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Habían pasado dos semanas desde aquel suceso, semanas bastante estresantes para Freen.

Su mamá le contó lo devastada que estaba su tía, ella no se había atrevido a verla, no podía verla a los ojos sin pensar en lo mal que debía sentirse. Billy y los otros chicos fueron sentenciados a un año de prisión, al ser menores de edad, sus sentencias no eran de gran duración.

Ahora las aguas se habían calmado y Freen podía respirar tranquila.

─¿En qué piensas? ─Le preguntó Becky.

Freen volvió a la realidad, se encontraba en su habitación, Becky estaba acostada en su pecho.

─¿No deberías estar en tu oficina? Ayer dijiste que tenías una reunión con los demás reinos.

─Estoy mucho mejor aquí, contigo. ─Hundió su cara en el cuello de la omega, oliendo el aroma de Freen que tanto le gustaba.

La omega sonrió, nunca lo diría en voz alta, pero amaba cuando Becky le decía cosas así, le encantaba que le dijera que le gustaba estar con ella.

─Vamos, debes cumplir con tu deber.

─Mi mamá irá por mí, me dijo que pasara el día contigo. ─Confesó.

─¿En serio?

─Mjum. ─Asintió.

Volvieron a quedar en silencio, Freen paso su mano por el cabello de la alfa, llegando hasta su nuca para dar un pequeño masaje.

─Freen.

─¿Si?

─¿Alguna vez has pensado en tener hijos?

Dejó de mirar a Becky, jamás se había detenido a pensar en eso.

Es decir, su madre siempre le dijo que cuando fuera grande y tuviese una pareja y un hogar estable podría tener hijos, eso era lo que normalmente se hacía, pero jamás pensó en ello.

─Yo... Jamás lo he pensado. ─Admitió. ─Pero no me desagrada del todo la idea.

─¿Cómo del todo?

─O sea, no me desagrada tener un hijo, siempre se me han gustado los bebés y sería lindo tener uno que se pareciera a ti. ─Suspiró. ─Pero... Me da miedo a la hora del parto.

Había escuchado muchas historias de omegas contando su experiencia de parto, y créanme, la gran mayoría no eran muy lindas.

─¿Por qué la pregunta?

─Me puse a pensar hace unos días, sobre el futuro. ─Se acostó al lado de Freen.

─¿Y qué pensaste?

─Que quiero casarme contigo y-

─¿Casarte conmigo? ─Repitió con sorpresa.

─Sí, aún no claramente, aunque si tú quieres podemos casarnos ahorita.

─Becky.

─Lo que decía es que después de casarnos y disfrutar nuestros primeros años, podríamos tener unos piecitos corriendo por allí, solo digo.

─Becca.

─No te quiero obligar a nada, solo son pensamientos que tuve y-

─Becky. ─La interrumpió. ─Claro que me gusta todo lo que me estás diciendo, y claro que me gustaría que se cumplieran en un futuro.

─¿Entonces sí te quieres casar conmigo?

─¿Esto es una propuesta? ─Preguntó divertida.

─Puede ser, ¿quieres algo más romántico?

─No, así está bien.─ Se abalanzó besar a Becky.

Parece que ahora tendría una divertida historia para contarle a sus cachorros . 

La princesa y la sirvienta「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora