La princesa y la sirvienta「 Freenbecky 」

Extra 1

[ ESPECIAL DE LA CITA DE SARAH. ]

─Nos vemos aquí a las ocho ¿Okay? ─Le dijo Freen a sus hijas, quienes asintieron.

Sarah notó que su hermana se había ido con una chica que si no recordaba mal era una de las pocas amigas que tenía.

Por su parte, fue en busca del pequeño local donde trabajaba su (aún no) omega.

─¡Buenaaaas! ─Gritó al llegar, la señora Waraha (madre de la chica) se asomó, sonriendo al verla.

─Princesa Armstrong, es bueno tenerla por aquí, ¿qué se le ofrece?

─Mm, bueno, yo quería hablar con usted de algo, es medio como un favorcito. ─Confesó.

─¿Qué es? ─Preguntó algo intrigada.

─Bueno, yo quería saber si usted... Me daba permiso de invitar a comer a su hija. ─Dijo con las orejas rojas.

La señora Waraha se sorprendió al principio, pero luego una sonrisa volvió a estar en sus labios.

Su hija y la princesa Armstrong se habían vuelto cercanas desde hace ya un tiempo, se había vuelto rutinario verla venir a su puesto y que su hija y ella pasaran tiempo juntas.

─Claro que puedes, ahora solo falta preguntarle a Kath, aunque no creo que te diga que no, ya la llamo.

La alfa asintió y esperó pacientemente a que la omega apareciera, de repente sintió unas manos en sus ojos y el familiar olor a chocolate y miel.

─¿Quién soy? ─Dijo la omega intentando cambiar su tono de voz.

─Mmm, no sé, tal vez una omega de ojos muy lindos. ─Le siguió la corriente la alfa.

La omega le quitó las manos de los ojos, permitiéndole a la alfa por fin verla.

─¿Te parece que tengo ojos lindos?

─Los más lindos de todo el mundo. ─Le aseguró.

La omega se sonrojó por la respuesta, como siempre que la alfa soltaba ese tipo de comentarios.

─Bueno, a lo que vine hoy. ─Tomó las manos de la Omega. ─ Kath Waraha, ¿Quieres salir a comer conmigo hoy?

─¿A-ahora? ─La alfa asintió. ─Y-yo si quisiera, pero debo preguntarle a mamá y-

─Por tu mamá no te preocupes, le pregunté y me dijo que está bien.

─¿En serio? ─La alfa asintió otra vez. ─Pero también tengo que cambiarme, estoy hecho un desastre. ─Dijo mostrando su ropa.

─¿Cuál desastre? Estás perfecta. ─Dijo también examinando la ropa de la más bajita.

─Y-yo quisiera cambiarme, no me tardaré, en serio

La alfa aceptó gustosa, aún era temprano y podría darle chance a qué se hiciera la hora del almuerzo.

─No me tardo. ─Dijo la omega mientras se adentraba a la casa.

Ella por su parte, se dispuso a jugar con el gatito que Kath tenía, al parecer entraba en la pequeña lista de seres que ella mínimo soportaba.

─Ya podemos irnos. ─Informó la omega saliendo de la casa, quedando embelesada por esta cuando se volteó a verla. ─¿Qué? ¿Me veo mal?

─No, te vez más hermosa, ¿Por qué nunca te había visto con eso puesto? ─La omega sonrió.

─Porque lo uso para salir, no para trabajar.

─Tendré que invitarte a salir más seguido para que lo uses.

Y otra vez, Kath se volvió a sonrojar.