24; Akrux

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No veo la reacción de mi amiga, pero parece shockeada. Mi respiración se entre corta.

-Artemis estas teniendo un ataque de pánico- me dijo ella.

Me acostó en su cama y salió de la habitación. Lucho por respirar, mientras mi vista se nubla y el silencio es mas ruidoso que los gritos. Averi entra con un balde, no entiendo nada. Ella me incorpora y me deja sentado. Siento algo fresco en mi nuca, segundos después una gota de agua fría recorre mi espalda. Empiezo a sentirme mejor, el paño frio me relaja. Ella con sus ojos llorosos me sigue mojando la nuca. Se la nota muy nerviosa. Rápidamente moja el paño en el agua, y luego lo estruja. Hace todo con una rapidez ansiosa. Agarro sus brazos frenándola, eso no le hace bien. La miro a los ojos. Sus ojos se inundan, su cara se irrita y su voz se quiebra.

-Artemis decime que esto es una broma de mal gusto- dijo con vos muy cortada

La miro con dolor adentro.

-Ojalá lo fuera.

                                                                                         Orión

“Por que el dolor y las lagrimas son tan fuertes que te cansan, lo único que necesitas que sea fuerte, es un abrazo”

Y así se hizo un abrazo para Artemis, un abrazo para Averi.

Todo es incierto

Todo es tan relativo

Cuando más respuestas necesitas

Menos respuestas hay

Cada vez duele mas

Cada vez cuesta mas

Cada vez se necesita más del otro

“Tanto el tiempo como el espacio, son dispersos, nadie sabe nada de ellos. Son aterradores, pero lo somos nosotros también; Nosotros somos el cosmos” 

                                                                               Francisco

Finalmente termino mi agotador trabajo. Justo antes de salir de la sala de archivos recuerdo la carta que la hechicera me dejo. La tomo y bajo las escaleras hacia mi oficina.

Abro la puerta y miro hacia el interior. En la oficina encuentro a mi estúpido hijo sentado en un sillón.

- ¿Qué haces aca?

Él no me responde.

-El suministro de sangre llegara pasado mañana, espero que puedas aguantar hasta entonces.

Por alguna razón se lo noto muy incómodo. Qué raro que no me estuviese exigiendo nada o siendo el nene caprichoso de siempre, estaba sumido en sus pensamientos, sin sentimiento alguno, o quizá con sentimientos escondidos.

-No pasa nada padre.

- ¿Ronald eres tú?

-Si soy yo. Ya me voy- dijo, se paró, abrió la puerta y me miro antes de irse- Adiós padre.

Finalmente se fue.

Nunca lo había visto así…

Trato de ignorar todos estos pensamientos, estoy en hora de trabajo y tengo que leer una carta, lo que supone muchísima concentración. Además, luego podría pensar en Ronald, o en el último y más urgente de todos los casos, hablar con él.

Me siento en mi escritorio, tomo la carta y quiebro el lacre rojo.

Es del jefe de Quantis. Les dije mil veces que no aceptasen sus cartas.

Comienzo a leer.

                                                                                          ***

¿Cómo? ¿Me están reclamando tierras? No puede ser… Estos informes son muy correctos. De ningún modo podría darles esos terrenos, lo mejor es hacer como si ninguno de esos habitantes existió y responder muy escuetamente esta carta. No puedo devolver esas tierras y tampoco quiero. Ahora la mitad de las tierras son de Centrikus. Además, me escriben como si yo hubiera hecho todo esto, que sea el emperador actual no implica nada.

Tomo una pluma de pavo real, la mojo en tinta roja y escribo en el pergamino;

Venus;

No puedo aceptar su pedido, no hay suficientes pruebas de lo que me has dicho. Sin más que decir, te pido que no vuelvas a tocar el tema.                                                                                   Francisco. T

Meto la carta en un sobre, pongo un poco de lacre rojo y lo sello.

                                                                Ronald


¿Qué había pasado? Me sigo haciendo esa misma pregunta en la oficina de mi padre. Desde que Averi se fue me quede exactamente en la misma posición, sentado en un sillón. No moví ninguna de mis extremidades, como mucho estaba respirando. Alguien podría confundirme con una estatua.

Es que ¿Qué había pasado? A lo mejor a ustedes les parece raro, pero lo que no saben es que dar sangre (ilegalmente) puede verse como muchos mensajes.

Ella puede estar tratando de hacer un trato irrompible conmigo. O puede que este confesando sentimientos

No, no es así.

En realidad, no quiero que sea así. Esto me está trayendo demasiadas dudas, y no solo de ella, sino que también de mí.

En medio de todos estos pensamientos que parecen haber sido sacados de otra cabeza que no es bella como la mía, mi padre entra.

- ¿Qué haces aca?

La verdad es que ya no tenía nada que hacer ahí. Podía volver a mi cuarto a dormir.

-El suministro de sangre llegara pasado mañana, espero que puedas aguantar hasta entonces.

“Oh mierda, claro que voy a subsistir, para nada tome sangre ilegal que me dio tu hechicera”

-No pasa nada padre.

Por alguna razón, mi padre se vio muy extrañado.

- ¿Ronald eres tú? - me pregunto

 -Si soy yo. Ya me voy- dije y abrí la puerta- Adiós padre

Finalmente me fui sin entender por qué lo trataba bien, a lo mejor esa hechicera había hecho un trato conmigo y ahora yo trataba bien a la gente, pero no. No lo era.

Camine lentamente hacia mi habitación. Llegue a la gran pieza. Caminé ignorando todas las bibliotecas con libros que ni yo sabía de qué se trataban y armarios con ropa que ya usé, que no volveré a usar y ropa sin usos.

Me siento en mi cama con cortinas de terciopelo, me acuesto entre mis quince almohadas y suspiro.

Comencé a tener miedo de que me haya hechizado, y no con magia.

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑴𝒆𝒔𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora