madre, yo y a vos, inconscientemente a veces nos bloquean este tipo de energías.

-Hay un hechizo para desbloquearte, pero la gran parte del trabajo, esta en tus manos- mentí despues del abrazo. Deberia de haber un conjuro para desbloquearte, pero queria que lo haga ella misma

- ¿Qué tengo que hacer? - me pregunto.

-Tener claro que tienes esa buena energía, tener claro que es lo que te esta bloqueando y finalmente, seguir adelante.

Ella me miro.

- ¿Y el hechizo?

-Eso solo es por si las dudas, pero todo lo tenes vos, aca-dije y señalé su colorada y pecosa frente.

Pareció decepcionada. A lo mejor ahora creía que yo no sabia hacer magia, pero no me importa. Al fin y al cabo, yo tenía razón, no había necesidad de usar el conjuro.

-Vamos-le dije

- ¿A dónde?

-A donde mas feliz seas-dije y dejé mi muñeca enfrente de ella, lista para ser tomada como antes. Mi muñeca no fue tomada como antes, pero si tomo mi mano. Me guio escaleras abajo, abrió la puerta de la salida y siguió caminando conmigo detrás.

                                                                                  

                                                            Melathia

-Me di cuenta lo mucho que te gusto el prado de flores- le dije mientras tiraba de su mano.

-No importo yo, vamos a donde vos quieras.

Si que importaba él. La verdad, si el era feliz en ese prado, yo también lo seria. Era rara esa sensación, pero no era molesta. Así que el sí importaba. Seguí caminando hacia el prado. Cuando me quise dar cuenta, mi gata Lily nos estaba siguiendo.

Faltaban dos metros cuando Artemis acelero el paso, ansioso por llegar. Si que le gustaban las flores. Verlo sonreír, ya me hacía feliz.

Ni bien llegamos el empezó a oler las flores, a mirar las mariposas, mientras mi gata lo seguía. Yo seguí caminando a su lado, mientras nos adentrábamos en el prado.

Al cabo de un rato de preguntas y respuestas sobre flores, el empezó a sacar algunas. No sé cómo, pero las empezó a trenzar. Yo me senté en el suelo, empecé a acariciar a mi gata que por fin le quitaba la atención a Artemis.

Mirando a mi gata que ronroneaba sobre mis piernas, sentir algo liviano en mi cabeza. Levante la mirada y pude ver a Artemis dejando una bonita corona de flores en mi cabeza.

Fue tan tierno ver el tímido rubor de sus mejillas. A lo mejor no le gustaba que vean esos lados suyos, hábil con las manos. El se sentó a mi lado.

- ¿Por qué vinimos aca y no a un lugar que te guste?

“Aunque sea el mismo paisaje de todos los días, si sos feliz, entonces yo también.”

Sonriente me encogí de hombros.

                                                                                  Orión

𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑴𝒆𝒔𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora