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Un par de días después, Katsuki estaba en su cabaña, preparándose para irse a dormir, cuando alguien llamó a la puerta.
Había estado escuchando pasos fuera durante un rato, pero había decidido no prestarles atención. No era como que le interesara la existencia de otros licántropos además de la suya.
Tal vez debió sospechar cuando los escuchó acercarse a su puerta una y otra vez, siempre sin que ninguna palabra fuera musitada entre quien quiera que fuera que estuviera haciendo ese jodido alboroto.
Cuando por fin se animaron a llamar a la puerta, golpeándola con urgencia, Katsuki caminó hasta la entrada de mala gana y abrió con más violencia de la que era necesaria solo para toparse con su equipo esperando fuera.
O gran parte de su equipo. Ashido no estaba ahí.
Kirishima, que había sido quien llamó a la puerta, lo miró con el ceño levemente fruncido. No preguntó si podían entrar, puesto que eso no era común en Sekoto. Solo las parejas comprometidas y otras personas muy cercanas podían hacer visitas, pues de lo contrario, podían desatarse conflictos por la territorialidad.
Kaminari siseó suavemente y desvió la mirada; intentó dar un paso al costado para retroceder, pero Sero se lo impidió poniendo una mano sobre su hombro. Él también se veía incómodo. De hecho, los tres se veían excesivamente incómodos.
—¿Qué? —gruñó, harto del tenso silencio que no parecía hacer más que alargarse.
Kirishima se removió, visiblemente ansioso.
—Hay algo que queremos hablar contigo.
Katsuki volvió a mirar a Sero y Kaminari y ellos apartaron la mirada. Katsuki comenzó a entender qué era lo que estaba a punto de pasar.
—Estuvimos hablando hoy. —siguió Kirishima. —El equipo.
Mierda. ¿Iba a suceder ya? Ashido sí que era rápida.
—Llevamos unos días discutiéndolo. Era algo que ninguno había dicho en voz alta, pero que cada uno había estado pensando por su cuenta. —siguió Kirishima. Katsuki se quedó quieto, los ojos clavados en los del otro licántropo. —Y... no ha sido fácil para nosotros Bakugo; todos te respetamos y apreciamos lo que has hecho por el equipo.
Katsuki no había sido sincero con su equipo. Solo con Ashido había podido hablar de la verdad y eso había sido solo porque las circunstancias lo forzaron. Cuando ella supo la verdad de sus sentimientos por Deku, Katsuki le había hecho una petición. En aquel entonces no había sido parte de ningún plan, simplemente una opción que el cenizo soltó sin pensar y que ahora, sería clave en cómo el futuro del equipo se desarrollaría.
Miró detrás de su equipo, en donde la nieve estaba volviéndose cada vez más escasa; no faltaba mucho para que desapareciera por completo.
—Pero últimamente... no eres tú mismo. Nos has traído bastantes problemas y ya no estás tan presente en las cacerías como al principio. —Kirishima pareció reponerse de su nerviosismo y comenzó a hablar con mayor confianza. —Lo hablamos con el alfa y él está de acuerdo con nosotros.
—¿De acuerdo en qué? —preguntó, fingiendo que no tenía idea de cuales iban a ser las siguientes palabras de su segundo al mando.
—En que estás fuera del equipo, Bakugo.
Katsuki había estado preparado para escucharlo, pero incluso así, se sintió como clavarse una estaca en el pecho.
—¿Quién lo decidió? —preguntó lentamente. Sabía que Hakamada estaba en la casa vecina, muy probablemente escuchando la conversación. Más valía darle lo que quería.
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Respiro; [Katsudeku]
Fiksi PenggemarPersiguiendo el sol #2 Izuku lo perdió todo; su hogar, a su gente, a sus amigos y a Kacchan. "No tienes derecho a una vida pacífica, lo mereces por haber causado tanto dolor", se ha dicho a sí mismo tantas veces que no cree que pueda haber otra resp...