Capítulo 10 - Un puñetero cuatro

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Había extrañado dormir con la persiana levantada y que la habitación amaneciese bañada de sol. Era de esas pocas cosas de Madrid que le hacían recordar a Getxo. Aunque, habitualmente, los días despertaban oscuros y nublados en su ciudad, cuando el sol se hacía presente, su cuarto en casa de sus padres era el que más luz natural recibía. Al igual que su pequeña habitación de Madrid. O bueno, la habitación de Juanjo.

Se revolvió sobre las sábanas ante aquella aparición repentina del maño en sus pensamientos. No hacía ni un minuto que su mente se había desprendido del sueño y ya tenía al chico corriendo por sus pensamientos. Aunque lo cierto es que no le sorprendía en lo absoluto, de hecho era el no haber soñado con el maño lo que le asombraba, puesto que llevaba todo el fin de semana pensando en su encuentro del viernes por la noche en la cocina del productor de Naiara.

Juanjo no había dado señales de vida desde la mañana siguiente a ese momento, cuando le anunció a Naiara que tenía una comida familiar el domingo en su pueblo de Zaragoza y que iba a pillar un tren aquella misma mañana. No dio más explicaciones o eso es lo que decía Naiara, aunque el vasco no le creía una palabra. Al fin y al cabo, ella fue la que se escabulló junto al maño la noche del viernes, seguro que sabía lo que había pasado y seguro que estaba cubriendo al chico.

Por otro lado, Martin no había contado nada de lo ocurrido. Ni siquiera a las Ruski les había descrito la escena, pero únicamente porque no habían sido testigos de la atropellada salida de los mejores amigos y no le habían presionado para que les contara si su encuentro en la cocina había tenido algo que ver. Cuando el vasco volvió de la cocina, Kiki estaba entusiasmada charlando con Paul sobre música y Ruslana hacía lo propio sentada con Álvaro y Salma en la terraza mientras estos fumaban. Ninguna vio como Naiara abandonaba el piso del productor con la cara descompuesta mientras su mejor amigo tiraba de ella. Bueno, realmente Martin tampoco lo vio. Pero lo pudo intuir por el comentario de Paul, que bromeó con que los maños tenían cara de haber visto un ente. Evidentemente, Chiara ni se enteró de que estaban hablando.

Lo cierto es que, aunque la noche en casa del productor se había alargado hasta altas horas de la madrugada, Martin no había pensado en otra cosa no fuera la conversación que había tenido con el maño en la cocina de Míster Paul. Repetía en su mente la conversación palabra por palabra, simulaba cada pausa y cada silencio. Si en su mente quedaba alguna duda sobre si Juanjo se había enrollado con su ex, la forma en la que se quedó completamente callado ante la última intervención de Martin se lo terminó de confirmar. Y fue ese mismo silencio el que ensombreció aún más el ánimo del vasco. Una confirmación oficial lo hacía real. Juanjo, el compañero de piso de sus amigos, el hombre más atractivo que había visto en su vida, se había liado con Hugo y, por si fuera poco, la había tomado contra él. Aunque, realmente, en cierto punto entendía que pudiera sentir cierto recelo puesto que él mismo lo había sentido. Eso sí, nunca lo reconocería en voz alta.

—¡A LEVANTARSE PUMUKI O LLEGAS TARDE AL PRIMER DÍA!—Ruslana aporreó desde fuera la puerta del cuarto en el que dormía Martin sacándolo de sus pensamientos. Unos segundos después, la cabeza pelirroja de la ucraniana apareció por detrás de la puerta—He hecho café, amor. ¿Nos lo tomamos juntis?

Unos minutos después, Ruslana y Martin estaban sentados frente a dos tazas de café y varias tostadas en la cocina de su piso. La ucraniana hablaba sin parar, contando mil cosas distintas sobre cientos de temas. Hasta que no posó los ojos sobre su amigo no se pudo dar cuenta de que el muchacho se había quedado completamente absorto en sus propios pensamientos.

—Pumi, ¿entonces vas a volver a clases de interpretación conmigo? Creo que este año quieren hacer West Side Story—Ruslana elevó sus cejas de manera sugerente mientras miraba al vasco desde detrás de su taza de café antes de darle un sorbo. Consiguió lo que pretendía, Martin salió de su ensimismamiento para prestar atención por primera vez a las palabras de su amiga.

¿Quién es ese Juanjo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora