Inquietante
Cuando bajé mi cámara, el aire frío me devolvió a la realidad.
Disparos incesantes. Gente encapuchada corriendo a mi alrededor. La guardia jerárquica avanzando desde un punto aún lejano de donde me encontraba yo.
Toda la sangre de mi sistema dejó de irrigarse, y de pronto el frío, un frío paralizante y catastrófico me envolvió. Mi garganta se secó al instante, no entendía que sucedía, la confusión, la rabia de mi ignorancia ante lo que parecía ser una real y verdadera batalla me mantenían anclada al piso.
—¿Aún sigues aquí? —la voz masculina malhumorada, casi me sacó del extraño adormecimiento en el que me encontraba.
—Y-yo... N-no... —no lograba articular palabra, mi boca emitía sonidos sin sentido y el tipo con capucha me miraba con el ceño fruncido.
—¡Maldición! —musitó, y luego rodeo mi cintura con su mano libre; en la otra llevaba un arma enorme. Comenzó a avanzar y a seguir maldiciendo, mientras que me arrastraba con él. Mi profundo letargo me impedía reaccionar, mi cuerpo se encontraba débil y mi mente no lograba conectar del todo con mi motricidad.
—¡¿Qué jodidos haces Lan!? —otra voz masculina se unió a nosotros, apenas y habiamos avanzado unos cuantos metros, y yo sentí que había pasado una eternidad—. Maldita sea, no puedes comportarte como un jodido salva vidas ¿qué no te das cuenta que la maldita guardia jerárquica nos pisa los talones? —volvió a gritar el individuo pelirrojo que se había unido a nosotros en la travesía por salir sanos y salvos de aquel lugar.
Mi cordura poco a poco fue regresando a mi, y con ella, la capacidad de caminar. Así que me safé del agarre que me mantenía prisionera —¡¿Qué carajos está pasando?! —grité presa del pánico.
—Rebelion niña, eso pasa —contestó con ironía el otro tipo.
—¡Estoy harta de esa palabra. La he escuchado lo suficiente los últimos meses! —apenas y reconocía mi propia voz. Una mezcla de miedo y furia invadía todo mi sistema.
—Dejalo estar Marck —la voz ronca del chico a mi lado me obligó a enfocar la mirada en él.
—De ninguna manera —repliqué.
—¿O qué niñita? ¿Me dispararas con tu cámara? —contesto burlon.
Las lágrimas casi caen por mi rostro de no ser por el orgullo que me mantenía en pie mirando muy mal al tipo frente a mi. Mis manos se hicieron puños pero al mismo tiempo la comprensión llegó a mi al darme cuenta que estaba tan vulnerable sin saber defenderme ante mi nueva realidad. Toda me vida habían hecho las cosas por mi hasta ese día que no sabía que hacer ante una situación que amenazaba mi vida.
La tristeza se arrincono en algún lugar de mi pecho dejando punzadas dolorosas ante la nueva comprensión de mi estado. Estaba sola, sin familia y sino ponía acción pronto perdería la vida. Mi ignorancia e ingenuidad debían ser transformadas en algo que hiciera que me mantenga con vida si quería llegar al fondo de toda esa situación de rebeldes y antagónicos que por mucho tiempo yo concederé mi círculo más cercano.
—Quiero formar parte —sentencié.
—Ni de coña —replicó el tipo pelirojo.
ESTÁS LEYENDO
Hermosa Destrucción©
General FictionTus ojos otorgan el resplandor que obliga a mi oscuridad a desvanecerse...