Capítulo 9 - Bajo la luna de sangre

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El sombrío umbral rodeaba el ambiente.

En un lugar tan desolado, agudos ruidos se extendían fácilmente. Chocaban de una pared a otra en un ciclo interminable de caos.

Del ruido caótico, los jadeos destacaban.
Jadeos soltados sin querer por el esfuerzo de esquivar ataques tan frenéticos del quién fue su amigo.

Después de esquivar una ráfaga demoníaca, Lucifer se convirtió en un gorrión para volar desapercibido y posarse en el hombro de su rival, cosa que consiguió.

-Sabes, he estado preguntándome, ¿porqué me odias?-

No pudo evitar comportarse infantil. No sabía por cuanto tiempo había estado esquivando sus ataques. Comenzaba a cansarse de los ataques inesperados y las heridas qué no desaparecían.

Había intentado hablar con el en numerosas ocasiones, donde simplemente, no llegaban a nada.

Deseaba algo de diversión en este combate tan desigual.

Aunque su "diversión" no se dio como creyó.

Adam gruñó como un animal hambriento. Sujetó al pequeño pájaro, aplastandolo con agobiante fuerza.

Para este momento, Lucifer se había acostumbrado a huír en cuanto fuera atrapado, sin embargo, ahora era distinto.

No sentía magia en él. No era capaz de transformarse en otro animal. El agarre cortaba su respiración.

A falta de oxígeno, se dio cuenta. Su poder estaba siendo absorbido.

Sus ojos se abrieron por completo de ansiedad, su temperatura se drenaba cada segundo y su temblor apareció.

En un momento de razón, pudo revertir la transformación, volviendo a su cuerpo original.

Con el poder restante pudo patear el abdomen de Adam, mandándolo a unos metros de distancia.

Lucifer cayó de cara por la diferencia de altura de ambos. Sujetó su propio cuello, aún impresionado por esa amenaza tan realista. Una tos seca lo molestó, su respiración se volvió agitada.

Intentaba recomponerse, eso nunca antes había pasado. Ni siquiera sabía que su poder podia serle arrebatado. Lucifer sintió miedo real por primera vez.

-¿Qué me has hecho?-

Apenas era audible. No aguantaba la debilidad qué sentía con sólo ponerse de pie.

Adam sonrió cinicamente. Su ego le dictaba que había ganado.

Sin responder, de sus manos emergieron almas en pena que gritaban de dolor, rodeados por magia demoníaca, ambos se fusionaron en un humo denso.

Empezó a manipular a su antojo ese humo púrpura, hasta que tomó una forma distintiva.

La niebla se esparció y esfumó de inmediato, para dar lugar a una guitarra eléctrica con forma de hacha, con afilados bordes, tan extensa que Adam la sujetaba de una manera muy familiar.

El cuello de la guitarra era largo con cuerdas finas y brillantes como si fuera cabello humano. El cuerpo se mostraba amplio con detalles rojizos, violetas y grisáceos. Las cuchillas tenían sangre amarillenta chorreando. Como si fuera el arma perfecta para el asesinato.

Sus dedos se posaron en su nueva adquisición. Su sonrisa se hinchaba más con cada ligero toque que hacía.

Se concentró tanto en su instrumento que ignoró todo su alrededor. Lucifer aprovechó para reflexionar lo ocurrido.

"Esa guitarra se me hace conocida..."

Un pensamiento rápido qué descartó.

Gracias al poder que le había quitado fue capaz de invocar el arma, lo que le inquietaba más era, ¿cómo pudo hacerlo?

Un amor perdido: Lucifer x AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora