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Yuki no aparecía hacía días y los chicos estaban empezando a preocuparse, por su parte Oscar estaba que se tiraba de los cabellos porque su amigo nunca pero nunca había faltado a su trabajo y que lo haya hecho era sumamente raro.

El primer día incomunicados con el japonés pasó casi normal, pues pensaban que se estaba tomando un descanso del mundo que estaba conociendo, pero cuando la secretaria del menor llamó a Piastri para preguntarle si había tenido contacto reciente con él, las cosas comenzaron a tornarse serias. El primero en saber sobre la preocupación de Oscar fue Lando quien no dudó en ayudar a su pareja, el mayor luego les avisó a los demás que también se sumaron.

El último que lo supo fue Pierre y no por elección del modelo, porque si fuera por él no le hubiera dicho para evitar lo que vino después, así que se enteró por Russ.

—¿Qué Yuki qué? —fue lo primero que preguntó cuando George le dijo que no tenían noticias del menor desde hacía un par de días y que creían en la posibilidad de que hubiera desaparecido.

Pierre conocía el mundo en el que estaba metido y sabía que no era agradable y mucho menos pacífico, por eso un mal presentimiento lo atacó al escuchar esto.

Sentado en la oficina de su taller mecánico pensó en todas las opciones en las que Yuki pudo haberse dejado de hablar con ellos. Habían pasado días desde que se enteró y aún no había rastros de él, así que terminó por elegir en meterse en su casa para buscar evidencias.

No estaba contento de sus habilidades para abrir puertas fácilmente, pero agradecía contar con ellas, sobre todo cuando la cerradura hizo un ¡click! dejando abierto el hogar. La casa de Yuki era esa mezcla entre acogedor y simple, el espacio perfecto para que viviera una sola persona. Las paredes eran blancas y estaban llenas de cuadros con fotos, en la mayor parte de ellos estaba con Oscar quien formaba parte de su vida desde que eran pequeños, lo que hizo a Pierre sonreír.

Llegando al living fue cuando sus sentidos se pusieron alerta, los muebles estaban corridos contra la pared y una sola silla, que suponía que era de la cocina porque no combinaba con lo demás, estaba colocada solitariamente en el centro.

Al rededor del objeto había cuerdas con nudos y un pedazo de tela negro que colgaba del borde, ah, y una nota.

Tomó la hoja entre sus dedos y la guardó en su chaqueta con un sentimiento de miedo creciendo dentro suyo, la leería luego. Siguió avanzando a la cocina y encontró un vaso roto, marcas de zapatos en la isla del centro y precintos negros. Su corazón se estrujó al ver que esas cosas eran claros indicios de un forcejeo, pero lo que lo hizo sentir ira fue la silla en el living. Eso había sido tortura y estaba seguro.

Había visto ese método antes y cuando abrió la nota ya tenía una idea de quién podría ser. Rápidamente la arrugó y sacó su móvil para avisarle a los demás que había surgido una situación.

—Jaw, avísale a los demás que Esteban ha vuelto.

Un sonido ahogado salió del menor.

—Hace años que no aparece... ¿Cómo es posible? —intentó conectar algo que le diera la respuesta, pero fue en vano—. ¿Los demás también están aquí?

Pierre masajeó sus sienes con los dedos y suspiró, este era un tema que no se tocaba hace mucho tiempo.

—Lo último que sé es que uno de ellos había fallecido, Jaw —el solo mencionar eso hacía que su estómago diera un vuelco.

Miró por última vez la casa de Yuki y salió

—No tengo nada más de información.

—Está bien, Pierre. Ahora le avisaré a los demás, pero por favor vuelve a La Ciudadela, no estás a salvo —le dijo antes de cortar.

Yuki es el que no está a salvo, Pierre pensó para sí mismo, y el solo imaginar qué el menor estuviera sufriendo por culpa de él y sus problemas del pasado lo hacía sentir como la peor persona del universo.

Él conocía a Esteban, sabía cómo trabajaba y eso quería decir que recuperar a Yuki no sería fácil. Esteban era bastante testarudo, algo que él y Pierre compartían, por lo que cuando algo se le metía en la cabeza hacía todo por conseguirlo. Estaba al tanto de que buscaba venganza, pero aún no sabía cómo había llegado a Yuki, el menor y él nunca habían estado solos fuera del La Ciudadela entonces no comprendía como había dado con él.

—Al menos que tengamos un soplón infiltrado —habló Golden para los demás cuando Pierre los llamó para una reunión de emergencia en el garaje de su trabajo.

—Quiero que Russ y Alex revisen a todos, pidan sus identificaciones y compárenlas con el libro de miembros oficiales —ordenó a la pareja que inmediatamente salió del lugar.

—Debemos mantener la cabeza en frío —volvió a hablar, pero esta vez dirigiéndose a Oscar—. Si damos un paso en falso todo puede arruinarse.

El australiano asintió entendiendo, lo que menos quería era que su mejor amigo saliera lastimado por dejar que sus emociones tomaran posesión de él. La mano de Lando trazaba círculos en su muñeca intentando alejar pensamientos negativos e intentando relajarlo.

Oscar agradecía tenerlo a su lado porque si no fuera así estaba seguro que ahora estaría hecho un desastre emocional y tomando decisiones incorrectas.

—¿Y nosotros? —la voz de Golden se escuchó junto a Jaw que lo miraba atento por órdenes.

—Ustedes van a patrullar el perímetro, quiero personas en cada salida y entrada de este lugar. Cada cinco que haya un par de autos por si se produce una persecución.

Pierre estaba tomando medidas para proteger a las personas dentro de su ciudad, de su hogar, pero ahora debía centrarse en buscar a Yuki.

—Lando y Oscar quiero que estén libres por cualquier situación inesperada que suceda —miró a la pareja que quedaba—. Cuando el soplón le avise a Esteban que estamos moviéndonos estoy seguro que se presentará él mismo o mandará un elemento sorpresa, por ello los necesito.

Lando apoyaba a su líder, correría a su lado y protegería la Ciudadela siempre que lo pidiera, pero ahora negó con la cabeza.

—Deja fuera de esto a Oscar, Pierre.

—Lo siento, Lando, pero no —la petición fue denegada—. Él es parte de esto.

—Si él va entonces yo no lo haré.

—Norris...

Oscar abrió los ojos y paró la situación antes de que se saliera de control, Pierre había llamado a su pareja por su apellido y eso era una advertencia. Se giró hacia su pareja y tomó su rostro entre sus pequeñas pero largas manos para que lo mirara.

—Puedo hacerlo, Lando —acarició su mejilla—. No me pasará nada, además, hacemos un buen equipo.

El mayor miró a los ojos de su pareja y vio como buscaba reconfortarlo con ellos, suspiró accediendo.

—Está bien, pero a la primera de que las cosas se pongan feas quiero que te vayas.

El australiano le prometió que se alejaría del peligro y su novio pareció calmarse. Ambos miraron al líder que parecía perdido en sus pensamientos a la vez que fumaba un cigarrillo rápidamente.

—Lo recuperaremos Pierre —la voz de Oscar salió temblorosa, la vida de su amigo estaba en juego y harían todo lo posible por tenerlo de vuelta.

Pierre apagó el cigarro en el piso y miró con ojos preocupados al menor.

—Espero que estés en lo correcto porque si no es así no sé qué haré, Oscar.

Estaba nervioso, nunca se había sentido así de intranquilo desde que era un adolescente. Yuki había desaparecido y su peor pesadilla se estaba haciendo realidad, cada segundo que pasaba podía ser menos vitalidad en el cuerpo del bajito. Con un movimiento de mano dejó que los demás salieran y cerró la puerta.

Pierre sabía que Esteban no solo había aparecido para buscar venganza porque si fuera ese el motivo se lo hubiera llevado a él y no a Yuki.

—Alguien ha contratado a Esteban para que haga uno de sus trabajos sucios —le dijo a Jaw cuando se encontraron solos en el taller mecánico de la Ciudadela, horas después.

El menor suspiró, esto no era lo que había imaginado cuando su primo volvió a la ciudad. Pensó que sería todo como antes, los chicos y él corriendo, tomando cerveza y riéndose, definitivamente no había esperado un caso de secuestro y menos que su legado familiar volviera a encontrarlos.

—Está furioso contigo, Pierre, puede que se haya llevado al chico para molestarte.

El nombrado negó con la cabeza, seguía asegurando que Esteban no era alguien calculador, si hubiera querido asesinarlo lo hubiera hecho sin pudor. Para eso los habían entrenado después de todo, ¿verdad?

Jaw volvió a abrir la boca para hablar, pero la puerta se abrió de golpe dejando ver a cuatro chicos. Oscar solo estaba pálido siendo sostenido por Lando que fruncía su ceño, al lado de ellos dos Russ y Alex una tableta y unos papeles.

—¿Cuáles son las noticias? —preguntó rápidamente, el suspenso lo estaba matando. Necesitaba saber algo del paradero del menor o enloquecería.

Lando miró George y le asintió para que le comunicara lo sucedido.

—Encontramos al soplón, no estaba en nuestros registros y su ID no correspondía con ninguno en el sistema —Russ le tendió la tableta donde se reproducía un video que captaron las cámaras de seguridad.

Un chico de alta estatura, delgado y con vestimenta negra que tapaba su cabeza se movía rápidamente logrando evitar la mayor parte de las cámaras, salvo una. Pierre pausó el video y aumentó el tamaño haciendo zoom en la cara del sujeto, su ropa podría estar tapando gran parte de su cuerpo, pero sus cabellos sobresalían lo suficiente para que el corredor lo reconociera.

De la capucha unos mechones color azul dejaba al descubierto la identidad del soplón. La tableta reventó contra una de las paredes haciéndose pedazos en el suelo.

—Lo tuve enfrente mío —murmuró llamando la atención de los presentes—. El día que volví estaba trabajando como bartender, no pude reconocerlo en el momento por su cara. Dios, está tan cambiado.

—Diablos, en serio es Kimi —susurró Jaw mientras se cubría la boca del asombro.

—Esto es personal, él lo ha contratado —tambaleante Pierre se apoyó en una de las sillas del lugar, si seguía así se desmayaría—. Esa rata inmunda sigue queriendo mantenerse en lo alto sin importar cómo.

Tenían más noticias y tampoco eran buenas, para terminar todo más rápido Lando empujó suavemente a Oscar que aún pálido le tendió su celular al del mullet, un chat estaba abierto y en lo alto aparecía un nombre: Shotaro Tsunoda.

La miniatura del video que el empresario le había mandado a Oscar hizo que las piernas de Pierre flaquearan de nuevo y que su sangre se helara.

—Shotaro le envió esto a Oscar apenas terminó de hablar con él por teléfono —contó Lando—. Le llamó porque un número desconocido le mandó el video.

Las manos de Oscar temblaron y con un nudo en la garganta Pierre tomó el móvil de sus manos, apretó reproducir y su mundo comenzó a dar vueltas.

Esteban apuntaba su arma hacia la persona con la cabeza cubierta por la bolsa negra, mirando fijamente a la cámara con esos ojos que Gasly conocía a la perfección, sonrió y desveló a Yuki debajo de la tela.

Se veía tan deplorable, tan ido, tan lastimado, que Gasly solo quiso correr abrazarlo. Ya no era ese Yuki luminoso y alegre y eso lo mataba lentamente por dentro.

Pierre ahogó un grito cuando el chico cargó el arma, preguntó (algo que no escuchó pues todos sus sentidos se habían apagado) y disparó.

Speed Demons escuchó el sonido del revólver y todo pareció ir en cámara lenta, Oscar volvió a desvanecerse, Russ se sobresaltó y se refugió en los brazos del pelirrojo, Golden y Jaw solo estaban con las cabezas bajas intentando suprimir sus sentimientos.

Los ojos lagrimosos de Yuki que antes miraban a la cámara deseando que Pierre lo salvara ahora estaban dirigidos hacia el suelo, su cabeza caía sobre sus hombros y ninguna otra parte de su cuerpo se movía. Ni sus manos, ni su pecho.

Yuki no se movía y Pierre sintió morir.

gasoline and fire ★ yukierreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora