Capítulo 8 - La caída del hombre

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Un agudo ardor se extendió por todo su estómago; comenzó a tambalear cuándo su mirada se hacía cada vez más borrosa.

Lucifer, preocupado por la palidez de su amigo, se acercó más.

-Oye amigo, ¿Qué te ocurre?-

Tomó su mano, estaba tan helado qué le dio un escalofrío. Pero su agarre se cortó de imprevisto; Adam lo había empujado con una fuerza sobrehumana, haciendo que cayera a unos cuantos metros de él.

Lucifer se sorprendió de lo ocurrido, pero quedó en silencio cuándo los quejidos de Adam se volvieron más escandalosos.

Para Adam, respirar le parecía una tortura.

Se arrodilló, su cabeza tocó el suelo y sus manos se posaron en su pecho y cabeza; ambas partes dolían tanto qué le iban a explotar.

-Ahg... Mierda...-

El shock de ver cómo Lute desaparecía, aún persistía. Su mente quedó en blanco y su ser se desmoronó.

¿Lucifer la había matado?

Ese pensamiento fue su perdición.

Ese calor infernal lo envolvió internamente, mientras que por fuera, sentía un frío extremo. No comprendía nada.

Sus movimientos se limitaron. No tenía control absoluto de su cuerpo. Lo único que sentía y sabía con claridad, era que el responsable de todo su sufrimiento, estaba frente a él, atónito.

-Adam...-

Su corazón tembló de pena por la manera en que su amigo se quejaba y se quedaba sin aliento sin poder moverse de su sitio. No podía imaginar el dolor que estaba pasando y, aun así, se quedó observando.

Lucifer apreció cómo Adam solo levantó su cabeza para dedicarle una mirada de muerte tan comúnmente lo hacía. Pero ahora, era distinto, sus divinos ojos amarillentos se tornaron a un rojizo carmesí.

No fue lo único qué notó.

Su piel se volvió grisácea en un santiamén, sus dientes parecían verdaderas cuchillas de lo afilados que se veían. Sin embargo, lo más inquietante fueron  esos huecos negros qué se formaban en su frente, quemando completamente la piel dónde se extendían cada vez más.

-¿Eh?-

Lucifer tardó en darse cuenta qué ya no estaba en el mismo lugar, sino en la pared fría y dura, siendo acorralado y brutalmente golpeado.

No podía seguir la velocidad de los golpes que recibía. No le importaba el dolor que le ocasionaban, su razonamiento era lento.

No podía creer que había visto esa horrible transformación.

-¡ADAM YA BASTA!-

Harto de ser un costal de boxeo, Lucifer le lanzó una bola de fuego, cosa que esquivó, pero qué lo distrajo lo suficiente como para establecer distancia entre ambos.

-¡No volveré a pelear contigo! Me rehuso a lastimarte otra vez.-

Su postura firme no ayudó para qué al menos, Adam lo escuchará, en consecuencia, solo hizo que lo sujetara de nuevo por su abrigo y lo cargara hasta su rostro.

Fue ahí donde Lucifer, se dio cuenta que Adam se había perdido. Sus ojos estaban vacíos, no tenía expresión y sus ataques eran con más intensidad. Cómo si poco a poco se sumergiera en su forma demoníaca.

El alma de Adam había sucumbido ante tal angustia y sufrimiento qué se fragmentó al punto de absorber la energía maligna del infierno en su totalidad. El alma humana tan frágil que tenia no pudo resistir por más tiempo. Lucifer sintió tristeza, su amigo había pasado por tal hecho sin que el pudiera hacer algo para evitarlo.

Un amor perdido: Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora