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─¿A quién estamos esperando, alteza? ─Preguntó Heng.

─Tú no sé, yo estoy esperando a Freen. ─Respondió con simpleza.

El mayordomo quiso reírse, la princesa seguía molesto por sus tantas interrupciones cuando estaba con la omega, pero mantuvo la compostura.

Y como si Becky la hubiese invocado, Freen apareció por las puertas del castillo, la mirada de Becky se iluminó y fue hasta la Omega, quien sonrió al verla.

─Princesa Armstrong, buenos días. ─Hizo una pequeña reverencia cómo saludo.

La alfa la abrazó, tomando por sorpresa a la más joven.

─Bienvenida otra vez al palacio, Freen.

─Ay no lo digas así, parece que llevo años sin venir. ─Le dijo mientras la veía divertida.

─Me tuteaste. ─Dijo bajito.

─¿Ah?

Becky sonrió, Freen la miraba confundida, ¿qué animal le había picado?

─Me acabas de tutear.

La omega abrió su boca en forma de "O", no se había dado cuenta de aquel detalle.

─Oh, lo siento, no me había dado cuenta.

─No, no, no, al contrario. ─Tomó las manos de la omega. ─Si lo hiciste significa que me tienes más confianza, eso me alegra.

─¿No le molesta que la trate de tú?

La alfa negó. ─Puedes hacerlo, no quisiera que mi futura novia me diga tratando de usted.

Maldita alfa, haces que cada vez caiga más a ti. Pensó Freen.

─Lo tomaré en cuenta, ya me tengo que ir.

─¿A dónde? ─Le pregunto la alfa en un tono infantil.

─¿Cómo que a dónde? Tengo que trabajar, iré a la cocina a avisarle a la señora Nam que ya regresé y luego me cambiaré.

─Quédate conmigo.

La omega la miró en desacuerdo, junto sus manos con las de la alfa.

─Mi princesa, me gusta estar contigo, créame. Tanto mi loba como yo amamos tenerla cerca.─Confesó con las mejillas sonrojadas. ─Pero, cómo le he dicho anteriormente, usted tiene responsabilidades que cumplir y no puede no hacerlas solo por mí.

─Sí puedo.

─No puedes. ─Insistió. ─Y si pudieras, yo tengo trabajo que hacer, ¿sino cómo me gano el dinero?

─¿Y si te pago para que estés conmigo? ¡Claro! Así las dos salimos ganando y pasamos tiempo juntas.

Ella rio, sin poder tomar enserio lo que había dicho la alfa.

─En serio me tengo que ir. ─Se acercó a la alfa y dejó un besito en su mejilla. ─Nos vemos más tarde, Becky.

Ahora fue el turno de la alfa quedarse estupefacta mientras veía como la omega se iba de allí.

La princesa y la sirvienta「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora