Capítulo 18 - Cumpleaños (parte 1)

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Una hora después, el coche de Paul disminuyó su velocidad para salir de la autopista. El granadino bajó su ventanilla y el aire fresco con aroma a pino inundó las fosas nasales de Martin, que inspiró profundamente para llenarse los pulmones. Era tan reconfortante salir de Madrid.
Unos minutos más tarde, Paul levantó la voz por encima de la música para avisar a los pasajeros de la parte trasera que estaban a punto de llegar a su destino. El vasco se revolvió en su asiento, haciendo que la cabeza de Chiara, que descansaba sobre su hombro, diera un par de botes antes de resbalar y acabar apoyada en su pecho. La menorquina ni siquiera abrió un ojo.

—Kiki—susurró Martin cerca del oído de su amiga—Ya hemos llegado, despiértate anda.

El click de una cámara lo sorprendió y cuando miró más allá del cuerpo de su amiga, observó cómo Denna lo miraba con una sonrisa enorme mientras le mostraba una tierna foto de los dos amigos en la pantalla de su teléfono.

—No me he resistido, es que estáis monísimos.

—¡A ver, enséñamela!—reclamó Alex, que se encontraba sentado junto a Paul, en el asiento del copiloto.

—¿Qué pasa?—preguntó Kiki con voz somnolienta, mientras se rascaba los ojos perezosamente.

Martin sonrió mientras la rubia mostraba su obra llena de orgullo a la menorquina y a su novio, este último no pudo evitar soltar un sonido que reflejaba la misma ternura que la fotografía emanaba.

Al principio, cuando Chiara se negó a entrar en el coche de Omar (dónde iba Ruslana) y se coló en el de Paul, Martin sintió un poco de ansiedad. Si bien es cierto que había hecho buenas migas con la pareja y el granadino, solo podía pensar que no tenía la confianza suficiente como para estar una hora entera metido en un coche con ellos. Pero lo cierto es que el viaje había sido tan ameno que la hora de autovía se le había hecho demasiado corta. Daba gusto hablar con Paul de cosas profundas, Alex era muy atento y Denna le transmitía unas vibras increíbles. Sin duda, habían hecho bien eligiendo ese grupito para ir hasta la primera parada del itinerario por el cumple de Juanjo. No quería ni pensar lo tenso que hubiera sido el viaje si hubiesen ido en el mismo coche que Rusmar. Quizás Chiara hubiera abierto la puerta y se hubiese lanzado en marcha al primer contacto entre la pareja. Y tampoco podía juzgarla, estaba seguro de que él se hubiera comportado igual de estar en su lugar.

—Hemos llegado a nuestro destino, caballeros y señoritas—anunció Paul tras aparcar, dándose la vuelta en su asiento para observar al grupito con una enorme sonrisa en su rostro—¿Propina para el conductor?

—Si hombre, encima que hemos tenido que soportar 40 minutos de charla infumable sobre fusión de estilos musicales te vamos a dejar propina, espabila Pablito—bromeó Alex antes de salir del coche y abrir la puerta trasera junto a la suya para que su novia lo imitara. Martin sintió una calidez familiar crecer en su estómago al observar el gesto atento del cordobés. Quizás era una tontería, pero era una tontería que a él le parecía encantadora. Hubiera dado lo que fuera porque la persona que no dejaba de revolotear en su mente tuviera ese gesto con él.

Pero esa persona no estaba en condiciones de hacerlo. Ni siquiera estaba cerca. Lo comprobó al salir del coche y acudir hasta el lugar en el que casi todos los amigos se habían reunido. Salma charlaba animadamente con Bea y Paul mientras Omar se deshacía en caricias hacia Ruslana, lo que provocó que Kiki, que andaba junto al vasco, hiciera una mueca de asco y bajara las gafas de sol de su cabeza para colocarlas frente a sus ojos, como si así pudiera evitar ver la escena. Denna se retocaba los labios en un espejito que Bea le había prestado, sin que su novio apartara la mirada de ella ni un segundo. Aún faltaba un coche por llegar, el coche en el que iban los restantes. Por suerte, no se hicieron esperar.

¿Quién es ese Juanjo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora