La lámpara de la habitación donde me encontraba parpadeaba cada tantos segundos. El frío helaba mis huesos después de haberme bañado dos veces para tratar de quitar el aroma repulsivo que traía después de haber andado en las cloacas. Fue demasiado vergonzoso notar mi aspecto cuando entre a unas habitaciones metidas entre la tierra.
Daylan y yo caminamos un poco siguiendo al hombre de barba que olía igual o peor que yo. Sus botas de combate estaban llenas de desechos y tierra mientras que su atuendo negro goteaba agua putrefacta. Pero parecía ya estar acostumbrado a eso. En cuanto a mi, casi vómito una vez más.
Yo era la que más sucia estaba a comparación de mis acompañantes. Mi cabello oscuro resbaladizo y enmarañado, mi rostro lleno de mugre y la mejilla enrojecida. Mientras que mi ropa era un completo desastre que en cuanto pude me deshice de ella.
La vergüenza me embargo aún más cuando caí en cuenta de que todo el tiempo estube pegada a Daylan y él podía oler el aroma pestilente que poseía y aún así no dijo ni una sola palabra o hizo algo para alejarme. Solamente me tomó de la mano y no me soltó sino hasta que nos dieron estás pequeñas habitaciones apenas de unos metros cuadrados. Suficiente espacio para apenas una cama individual y una mesa pequeña donde había una jarra con agua y un vaso ambos de madera también.
Los baños eran compartidos al fondo de un largo pasillo. Y agradecí porque por lo menos eran separados los de chicos y chicas aunque el gusto o me duró poco al notar que el agua estaba fría. Froté mi piel con el jabón rasposo de aroma neutro y lave mi cabello un par de veces pidiéndole a los dioses que el olor pudiera irse por fin.
Me coloqué un pantalón tipo cargo negro que me iba grandísimo y una playera igualmente oscura dos tallas más grande que pude arreglar haciendo un nudo a la altura de mi cintura. Los zapatos deportivos normales y un pequeño pedazo de platico cortado que fungía de cepillo. Y de ahí nada más. No había cremas hidratantes ni enjuague de cabello con olor frutal ni mucho menos un delicado perfume con olor a durazno que refrescará.
Me mantuve pegada a la pared encima de la vieja cama cubriéndome con una delgada manta tratando de menguar el frío que se colaba por aquellas paredes. Mi cabello aún chorreaba agua ya que no había encontrado nada con que secarlo.
En lo único que podía pensar en aquel momento era en porque Daylan nos había traído a este sitio si bien podíamos haber regresado al nido con el resto de sus compañeros. Me daba la sensación de que estaba buscando algo más. Pero no había tenido el valor de preguntarle.
La ansiedad me estaba carcomiendo por dentro ya que tenía horas de haberme separado de él. Y este era el único punto conectado cido después de haber decidido perder todo. Él era el único a lo que podía aferrarme si quería regresar sana y salva a la vida más allá de este sitio. Y sí lograba hacerlo lo más probable era que regresaría corriendo a mi padre pidiéndole perdón y tomando otra vez la vida fácil que siempre tuve con baños calientes y viajes lujosos ¿O no?
La idea sonaba tentadora por las condiciones que me encontraba, por la manera tan despiadada de ver la realidad que me ha tocado. Sí hubiese sabido las consecuencias de mi decisión quizá lo hubiese pensado mucho antes de hacer semejante locura. Pero no podía dar marcha atrás. No podía rendirme tan fácil. Mucho menos ahora que conocía los destrozos que mi propio progenitor había cometido contra todas estas personas.
Y lo que te espera más adelante.
Mi conciencia sabía que esto solo era el principio de los horrores. Mi corazón se detuvo un latido al imaginar que otras cosas mas pueden haber allá afuera mucho más aterradoras que vivir entre cloacas, ratas y suciedad.
Estaba cansada física como moralmente. Sentía mucho miedo. Recuerdo como mi estómago se contraía cada que pensaba los costos tan altos que otros pagaban por la comodidad de unos cuantos. Y que tanto estábamos engañados. Cómo nos mantenían ajenos a la realidad cegandonos con lujos y falsa felicidad. Mientras que en la oscuridad del mundo todo se iba al carajo con gente armando una rebelión para su propia supervivencia.
ESTÁS LEYENDO
Hermosa Destrucción©
General FictionTus ojos otorgan el resplandor que obliga a mi oscuridad a desvanecerse...