Su pequeño cuerpo estaba sentado en el sofá de la biblioteca, con un libro en la mano y la lámpara encendida. Tengo largo rato mirándola, sé que me siente, pero me ignora.
Se abrumo buscando los libros que necesita y termino con 12 libros en la mesa, apenas lleva unas hojas leídas, se dónde está lo que busca, evidentemente no le voy a ayudar con nada, si quiere matarme que lo busque sola, entre más tiempo tarde mejor para mí, más la puedo disfrutar.
Su boca se abre levemente para sorber el café en la mesa y muerde una galleta, la lengua pasando sus labios me excita. No logro entender del todo la conexión que tenemos, ni tampoco la posesividad que afloro en mi con solo verla aquel día, no debería existir ese tipo de relación entre dos personas, es como un maldito castigo divino.
Dobla sus piernas acomodándose mejor en el sofá dos horas después, sus piernas se dejan ver por el corte de su vestido y no puedo creer que esté perdiendo el tiempo de esta forma, ella está inmersa en la lectura, encontró un libro bastante interesante sobre nosotros, lástima que sea un cuento que no la llevara a nada.
—Necesitamos negociar ciertos temas de tu estadía aquí —me siento frente a ella y al fin se fija en mí, por su puesto. su estadía se extenderá eternamente.
—¿Puedo hacer experimentos de prueba y error para matarte? —pregunta luego dejar el libro en la mesa y seguir comiendo galletas.
—Claro —no hay nada que perder y de alguna manera imaginarla con mi sangre en sus manos me parece divertido, deseo ver que se ingenia.
—¿No intentaras lastimarme cierto? Tu madre me dijo que no me harían nada en esta casa —duda y sonrió.
—Dejare que hagas lo que desees pequeño infierno —me levanto y me acerco a ella —. Por otro lado, no estaré aquí todo el día todos los días, tengo que trabajar, mi madre está investigando lo que puede respecto a ti y yo lo hare personalmente cuando pueda, necesito que no salgas de aquí a menos que sea conmigo, pagare lo que resta de tu pregrado y me encargare de tus gastos personales, no tienes que preocuparte por nada.
—Espero que me des algún trabajo aquí para sustentar esos gastos, no pienso dejar que simplemente pagues todo sin nada a cambio.
—No tienes por qué, no lo necesito —su mirada me acusa, yo sé lo que piensa —. A menos que gustes satisfacerme de otra manera —la molesto, se ve exquisita con las mejillas rosadas por la molestia y sus cejas tratando de juntarse.
—No soy una prostituta idiota.
—Lo se cariño, no te preocupes —me poso frente a ella y le quito la galleta de las manos —. Te daré trabajo entonces, ha sido suficiente por hoy.
Empujo la mesa frente a ella y me acomodo entre sus piernas de rodillas no me costó mucho ver su ropa interior roja, no hizo falta más para sentir el delicioso aroma entre sus muslos, que se excite tan fácilmente me fascina.
—Ansiosa —me burlo acariciando sus muslos, aprieta sus labios avergonzada, pero no pasa mucho antes de que soltara.
—Puedo permitirme saciar mis deseos mientras busco la forma de volver a la normalidad, aunque sea con un idiota como tú, al menos en algo eres útil y no un problema —sonrió, no puedo estar en contra, si cree que me puede usar mientras me mata, lo hare con placer, su placer es el mío.
—Puedo permitirme complacerte, siempre y cuando me escuches haré lo que desees —menos dejarte ir.
—No te pases, puedo encontrar con quien satisfacerme sin dar nada a cambio fácilmente —mis ojos cambian de color ante el enojo que surge en mí, no puede, ni por un segundo, pensar si quiera en dejar que otro la toque, es mía —. No hagas eso idiota, asusta —dice al notar mis ojos y mis manos a sus costados, sé que le asustan, su respiración, ligeramente mas espesa me lo dice. Pero no me mueve, me deja cernirme sobre ella, lo que me dice que no termina espantarse del todo.
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El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)
FantasyYazlyn ha sobrevivido a las sombras de su pasado, sin saber que el mayor peligro está en los brazos de quien dice amarla; de la oscuridad que lleva dentro y que arde por ella. "Un deseo ardiente se apoderó de mí, inundando cada fibra de mi ser con...